Isaac Mencía
Jueves, 24 de noviembre de 2011
Se basó en el consumo del gobierno (4,6%), el consumo privado (4,2%) y
el incremento de las importaciones Durante el bienio 2009-2010,
Venezuela fue el país con el peor desempeño económico en América Latina
Lo que nadie puede poner en dudas del ministro Giordani es su insólita
capacidad para fantasear y su terquedad infinita para perseverar en su
ideología económica fracasada. Una cosa es el país de fantasía que pinta
con un supuesto desarrollo económico y social gracias según él, al éxito
de la política económica de la revolución bolivariana; y otra muy
distinta la realidad que vive el país y padecen los venezolanos.
La interpretación que Giordani hace de las cifras económicas, secundado
por Merentes (BCV), es verdaderamente curiosa para decir lo menos. La
celebración eufórica de estos funcionarios de los resultados económicos
del tercer trimestre del 2011, afirmando que" se inició una racha de
crecimiento, como la de la Vinotinto", es muy parecida a la que han
exhibido en ocasiones anteriores, como por ejemplo, a finales del 2008
cuando en plena crisis financiera global afirmaron tajantemente que
dicha crisis no afectaría a Venezuela porque la" economía estaba
blindada" por los aciertos en política económica del gobierno.
Pero los hechos que son más poderosos que las fantasías giordianas se
encargaron de demostrar la falsedad de tales afirmaciones.
Durante el bienio 2009-2010, Venezuela fue el país con el peor desempeño
económico en América Latina. La economía no sólo se hundió en la
recesión sino que se convirtió en la más inflacionaria de todo el
continente con una tasa más de cuatro veces superior al promedio de la
región.
REACTIVACIÓN CON PIES DE BARRO La reactivación observada en el 2011 se
da sobre las mismas bases que sustentaron el crecimiento entre 2004 y
2008 demostrándose que no era sostenible. Se sustenta en la expansión
del gasto público dirigido a aumentar el consumo financiado no sólo con
los exorbitantes ingresos petroleros que ha generado el precio del
petróleo al alcanzar en lo que va de año una cifra promedio récord de
100,0 dólares por barril, sino también en un creciente endeudamiento
público, utilización de las reservas internacionales del BCV (Fonden) y
divisas de Pdvsa no ingresadas a éste instituto; se sustenta en una
dependencia cada vez mayor de las importaciones de bienes y servicios
que son posibles mientras siga aumentando el valor de las exportaciones
petroleras y el gobierno siga hipotecando a la República con
endeudamientos poco transparentes como el Fondo Chino.
Este modelo de crecimiento basado en el reparto de la renta petrolera
monopolizada por el Estado-Gobierno, y no en el aumento de la inversión
privada y pública en forma sostenida para así fortalecer el aparato
productivo interno de manera que éste pueda satisfacer la demanda de
bienes y servicios doméstica y aumentar las exportaciones no petroleras;
es un modelo con pies de barro que no puede sostenerse en el tiempo. En
otras palabras, lo que el presidente Chávez, Giordani y Merentes no
saben o no quieren reconocer, es que no basta con que el producto
interno (PIB) crezca uno o varios trimestres, es necesario que el
crecimiento sea de calidad y éste se mide fundamentalmente por el
incremento sostenido de la inversión total y, consiguientemente, de la
productividad, factores estos que elevan la capacidad de producir bienes
y servicios, de crear empleos productivos y mejor remunerados, de
sustituir importaciones y diversificar las actividades económicas y las
exportaciones.
La reactivación informada no tiene estas características. Según la dupla
Giordani-Merentes, el PIB creció en el tercer trimestre 4,2% respecto al
mismo lapso del 2010 cuando cayó -0,2%, resaltando que los dos motores
de la economía son petróleo y construcción. Sin embargo, el PIB
petrolero se mantuvo estancado al crecer apenas 0,3% y la construcción
en 10% impulsada por la construcción pública (17,6%) toda vez que la
privada cayó 12,2%.
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