Thursday, August 25, 2011

La maldición del populismo

La maldición del populismo
Antonio Sánchez García
Jueves, 25 de agosto de 2011

¿Saben Juan Manuel Santos y la Sra. Kirchner sobre qué cenizas
ideológicas posaban al tomarse esa foto? Temo muy seriamente que ni
siquiera tenían conciencia de que haciéndolo, le rendían tributo a una
siniestra tradición latinoamericana

No toco el tema por veleidad pictórica o capricho de crítico de la
cultura. Lo traigo a colación porque constato, con suficientes elementos
de juicio, que parte muy importante de la oposición venezolana aún se
encandila con el perverso fulgor del populismo, último parapeto de una
izquierda venezolana que no termina de romper el cordón umbilical que la
ata al castro chavismo. No por casualidad sirvió en su momento de
plataforma político financiera del monstruo al que ella misma diera
vida, para fabricar luego el caballo de Troya de la alianza política que
lo llevara al Poder.Antonio Sánchez García Insólitos pero ya
habituales caprichos de la red me llevaron, de la mano de un twitter
inesperado, a dar de frente con una foto extraordinariamente reveladora,
que bien podría ser considerada una imagen palaciega. En ella se ve al
presidente de Colombia, Don Juan Manuel Santos, con la presidente de
Argentina Cristina Fernández. El, de riguroso traje azul y corbata de
seda celeste, empalagoso, laqueado, con esa apostura de excelso cliente
de la peluquería más cara y exclusiva de Bogotá. Y esa sonrisa de
satisfacción que no lo abandona ni en los momentos más comprometidos.
Ella, tan triunfadora y sonriente como él, aunque con un lejano dejo de
melancolía, de luto estricto y muy velasqueño, como señora de la Corte
de El Prado, piernas de tobillos tan propios de una matrona gallega.
Es una foto en pose, clásica de una visita de Estado, que no
tendría mayor significado si no fuera porque o ella o él, en una
decisión posiblemente caprichosa, decidieron posar frente a un cuadro
descomunal, como los inmensos óleos palaciegos que pintara Diego de
Velázquez para Don Felipe IV, que muestra a la pareja presidencial que
gobernara dictatorialmente a la República Argentina entre 1946 y 1952,
año de la muerte de un cáncer fulminante de quien fuera considera la
reina de los descamisados, Doña Eva Duarte, Evita. La pintura no tendría
mayor valor artístico si no reflejara fielmente la estética de la época,
propia de la iconografía de revistas de amas de casa y señoras de
peluquerías en los años de la post guerra. Al verla recordé de inmediato
alguna portada de una revista femenina llamada PARA TI. Pudo haber sido
cualquier otra pareja de la época: Francisco Franco y Doña Pilar o
Adolfo Hitler y Eva Braun, si por entonces la pareja de recién casados
no hubiera estado calcinada entre las ruinas del Bunker del Tiergarten.
Para mantener la simetría, y posiblemente sin tener
conciencia del significado ominoso que salta de inmediato a la vista al
ver a dos mandatarios electos democráticamente posando a los pies de una
pareja que arrastró a la Argentina al primer imperio del caudillismo
populista de América Latina, que le pusiera punto final al auge de la
Argentina como potencia mundial, y cuyo influjo conformara los primeros
atisbos del castrismo y una de sus últimas excrecencias, el chavismo
venezolano, don Juan Manuel Santos escogió de sombra iconográfica
protectora al también siempre sonriente Juan Domingo Perón – el hombre
que no sudaba, como proclamaban maravilladas sus masas de seguidores - y
ella, doña Cristina Fernández viuda de Kirchner, a la siempre
deslumbrante Evita Duarte – barnizada de eternidad, malhablada como un
matarife y procaz como una madame de Pigalle. Me pregunté de
inmediato: ¿qué dirían ambos mandatarios si en una visita a la austera y
discreta Angela Merkel, jefe de gobierno de la República Alemana, en el
reconstruido Reichstag de Berlín, se encontraran en un salón protocolar
con un cuadro de igual tamaño y similar estética representando a Adolf
Hitler y Eva Braun? Por cierto, aliados de Juan Domingo Perón durante la
Segunda Guerra Mundial. O en El Quirinal a Benito Mussolini, prohombre
que gestara la personalidad política de Perón, con Rachele, su esposa?
¿Saben Juan Manuel Santos y la Sra. Kirchner sobre qué
cenizas ideológicas posaban al tomarse esa foto? Temo muy seriamente que
ni siquiera tengan conciencia de que haciéndolo, le rendían tributo a
una siniestra tradición latinoamericana que, a pesar de los inmensos
avances tecnológicos, políticos, sociales y económicos de la modernidad,
la globalización y la ampliación universal de nuestra perspectiva
científica, continúa tan vigente como en los tiempos de Rómulo Gallegos
y Doña Bárbara. Encadenándonos al subdesarrollo, al estatismo, a la
estupidez. La perseverancia del caudillismo autocrático, la barbarie de
la violencia como arma política, la sumisión espiritual de las grandes
mayorías a proyectos trasnochados y delirantes que lastran nuestros
esfuerzos emancipadores y nos anclan a las tinieblas de montoneras y
caudillos de siglos pasados. Perón fue el gran aliado de los
tiranos bananeros de mediados del siglo XX. Sus protectores eran Chapita
Trujillo, Marcos Pérez Jiménez, Fulgencio Batista, Rojas Pinilla,
Alfredo Stroessner, Carlos Ibáñez del Campo. Supo, en premonitorio y
astuto distanciamiento de todos ellos, encontrar en las masas de
desarrapados– los cabecitas negras - la clave de su sostén político. Fue
la enseñanza que extrajo del nazismo alemán y del fascismo italiano. La
misma que sustentara a Fidel Castro y hoy aún mantiene en el poder a
Hugo Chávez, ese "factor de estabilidad de Venezuela", en palabras del
confitado Juan Manuel Santos. No toco el tema por veleidad
pictórica o capricho de crítico de la cultura. Lo traigo a colación
porque temo, y con suficientes elementos de juicio, que parte muy
importante de la oposición venezolana aún se encandila con el perverso
encantamiento del populismo, último parapeto de una izquierda venezolana
que no termina de romper el cordón umbilical que la ata al castro
chavismo. No por casualidad sirvió en su momento de plataforma político
financiera del monstruo que ella misma armara, para fabricar luego el
caballo de Troya de la alianza política que llevara al caudillismo
militarista y autocrático al Poder.

sanchezgarciacaracas@gmail.com

http://www.analitica.com/va/internacionales/opinion/7088810.asp

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