Sunday, April 22, 2012

La metástasis

La metástasis
Antonio Sánchez García
Sábado, 21 de abril de 2012

El comandante llegó al llegadero. Y en una insólita cabriola del
destino, consigo arrastra a la tumba los despojos de SU revolución.
Ambos morirán abrazados. Sufriendo del mismo mal: un cáncer metastásico.
Como lo sabemos desde la infancia: Dios castiga, pero sin piedra ni palo.

"No nos caigamos en dudas, en Venezuela no se da puntada si no lo
aprueba el Presidente Chávez" Ex magistrado del TSJ Eladio Aponte
Aponte, 18 de abril de 2012

1.- Parece un cuento de política ficción, pero no lo es. Ni siquiera es
realismo mágico, que de esas patrañas literarias ya no vive nadie en
Venezuela. Es la más cruda y lacerante realidad: Chávez pasará a la
historia como un cometa fugaz que cruzó los cielos a 10 grados de
latitud norte, eclipsando durante 13 años un país llamado Venezuela,
para desaparecer de la historia y de la vida llevándose consigo la
zarrapastra de régimen que engendró. Sin dejar a su paso más que ruina,
inmoralidad y devastación. Como en una leyenda medioeval. Se cumplirá
con matemática exactitud la anunciación del ancestral proverbio
callejero: muerto el perro, se acabó la rabia.

Viene el cáncer a ponerle fin a su vida cuando el régimen que sustenta
sufre una idéntica metástasis de desastres. Un cáncer terminal, pero de
naturaleza socio política. La fortuna, que pareció haberlo escogido como
hijo dilecto, le regaló doce años de sortilegios. Pero ante el cúmulo de
desastres productos de su exclusiva responsabilidad, decidió darle la
espalda. Y lo ha hecho con un desenfado brutal, con un desprecio
olímpico, como si en efecto de un castigo divino se tratara. Los dioses
lo han agarrado del cuello, lo han zarandeado y enfermo terminal se lo
han endosado al Dr. Castro. Otra penitencia por sus horrores cometidos.
Todo lo cual, reproduciendo, vaya jugarreta del destino, el ciclo de
vida de otro embaucador planetario, el cabo austríaco y pintor
aficionado Adolfo Hitler, quien al cabo de 13 años de poderío absoluto
se vio acorralado por los fracasos hasta verse obligado a pegarse un
tiro luego de ordenar de manera perentoria, como era su estilo, que
rociaran su cadáver con varios galones de gasolina y no le dejaran a los
rusos, que ya se encontraban a la vuelta de la esquina, ni rastro de sus
cenizas.

Chávez se muere. Y lo hará tan en cualquier momento, que ya se lo trata
como a un premuerto. Nueva categoría de la medicina político legal
reservada a quienes, condenados a muerte y en plazos más bien breves,
deben tratar y ser tratados como los infelices seres que aguardan pasar
al más allá en la antesala de la muerte. Sus cercanos lo saludan con
lágrimas en los ojos, sus adulantes le cantan ditirambos ofensivos, pues
parecen dirigidos a quien debía encontrarse disfrutando de un excelente
estado de salud. Y una de sus fervientes adoradoras, ministro en su
gabinete, hasta le agradece haberla bendecido. Le sucede como a todo
premuerto que se respete: vive una falsa santificación en vida. A tal
grado, que hasta suena feo que un santo tan prominente se suelte de
pronto las trenzas de su beatitud acorralada y sea procaz, soez y
obsceno. Dejando traslucir las entretelas de sus rencores. De Santo, ni
el escapulario.

2

No debiera ser desde luego el cáncer, stricto sensu, el tema prioritario
de la agenda nacional y el que desata la gravísima crisis de eventual
ingobernabilidad que afecta al país. Si bien la ya habitual desaparición
del presidente de la república, que comienza a vivir - si a esas
torturantes sesiones de quimio y radioterapia que recibe periódicamente
en La Habana se le puede dar el nombre de vida - la mayor parte del
tiempo que le queda en Cuba, es razón más que suficiente como para
desatar una incontrolable crisis de desgobierno. La grave crisis que nos
afecta es mucho más profunda y atañe al centro vital del Estado: tiene
que ver con las revelaciones de la compleja trama de criminalidad,
terrorismo y narcotráfico que no ha podido ser controlada reventando por
donde menos se esperaba: la renuncia a sus cargos, fuga del país y
entrega a las autoridades antinarcóticos de la DEA del ex general, ex
juez y ex miembro del Tribunal Supremo de Justicia Eladio Aponte Aponte.

Para comprender en su cabal dimensión la envergadura de la crisis que se
ha desatado en Venezuela con las revelaciones que acaba de dar AA por tv
y que serán débil reflejo de las que le habrá entregado a la DEA, la
oficina antinarcóticos del gobierno de los Estados Unidos, así aún no
alcance a nivel nacional el pleno nivel de conciencia que amerita, nada
más apropiado que retrotraernos a 1988 y al juicio al héroe de la
revolución, comandante Arnaldo Ochoa Sánchez y los hermanos Tony y
Patricio de la Guardia.

