de los derechos humanos
09-Oct 08:57 am|Movimiento 2D / Democracia y Libertad
La "verdad" de Venezuela será expresada a través de una delegación
oficial monolítica, que no tendrá sino una sola "verdad"
El Gobierno envió a Ginebra una delegación integrada por representantes
de todos los poderes del Estado (menos el CNE) para orquestar una
"operación propaganda" ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU,
con el propósito de "salir bien parados" del Examen Periódico Universal
que el organismo multilateral lleva a cabo sobre los países.
La mejor demostración de la conciencia temerosa del Gobierno bolivariano
la resumen los propios integrantes de la delegación, desde la presidenta
del TSJ, la fiscal general, el ministro del Interior, el procurador y el
canciller, jefe, que ha prometido llevar al mundo la verdad, según sus
palabras: "Vamos a llevar como estrategia principal poner la verdad de
nuestro país. ¿Cuál es nuestra verdad? Nuestra patria está transitando
un camino de construcción de un Estado y de una sociedad que rompa,
definitivamente, con los mecanismos de la sociedad y el Estado
neocolonial de discriminación, opresión, persecución, represión de las
mayorías nacionales".
La "verdad" de Venezuela será expresada a través de una delegación
oficial monolítica, que no tendrá sino una sola "verdad". La gran
mayoría de países no tendrán que hacer tantas maniobras, porque en sus
delegaciones concurrirán representantes de todos los sectores de su
sociedad.
Como países democráticos no tendrán que jurar ante la comunidad mundial
que "no violan los derechos humanos", que "no reprimen a los ciudadanos"
ni pretenden tampoco "controlar la sociedad contra viento y marea", que
"no tienen presidentes que se eternizan en el poder", que "no se
proponen implantar un sistema totalitario", que "no exterminan la
propiedad privada", que "no usan los recursos del Estado y de la nación
como las armas de la demagogia de sus campañas electorales" ni tampoco
"monopolizan los medios de comunicación oficiales, pagados por todos los
ciudadanos a través de los impuestos" para la prédica propagandística y
el ataque más violento contra todos los que disientan del dogma
comunista o, como ahora lo llaman, "socialista del siglo XXI", según la
piadosa metáfora.
El Gobierno bolivariano ha querido presentarse ante la comunidad mundial
como un "gobierno inocente", cuyos ministros son almas de Dios,
incapaces de hacer el mal, ni de conspirar sistemáticamente, ni de
atentar contra los derechos humanos de 30 millones de habitantes, ni de
expropiar a modestos propietarios, ni de arruinar a los productores
nacionales para enriquecer a los productores de otros países. Ni meterse
en la vida de cada persona. Ni de inculcarles a los niños que en
Venezuela sólo hay un "líder único", "un pensamiento único", "una verdad
única".
Venezuela, según los delegados de la misión oficialista, está en
vísperas de convertirse en otra isla de felicidad, y si no lo ha logrado
hasta ahora es por culpa del imperio que se obstina en consumir cada vez
más petróleo socialista. Esta amenaza del imperio norteamericano la
neutraliza el Gobierno bolivariano con los tratos con otros imperios,
como Rusia y China. (Se advierte que estos no son vínculos
neocoloniales. Nadie debe equivocarse).
Los delegados ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU no tuvieron
tiempo de inscribir entre las grandes contribuciones del líder de la
revolución la iniciativa de "otra OPEP", en esta ocasión integrada sólo
por los megaproductores, Rusia, por ejemplo, según la expresión
presidencial. Una idea igualitaria, equitativa, democrática, sin duda. A
los que no sean "megas" que se los lleve el diablo. En pocas palabras,
hay que acabar también con la OPEP porque la actual OPEP "no hace caso,
está al servicio de Occidente". O sea, que no le ha suspendido el
suministro al mundo para defender al oculto Muamar Gadafi.
Al informe de la delegación oficial de Venezuela ante el Consejo de los
Derechos Humanos de la ONU le faltó un capítulo, pues, por razones de
solidaridad, ha debido sostener que los derechos humanos en Venezuela
gozan de la misma condición privilegiada que tienen en Irán, Corea del
Norte, Bielorrusia, Zimbabue o Cuba. O la que tenían en la Libia
soberana y patriótica del coronel Gadafi. Esa es parte de "nuestra
verdad" y, no cabe duda, ha debido exponerse también. Ninguna "verdad"
lo es si no es la verdad completa. No se puede fragmentar. De mucho
mayor impacto habría sido un informe conjunto, todos a una: ¡Somos los
campeones de los derechos humanos en el mundo! ¡Viva la tolerancia, viva
el pluralismo, viva la libertad!
Movimiento 2D / Democracia y Libertad
Caracas, 9 de octubre 2011
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