Saturday, October 22, 2011

La robolución viaja en carretera

La robolución viaja en carretera
Francisco Rivero Valera
Sábado, 22 de octubre de 2011

Para comenzar, seguro que le dicen: cuidado con los huecos, las fallas
del borde, los puentes caídos, las irregularidades del pavimento y los
policías acostados. Y es que desde Maracaibo hasta Coro hay 250
kilómetros con 105 reductores de velocidad, huecos, puentes dañados e
irregularidades al gusto.

En ese panorama, la carretera Falcón-Zulia parece queso palmita. Pero le
dicenla carretera de las malas palabras, por las mentadas de madre que
se le salen al viajero con cada policía acostado y cada hueco en la vía.

Eso quiere decir que si son 105 reductores de velocidad e
incuantificable el número de huecos, la cantidad de malas palabras
también es incuantificable, similar al lenguaje literario del chavismo.
Los niños, por tanto, viajan en Venezuela con las manos en los oídos o
con un gorro tapa-orejas, a lo boliviano; y los adultos en paranoia
constante por los accidentes, los daños mecánicos en el tren delantero y
los cauchos.

A las carreteras de las malas palabras también se les puede llamar
carreteras del hambre porque la gente se instala en los reductores de
velocidad para vender comida. Venden café, cachapas con o sin queso,
arepas de maíz pilado, cocadas, agua mineral, platanitos, casabe. O
lentes y gorras para el sol. Lo que falta son cajeros automáticos y
puntos de venta, como avance tecnológico de esa política chavista de
pleno empleo informal.

De paso, la actividad comercial se está diversificando tanto en las
carreteras del hambre que la delincuencia también se instaló para vender
drogas y realizar atracos.

Este pésimo estado de las vías no es exclusivo del Zulia ni de Falcón,
es el escenario general de todo un país con carreteras destruidas por la
pésima política de mantenimiento y construcción de este gobierno
comunista, que está haciendo lo único que sabe hacer: acabar con todo.

En otros países, verbigracia Europa y el imperio, no instalan policías
acostados para reducir los accidentes o, mucho menos, para aumentar el
empleo informal. En esos países construyen autopistas con 6 a 10 canales
de circulación en un solo sentido, sin huecos, con peajes y excelentes
recursos de señalización y automatización de los servicios. Nada de
carreteras con huecos o con señalización hecha de potes de gasoil, ramas
de árbol, bolsas plásticas de supermercado. Ni baños asquerosos que
obligan al uso del pañuelo por insalubridad. Son países que trabajan
para lo único que saben hacer: mejorar la calidad de vida de la gente.

Venezuela es otra cosa.

En nuestro país se encuentra en la ruina el 80% de la vialidad, con daño
estructural de 3.000 puentes. C Herrera. Y es la evidencia de la
ineficiencia y corrupción de un gobierno que en 13 años que ha vuelto
puré el astronómico ingreso de un millón de millones de dólares; un
presupuesto nacional superior a 200 millardos de bolívares; 45 millardos
de la Ley Especial de Endeudamiento y más de 4.569 millones de bolívares
del presupuesto del Minfra.

Y algo más, como para llorar: Venezuela es el primer productor de
asfalto en América Latina, con 27 mil barriles diarios.

O sea: la robolucion se pierde de vista.

O, mejor dicho, viaja por esas carreteras de la ineficiencia y la
corrupción, arrastrando a Venezuela hacia un destino fatal: a expaís, al
comunismo y a la ruina.

Sálvese quien pueda. Hasta el 2012.

Amén.


riverovfrancisco@hotmail.com

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/9988529.asp

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