Es una historia siniestra que nos retrotrae a su vez a los horripilantes
Juicios de Moscú, el expediente utilizado a fines de los 30 por Stalin
para deshacerse de todo el Comité Central del PCUS y de toda la guardia
vieja bolchevique que le diera vida a la revolución y nacimiento al
primer Estado proletario del mundo, incluido su Ejército Rojo, y llevara
adelante la sangrienta guerra civil para imponerlo a sangre y fuego. Con
un glorioso historial de sacrificios y generosidad sin límites, pero
peligrosos hasta el delirio para quien decidió no soportar sombra a su
alrededor, crítica en su vecindad, discusión a su derredor, por
evanescentes y vaporosas que fuesen. Incluso alargar su brazo asesino
hasta Coyoacán y servirse de un catalán fanático y estupidizado para
enterrarle un piolet en la base del cráneo a su compañero de luchas e
ideales León Trotski.

Al retiro de la Unión Soviética de Cuba y la pavorosa crisis desatada
por la carencia de divisas con que comprar alimentos y alimentar a su
población – problema inevitable q las revoluciones, incapaces de crear
riqueza, suelen resolver con la hambruna de sus ciudadanos y la
devastación demográfica de su población – Fidel Castro le ordenó a su
mejor guerrero, héroe de Ogaden y nuevo Guderian de la historia militar
del siglo XX, y a su mejor agente del servicio secreto, Tony de la
Guardia, joven de la m{as rancia aristocracia cubana, que obtuvieran
divisas de donde fuera necesario, para alimentar al monstruo
desfalleciente. Sin parar mientes en métodos ni fines. Lo hicieron
traficando desde sus bastiones africanos con cuanto negocio turbio
encontraron: desde marfil hasta diamantes y muy posiblemente aliándose
secretamente con el narcotráfico, con el que Fidel Castro ya había
iniciado acuerdos altamente rentables. Prestando su territorio, su flota
y sus aviones para el paso de la droga desde Colombia, México y otros
puntos de origen hasta las costas de los Estados Unidos y Europa. ¡De
qué asombrarse? No sólo el fin justifica los medios: debilitar al
Imperio acicateando la perversión de su juventud con el consumo de
cocaína ha de haberle parecido una muy eficiente y hábil manera de
debilitar al enemigo.

3

Cuando comprendió que había depositado demasiado poder en sus hijos
dilectos, nuestro Saturno no tuvo más remedio que liquidarlos. La parte
que se habían reservado para ellos era irrisoria comparada con la danza
de los millones de sus congéneres venezolanos, hoy en la picota de las
declaraciones de Doble A. Pero cometieron el garrafal error de
ilusionarse con la Glasnost y apostar a cambios en Cuba, leves e
inmanentes, pero intolerables para el tirano. Decidió culparlos de
traidores a la revolución por haberse involucrado en el narcotráfico y a
cambio de aceptar la acusación y tras un show tan aspaventoso como los
Juicios de Moscú, aplicarles leves penas de prisión. Leales y fieles a
la revolución, cometieron el imperdonable error de creerle: fueron
fusilados sin más trámites al cabo de un escandaloso y traicionero
juicio llevado adelante por los esbirros de Castro, compañeros de
historia de los dos fusilados. Por cierto: algunos de ellos comandantes
en las guerrillas del bachiller por los mismos tiempos en que Ochoa se
encontraba en Falcón bajo el mando de Luben Petkoff y Douglas Bravo.

¿Puede alguien con 2 dedos de frente creer que AA, Rangel Silva, Alcalá
Cordones y Hugo Carvajal, por nombrar a los supuestos kingpins del
fastuoso negocio mil millonario actuaron por cuenta propia, para
disponer de un caudal de miles de miles de millones de dólares en sus
cuentas personales? ¿Puede alguien sostener sin que se le caiga la cara
de vergüenza que el Sr. Presidente de SU república y comandante en jefe
de SUS fuerzas armadas, desconoció las andanzas de SUS generales,
incluido el ministro de la defensa, el jefe de su policía política y el
comandante más poderoso de SUS tropas mecanizadas con el que cuenta?

Hubiera podido hacerlo si tuviera control efectivo de sus fuerzas
armadas. No lo tiene. Control absoluto de su TSJ. No lo tiene. Control
absoluto del parlamento y demás instituciones de SU Estado. No lo tiene.
Control absoluto de alcaldías y gobernaciones. No lo tiene. Control de
los medios. No lo tiene. Control totalitario y absoluto de la
ciudadanía. No lo tiene.

Podría, incluso, ganar en credibilidad metiendo preso a los antes
nombrados y condenándolos a 30 años de cárcel, como hizo con los pobres
comisarios. Es lo que menos puede hacer. Se quedaría en la absoluta
orfandad. Porque el cáncer que lo afecta, según parece a niveles
directamente terminales, no sólo ha hecho metástasis en otros órganos de
su cuerpo amenazándolo con una muerte súbita. Saltó a su entorno y de
allí a toda SU revolución.

Llegó al llegadero. Y en una insólita cabriola del destino, arrastra
consigo SU revolución hasta la tumba. Ambos morirán abrazados. Sufriendo
del mismo mal: un cáncer metastásico. Dios los perdone. Así hayan osado
desafiarle. Como lo sabemos desde la infancia: Él castiga, pero sin
piedra ni palo.

sanchezgarciacaracas@gmail.com

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/1359710.asp

No comments:

Post a Comment