09-Oct 11:10 am|Ariana Guevara Gómez
Expertos consideran que se trata de un irrespeto, pues se obstaculiza la
apreciación de bienes representativos de una época
Los edificios en Caracas están juntos y se solapan. Esa cercanía afecta
la contemplación de lugares con valor histórico que, además, son
característicos de la ciudad. Proyectos recientes han repetido esa
tendencia. La historia queda, así, disminuida frente a nuevas
construcciones.
Al pasar por la avenida Bolívar no se puede observar con facilidad la
estructura del Nuevo Circo. El Museo Nacional de Arquitectura, que
comenzó a construirse en 2009 y cuya culminación está prevista para este
año, impide la apreciación de la fachada de la obra. Detrás del nuevo
edificio de tres pisos se esconde un monumento histórico nacional
declarado en 1984, que fue inaugurado en 1919 como centro de
espectáculos, y restaurado a partir de 2006.
Este no es el único lugar de la ciudad que se ve minimizado por obras
nuevas. Otro caso es el de las escaleras de El Calvario: al pasar desde
la avenida Sucre hacia el centro, un conjunto residencial en
construcción impide la vista de los escalones. Los bloques tendrán 62
viviendas y 3 pisos 2 de ellos ya están avanzados. El parque El
Calvario es un bien con valor histórico, construido con reminiscencias
francesas por orden del presidente Antonio Guzmán Blanco, que lo
inauguró en 1883.
También Guzmán Blanco decretó, en 1874, la transformación de la iglesia
de la Santísima Trinidad en Panteón Nacional. La cara norte de esta obra
quedará arropada por el Mausoleo de Bolívar, una estructura de 52 metros
de altura, actualmente en construcción, que albergará los restos del
Libertador.
Algo similar ocurre con el monumento que se erigió para la conmemoración
del bicentenario del 19 de Abril de 1810. La obra afecta la plaza San
Jacinto, que diseñaron en 1967 Carlos Guinand Sandoz y José Tomás Sanabria.
En sus alrededores están la Casa Natal del Libertador y el Museo
Bolivariano. El emblemático reloj de sol que se encuentra allí se ve
minimizado por la estructura vertical, de líneas negras y rojas, que
alcanza los 47 metros de altura.
Raíces invisibles. La Ley de Protección y Defensa del Patrimonio
Cultural establece específicamente que debe evitarse que las nuevas
construcciones restrinjan la visibilidad de las anteriores.
Carlos Sierra, voca l del Colegio de Arquitectos de Venezuela, seña la
que la minimización de sitios patrimoniales es una actitud irrespetuosa.
Recalca que las construcciones históricas deben mantenerse despejadas:
"Hay ciertas cosas que son símbolos de la ciudad, que tienen
características de una época o son puntos de referencia. Si se empieza a
taparlas, se ocultan raíces, sitios de orientación. Se desmejora la
exaltación de los monumentos".
El Colegio de Arquitectos de Venezuela emitió un comunicado para
denunciar la construcción del Museo Nacional de Arquitectura que,
paradójicamente, afecta una estructura de valor arquitectónico. Señalan
que una obra de esta envergadura no puede construirse sin considerar el
entorno.
Iris Rangel miembro de la Asociación para el Rescate del Patrimonio
Histórico de Venezuela, dice que se trata de una distorsión. "Desde hace
mucho tiempo hay una destrucción patrimonial. ¿Por qué minimizar lo poco
que nos queda?", pregunta. Agrega que el turismo histórico puede verse
afectado por esta situación y que hay que evitar la edificación de otras
obras que obstaculicen la contemplación de la historia.
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