Ramon Peña
Lunes, 21 de noviembre de 2011
La dependencia de Estados Unidos del petróleo venezolano se desvanece.
Después de doce años, nuestra industria petrolera produce 25% menos y
está al borde de la quiebra. Del total que vendíamos a EE.UU. a precio
full y pagadero en 30 días, 700 mil barriles diarios se reparten ahora
entre China, con $2,50 de descuento por barril, flete pagado por
nosotros, sin cláusula de destino
De todas las mentiras y estupideces, la de una supuesta guerra contra el
Imperio por la "independencia para siempre" será una de las que deje
peor parado al caudillo frente a la historia. Como estratega, se
equivocó de plano porque las armas de Venezuela no son, ni la
millardaria chatarra bélica rusa ni generales que pierden batallas con
pranes y pemones. El arma más poderosa de este país ha sido y es el
petróleo, y él no supo cómo manejarla y peor aun, la desmanteló.
La dependencia de Estados Unidos del petróleo venezolano se desvanece.
Después de doce años, nuestra industria petrolera produce 25% menos y
está al borde de la quiebra. Del total que vendíamos a EE.UU. a precio
full y pagadero en 30 días, 700 mil barriles diarios se reparten ahora
entre China, con $2,50 de descuento por barril, flete pagado por
nosotros, sin cláusula de destino, en hipotecadas ventas a futuro y
Petrocaribe, con descuentos, pagaderos en paramédicos cubanos y en
plazos de hasta 20 años. Mientras tanto, el enemigo a vencer, el
Imperio, goza de creciente seguridad energética porque aumentan sus
fuentes de suministro en su mismo hemisferio.
Canadá ocupa ahora el lugar que Venezuela perdió como proveedor de
EE.UU., con su cada día mayor extracción de crudo de arenas
bituminosas; los propios EE.UU., con su revolucionaria tecnología de
"fraqueo" de esquistos para producir gas natural de sus reservas
inconmensurables, va camino de levantar 3 millones adicionales de
barriles equivalentes por día; Brasil, por su hazaña tecnológica de
descubrir reservas debajo de la capa de sal costa afuera, podría
alcanzar 5 millones de barriles diarios en 2020 (el doble de Venezuela
hoy) y Colombia está alcanzando el record histórico de un millón de
barriles diarios.
Trágica herencia que pagaremos todos, incluidos los seguidores del caudillo.
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