José Rafael López Padrino
Sábado, 1 de octubre de 2011
El fachochavismo bolivariano evidencia cada día más sus fracasos y su
peligrosa vocación totalitaria. Hoy cava su propia tumba al dejar de ser
una alternativa emancipadora para los explotados, y convertirse en un
peligroso instrumento de enajenación ideológica.
En estos 13 años no se ha construido ningún socialismo, ni poder popular
autónomo, ni democracia protagónica y mucho menos se ha gestado el
empoderamiento de los explotados y excluidos. Todo lo contrario, se ha
consolidado una estadolatría política y económica que ha dado vida a un
régimen populista, despótico, corrupto, excluyente y explotador.
Se trata de un anquilosado capitalismo de Estado, que impulsa políticas
asistencialistas (misiones), maquilladas con una falsa retórica
socialista. Programas sociales que aunque no resuelven el problema
estructural de la pobreza, si conllevan a una obediencia incondicional
de los beneficiados a la agenda política del proyecto dominante del gran
estafador. Por ello el infame carácter enajenante de dichos programas.
Si bien la pobreza estructural no es un fenómeno social nuevo, en estos
últimos años su intensidad, extensión y heterogeneidad se han
incrementado. El falso predicador de Miraflores ha sido incapaz de
reducir la pobreza estructural y muchos menos erradicarla. La realidad
es que a los "viejos pobres", hay que sumarle los "nuevos pobres"
provenientes de los sectores medios empobrecidos como consecuencia del
descalabro económico durante estos últimos años.
Escudado en un engañoso discurso socialista, el gran caporal ha impuesto
políticas neoliberales de ajuste estructural (pago de la deuda externa,
flexibilización laboral, intervención del movimiento sindical, entrega
de la riqueza petrolera a las transnacionales -empresas Mixtas-,
impuesto regresivo (IVA), endeudamiento irresponsable -se incrementó en
un 53% durante el primer semestre del 2011-, etc.).
El fachochavismo no se fundamenta en factores ideológicos, sino en lazos
míticos-religiosos hacia el líder del proceso, el comandante-presidente.
Han sido hábiles en hurgar perversamente las necesidades (vivienda,
alimentación, trabajo, salud) de los más depauperados a fin de coartar
su voluntad política mediante el chantaje.
El fracaso del proyecto del tte coronel es una muestra de los límites
ideológicos de los proyectos nacional-populistas que pululan en nuestra
América, los cuales por encima de todo buscan eternizarse en el poder.
El fachochavismo es un proyecto fracasado por su gran orfandad
ideológica, por sus prácticas en contra de los trabajadores, por sus
abusos confiscatorios de la pluralidad política, por sus praxis
fascistas, y por sus afanes militaristas. En resumen, porque adolece de
una propuesta contrahegemónica como alternativa para la construcción de
una sociedad alternativa en el siglo XXI. Son los sepultureros de las
esperanzas e ilusiones que en un momento dado despertaron entre los
humildes y explotados.
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