Verdades al anochecer
Fausto Masó
Lunes, 30 de abril de 2012
¿No es hora ya de discutir en voz alta si el estado de salud de Chávez
le permitirá ser candidato? Hablar en voz alta y no en murmullos. EL
PSUV huye de este debate como de la peste, de ahí su zozobra ante las
alternativas que presentó Wilmar Castro Soteldo en una reunión de
militantes, alternativas lógicas, pero el PSUV prefiere, como el
avestruz, enterrar la cabeza en la arena.
Políticamente a Chávez lo ha ayudado su enfermedad, pero en estos días
está ocurriendo algo nuevo: el chavismo y la oposición discuten, por lo
menos a puertas cerradas, si el cáncer lo obligará a renunciar a la
candidatura. El Gobierno ha lanzado una campaña sentimental de imágenes
suyas besando niños, asociándolo a los símbolos patrios, apelando a las
emociones populares, para mantener la lealtad de los electores,
convertir las lágrimas en votos. Hasta ahora no le ha ido mal con esta
estrategia.
Sin embargo, a esta telenovela política le quedan pocos capítulos, su
lucha contra el cáncer llegará a un desenlace, porque lo veremos
recorriendo el país dejando de ser un candidato virtual, o el deterioro
físico será evidente. Es decir, llegará un momento, ¿en julio o agosto?,
cuando políticamente será insostenible esta farsa, comprobaremos
entonces que Chávez no será candidato, o reaparecerá nuevamente curado
por la gracia de Dios, vuelto un candidato invencible, si la tramoya de
esta elaborada y sofisticada comedia, o drama, no se devela a tiempo, si
deja de permitírsele manejarla según le convenga. Su enfermedad hace
tiempo que dejó de ser un asunto privado para convertirse en el tema
principal de estas elecciones, tema que hasta ahora le ha dado
inexplicablemente ventaja frente a la opinión pública, como ocurrió
después de las primarias de la MUD.
¿No es hora ya de discutir en voz alta si el estado de salud de Chávez
le permitirá ser candidato? Hablar en voz alta y no en murmullos. EL
PSUV huye de este debate como de la peste, de ahí su zozobra ante las
alternativas que presentó Wilmar Castro Soteldo en una reunión de
militantes, alternativas lógicas, pero el PSUV prefiere, como el
avestruz, enterrar la cabeza en la arena. A su vez, también la oposición
ha mantenido una discreción ingenua sobre la enfermedad presidencial,
otorgándole una ventaja política a Chávez.
El Nacional informa que "el PSUV ordenó trabajar en la tesis de que
Chávez está en campaña electoral, y que la oposición propicia la
violencia para provocar la suspensión de las elecciones presidenciales
del 7 de octubre. La línea es que públicamente se descarte la
posibilidad de que haya un cambio de candidato". Cierran los ojos, se
lanzan de cabeza a la piscina vacía.
Chávez sigue cuidadosamente su tratamiento, prefiere no exponer su salud
a los rigores de la lucha electoral. Y ha obligado a sus seguidores a
decir que lo blanco es negro, negar lo evidente, a aceptar que gobierne
desde La Habana, vía Twitter, y desarrolle así su campaña. Lo primero lo
ha conseguido, lo segundo, ganar unas elecciones sin participar en
ellas, es imposible, y Chávez lo sabe.
Chávez en un rasgo de sinceridad confesó que el tratamiento del cáncer
no era una mantequilla. Esta verdad le salió del alma, porque cualquier
tratamiento de una enfermedad terminal no es un juego de bolas criollas.
Nos ha tomado el pelo con la enfermedad, pero en la intimidad, antes de
dormirse cada noche, el Presidente siente el terrible peso de su
enfermedad, en ese momento en que la soledad abruma, lejos de cualquier
cámara de televisión, frente a la verdad, sabe que el cáncer no es una
mantequilla.
Tiene razón, el cáncer no es una mantequilla y desbarata los proyectos
más audaces.
¿Cuál será el plan B de Chávez para el caso de que no fuera candidato?
Le debe costar cerrar los ojos y agarrar el sueño.
http://www.analitica.com/va/politica/opinion/3492294.asp
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