20-Oct 05:21 am|
La situación crítica que ha obligado a instrumentar nueve planes
excepcionales de compras de alimentos se origina en las políticas
económicas equivocadas del Gobierno que afectan a la población,
especialmente a los hogares pobres
El pasado 11 de octubre apareció en Gaceta Oficial el decreto 8.503,
mediante el cual se aprueba el "IX Plan Excepcional para el
Abastecimiento de Alimentos de la Cesta Básica, Materia Prima para la
Elaboración de Alimentos y Otros Productos Agroalimentarios de Primera
Necesidad". Esto comprueba que los ochos planes excepcionales anteriores
no pudieron resolver el problema. Aunque, a veces, permitieron
disimularlo mediante costosas importaciones masivas, muchas de las
cuales se pudrieron en Pdval.
El plan actual es más urgente porque la crisis de abastecimiento se
asoma en un año electoral. Y si hay algo que el pueblo no perdona es
carecer de los productos necesarios para alimentar a sus familias. Por
esa razón el plan cubre los 300 días que faltan para las elecciones.
Para intentar evitar el desabastecimiento, la red estatal de venta de
alimentos hará compras por 21.172 millones de bolívares (4.923 millones
de dólares) y adquirirá 4,9 millones de toneladas de productos de
consumo masivo, el doble de las adquisiciones efectuadas en el pasado en
períodos comparables. Lo que muestra que el problema, lejos de
resolverse, se ha agravado. Se establece que cerca de 60% de los fondos
sean para importaciones, lo que confirma además la dependencia creciente
de las mismas.
Estas medidas de emergencia, por no decir de pánico, muestran el fracaso
de las políticas destinadas a lograr la soberanía alimentaria, tan
publicitadas por el Gobierno. La soberanía alimentaria consiste en que
el país sea capaz de producir sus alimentos. Si debe importar
crecientemente más, significa que está retrocediendo.
Con dos agravantes: primero, la incapacidad de las empresas estatales
para almacenar y distribuir estos grandes volúmenes, demostrada por la
pérdida por pudrición de importaciones anteriores, se multiplica cuando
ellos se incrementan al doble. Segundo, el hecho de importarlos y
venderlos a precios subsidiados desestimulará la producción nacional,
con lo que se agudiza la pérdida de soberanía. A lo anterior se debe
añadir la reducción de la producción por parte de las empresas
confiscadas y a causa de las expropiaciones arbitrarias de tierras y de
fincas.
Las importaciones de alimentos han subido 457% en los últimos 8 años.
Mientras en 2003 fueron de 2,34 millardos de dólares, el año pasado
alcanzaron a 13,05 millardos y se prevé que este y el próximo año sean
muy superiores. La alternativa es el desabastecimiento.
La situación crítica que ha obligado a instrumentar nueve planes
excepcionales de compras de alimentos se origina en las políticas
económicas equivocadas del Gobierno que crean inflación y/o
desabastecimiento y afectan a la población, especialmente a los hogares
pobres.
Perjudican también al fisco y lo obligan a endeudarse o a desviar
recursos desde otros programas prioritarios. Y, por su improvisación y
falta de controles, promueven la corrupción, como lo han demostrado
experiencias anteriores.
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