Sunday, April 22, 2012

Cuando la corrupción se apodera del Estado

Cuando la corrupción se apodera del Estado
Francisco Roberto García Samaniego
Sábado, 21 de abril de 2012

Lamentablemente en la Venezuela actual, el Estado pasa a formar parte
del gobierno y no de una nación en general.

Como se sabe en los estudios de Ciencia Política, el Estado es el
garante y el motor central para el desarrollo, en tiempo y en el
espacio, de la Nación. Pero además el Estado debe estar conformado por
condiciones jurídicas e institucionales que se respeten por los
políticos y por sus ciudadanos. Es decir, bajo los deberes y derechos
que de un pacto de unión constitucional se dan ambos para el desempeño
del buen gobierno.

Lamentablemente en la Venezuela actual, el Estado pasa a formar parte
del gobierno y no de una nación en general. Lo que conlleva al declive
del Estado en sus formas institucionales para su buen desempeño, dando
como resultado formas de gobiernos personales, en donde los políticos de
turno toman el Estado para sí. De allí se genera todo un cúmulo de
problemas dentro de la sociedad y las representaciones sociales quedan a
la deriva por excesivas demandas de los ciudadanos a un Estado que no
responde por el manejo inoportuno de quienes detentan el poder en el
gobierno en su momento.

De hecho es una concepción que destaca la política anti-institucional
desplegada por los actores neopopulistas dirigida contra los partidos y
las elites políticas del sistema presidencialista de gobierno. Siendo
así el sistema presidencialista de gobierno un sistema que ha generado
formas populistas en un comienzo, hacia formas neopupulistas apoyadas en
los discursos mediáticos sin contenidos en políticas públicas claras de
gobernabilidad. Tendiendo de esa forma a generar la desgobernaza en los
ejecutivos y en especial el caso venezolano que nos ocupa hacia las
formas de descontrol institucional por la personificación de la
corrupción en todos los entes administrativos del Estado en manos de
militares incompetentes.

Es decir, en nuestros días (de agudos dislates y genuflexiones abiertas)
el desgobierno se nos presenta atropellador de toda disidencia, de toda
pluralidad de pensamiento y sobre todo, de respeto a la
institucionalidad y al Estado de derecho en el juego político de toda
democracia. En sí, los desafueros del señor presidente y sus Tartufos,
(arlequines) caen en una suerte de extremismo político que evidencia una
política de la desesperación. Política que refleja el irrespeto a la
coexistencia pacífica de la diversidad. Por eso ataca a los medios de
comunicación, porque saben muy bien el poder de reflexión que generan en
la opinión pública, mucho más en tiempos de crisis. Así, ataca la
democracia social. En sí, no creé en la democracia porque no respeta a
sus oponentes.

De hecho, la hostilidad del verbo tórrido y del discurso leguleyo
permite procesar la idea en la cual en nuestro país el mercado de las
ideas por parte del gobierno se encuentra totalmente clausurado. Como
clausurada se encuentra nuestra economía a causa de tanta retórica
intrusa y acusatoria de fantasmas ya enterados por la historia. Un Morbo
que de tanto irrespeto se transforma en una constante conspiración en la
mente de quien se le otorga la duda, para no decir su falta de toda
capacidad de gestión en el manejo del Estado.

Esa es la mayor evidencia de la corrupción en todos los órdenes dentro
de la administración pública, de burócratas jaladores de charreteras, y
tan sólo con esas expresiones bastaba para acabar constitucionalmente
con los dislates del poder del delirante pasajero visitante a Venezuela,
de vez en vez, desde su terruño en la Cuba Fidelista.

Así, se recrudece la antipolítica, fenómeno inscrito en tipos de
desgobierno autoritario, en donde se niega todo consenso, y su
distinción básica es el antipluralismo. Actitud esta que por el
desprecio a toda discusión política racional coherente y de respeto a la
autonomía de las instituciones, viola todo fundamento jurídico. Es un
lenguaje y práctica corrupta que no se adaptada a los preceptos
constitucionales. Además, de acuerdo con Seymor Martín Lipset son
"cualidades" inherentes a todo populismo autoritario, que valiéndose de
su poder carismático se propone desde el ejecutivo acabar con la
mediación entre el pueblo y la jefatura política.

Pero resulta que al desgaste de 14 años de desgobierno, la sociedad, y
en especial la Nación, que el propio poder personal, militar-militarista
desprecia, al vivir y convivir en Cuba, comienza a rescatar (la sociedad
civil) su civilidad por las condicionantes de la corrupción del mal
llamado proceso revolucionario del socialismo del siglo XXI.

Es decir, Y como bien señalara hace ya tiempo ese gran pensador español
José Ortega y Gasset a sus suscriptores en su reflexión, La democracia
Morbosa en el Espectador: (1917) "La democracia, como democracia, es
decir, estricta y exclusivamente como norma del derecho político, parece
una cosa óptima. Pero la democracia exasperada y fuera de sí, la
democracia en religión o en arte, la democracia en el pensamiento y en
el gesto, la democracia en el corazón y en la costumbre es el más
peligroso morbo que puede padecer una sociedad".

En tal sentido, se presenta un Estado fraudulento, un Estado en su
desgobierno ejecutivo, corrupto y corruptor de las instituciones, un
Estado incapaz, manejado por delincuentes que sin tener escrúpulos
destruyen una nación, un país, una sociedad, que años atrás le dio
legitimidad para mejorar las condiciones de vida, pero que no cumplieron
con sus propuestas políticas y administrativas. Acabaron en prácticas
políticas desfasadas de las realidades de la economía global y todo ello
ha producido una sociedad diezmada, empobrecida, inadaptada, violenta y
enferma.

Pero la propia sociedad comienza a recuperar su civilidad, y comienza a
despertar, precisamente por todos los problemas registrados en el país,
y la sociedad misma (el pueblo) será el garante de rescatar nuestro
sistema republicano de gobierno. Porque el ataque de Chávez y su
grupúsculo, corrupto y corruptor del Estado de derecho, ya no atacan a
la democracia, atacan al Estado republicano liberal que un día Bolívar y
muchos próceres defendieron con la vida, y que a partir de ése 19 de
abril de 1810 comenzó a tomar forma en el compás de las naciones para
conformarse como el Estado, en la República de Venezuela

[1] Centro de Investigaciones de Política Comparada. CIPCOM-ULA.

franciscogarcia_samaniego@hotmail.com

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/5289108.asp

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