Diego J. González Cruz
Martes, 3 de abril de 2012
Podría dejarse el precio de la de 91 octanos, mientras van ajustándose
los precios de la de 95 octanos. Los taxis que utilicen la de 95 octanos
podrían recibir un trato especial que habrá que definir. Importante para
el ciudadano sería conocer cuál va a ser el destino final de esos
aumentos en el precio de la gasolina.
En el taller del Centro Internacional de Energía y Ambiente del IESA,
asistimos a una charla del Dr. Alan Gelp del Center for Global
Development. Intervinieron, por el IESA, Francisco Monaldi (h) y Pedro
Rodríguez Sosa sobre el tema de la distribución de la renta petrolera.
El Dr. Gelp enfatizó en que la clave está en convertir el capital
natural (los recursos) en capital productivo (riqueza), y llevarlo de
allí a capital intangible (conocimiento, instituciones y
gobernabilidad). Destacó que 23 países tienen fondos de estabilización
y/o ahorros, de los cuales 14 son productores de petróleo; y que su
éxito o fracaso es esencialmente político.
El padre Luis Ugalde, asistente, dijo: ... todo lo que gira alrededor
del subsidio a la gasolina es mental... Avalo esta afirmación, y agrego
que, más que mental, todo lo que gira alrededor del petróleo en el país,
en especial el tema de la propiedad de la renta -quién se la apropia y
cómo se distribuye- constituyen paradigmas usados por las elites
políticas desde siempre. Consideran que subsidiar los energéticos es una
forma de distribuir la renta.
Son cuatro los paradigmas: 1) El petróleo es Soberanía. Pregunto: ¿acaso
no son soberanos los 30 países más importantes del mundo en desarrollo
humano, económico y calidad de vida?; 2) El petróleo es Estratégico: en
los 30 países más importantes del mundo, ¿qué es estratégico?; 3) El
petróleo es Independencia. ¿No son independientes Australia, Canadá,
Colombia, Brasil, Chile, Noruega y el Reino Unido?; y 4) Las empresas de
petróleo y gas natural son Básicas. Pregunto: ¿en cuáles países del
Primer Mundo existen empresas básicas?
Con estos paradigmas, las elites políticas -concibiendo que el petróleo
es Soberanía, es Estratégico, es Independencia y es Empresa Básica-
decidieron que el Estado tiene que manejarlo, porque los empresarios
venezolanos, y menos los extranjeros, no son de fiar.
Si modificamos estos paradigmas podremos concluir que si no hay Estado
empresario, no hay apropiación burocrática de la renta (regalías y
dividendos). El Estado solo debe vivir de los impuestos que produzcan
sus ciudadanos y las empresas que exploten los recursos de
hidrocarburos. Si no hay Estado empresario, que se cree el dueño del
recurso, las regalías y dividendos de la industria irán directamente a
sus accionistas, los ciudadanos, no al "hueco fiscal".
Ahora, trataremos de desmontar el mito del subsidio a la gasolina. En
2011, el consumo nacional fue de 124 mil b/d de la gasolina de 91
octanos y 165 mil b/d de la de 95 octanos. En estas cifras no aparece la
creciente importación de gasolina de Estados Unidos. Por otra parte, hay
que recordar que Ramón Espinasa insiste en que el consumo es mucho
mayor, pues las cifras arriba señaladas no incluyen el contrabando de
extracción.
Nueve entidades: Zulia, Miranda, Carabobo, Anzoátegui, Táchira, Lara,
Dto. Capital, Bolívar y Aragua consumen 67,3% de la gasolina. Para
efectos de políticas públicas, podría comenzarse una campaña sobre el
tema haciendo énfasis en dichos estados, y, por qué no, iniciar los
cambios en las otras 15 entidades que se verían menos impactadas.
En términos de precios, un barril de gasolina venezolana de 95 octanos,
al cambio de 4,3 Bs/US$, se vende a 3,51 US$/barril, mientras en EEUU se
cotiza en 156,3 US$/barril. Para alcanzar el precio meta, el litro
tendría que irse elevando en el tiempo. Al cambio oficial hay que pasar
de 0,097 a un máximo de 4,3 Bs/litro. Un salto cuántico, aunque no muy
alto si lo comparamos con el precio de países productores como Brasil,
7,75 Bs/litro; o Colombia, 5.69 Bs/litro. En esas naciones no están
presentes los paradigmas arriba citados.
Podría dejarse el precio de la de 91 octanos, mientras van ajustándose
los precios de la de 95 octanos. Los taxis que utilicen la de 95 octanos
podrían recibir un trato especial que habrá que definir. Importante para
el ciudadano sería conocer cuál va a ser el destino final de esos
aumentos en el precio de la gasolina. Ese dinero no podría ir a la
corrupción, ni al "hueco fiscal".
Cuando cambien los paradigmas y tengamos cientos de productores y
refinadores independientes, que vendan sus productos a miles de
distribuidores en sus estaciones de servicio, con sus propios precios,
se resolverá definitivamente el derroche de los subsidios a los energéticos.
Todo será cuestión de cambiar los paradigmas que hay sobre el petróleo
en el nuevo gobierno democrático que vendrá.
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