Franzel Delgado Sénior
Martes, 22 de noviembre de 2011
Hoy, nuestra Medicina está herida de muerte. Por alevoso homicida
conocido, con su puñal de perversidad, disimulado entre los mandados de
sus subalternos que junto a él adquieren una deuda imperdonable con la
población venezolana.
A cuantos seres humanos están empujando a las
sombras irreversibles del sufrimiento y de la muerte
La voz de los que aún adolescentes decidimos donar miles de días y de
noches de nuestras vidas, la voz de los que por años pedimos en préstamo
sin retribución tantos momentos de ausencia a nuestras esposas e
hijos,la voz de los que aprendimos a igualar los días de la semana, la
voz de los que disfrutamos de los festejos en el aislamiento de blanco
uniformado, la de los que convertimos el tiempo en maniobras eternas
para no desarticular la vida familiar, la de los que aceptamos que
cambiar desvelos por conocimientos es un compromiso inextinguible, la de
los de los que creemos en la entrega vitalicia a la nobleza de una
misión, la voz de los que asumimos el servicio médico como tarea sagrada
de la existencia.
Hoy, nuestra Medicina está herida de muerte. Por alevoso homicida
conocido, con su puñal de perversidad, disimulado entre los mandados de
sus subalternos que junto a él adquieren una deuda imperdonable con la
población venezolana.
A cuantos seres humanos están empujando a las sombras irreversibles del
sufrimiento y de la muerte .
Destruyen con firmas de ignorancia y tinta de desvergüenza, los siglos
de empeños académicos para construir la mejor Medicina de Latinoamérica.
La treta que genere dividendos políticos es suficiente para autorizar a
miles de estudiantes estafados a cometer legales homicidios culposos.
La suerte nunca es constante. Alguna vez ellos mismos y sus hijos serán
víctimas inevitables y desesperadas de sus propios homicidas inocentes.
Hoy, los médicos de esta tierra somos tristeza, somos ira, somos
adoloridos testigos del comienzo de la agonía de todo lo que nos hizo
sentir orgullosos. Un tropel de colegas, más allá de los tiempos, con
Vargas y Razetti al frente, debe estar expectante de nuestros pasos.
No es hora de bajar cabeza y teñir nuestras batas de verguenza , son
tiempos de emergencia, de unir los espíritus y entrelazar los esfuerzos
con el coraje y la valentía, para defender hasta las últimas
consecuencias nuestro juramento hipocrático. Evadirlo nos convierte en
cómplices del homicidio.
Nuestra Medicina nos llama con rostro de severo quebranto y espesas
lágrimas que escurren por sus aún limpias mejillas.
No hay nación en el mundo que haya sufrido una lesión tan grave en su
estructura social.
Dolorosamente el tiempo lo demostrará........ si es que antes, no lo
evita la rebelión de sus médicos ayudados por las células multiplicadas
rabiosamente en defensa de la Medicina y del país.
Franzel Delgado Sénior.
Médico- Psiquiatra.
Egresado de la U.C.V, (1969).
(franzeld@gmail.com).
Hago mía la Voz de Franzel Delgado Sénior, amigo querido y autorizada
figura de la siquiatría venezolana.
No comments:
Post a Comment