Wednesday, April 18, 2012

Ladrón del futuro

Ladrón del futuro
Germán Gil Rico
Martes, 17 de abril de 2012

El endeudamiento público también es un arma financiera de primer orden
siempre y cuando se contraiga a los programas coadyuvantes del
desarrollo integral.

"Arroparse hasta donde alcance la cobija". Sabio consejo dado por los
mayores antes de que el consumismo fuera exacerbado por las modernas
técnicas de mercadeo y el apalancamiento del sistema financiero con sus
"productos" incitadores al endeudamiento sin medida ni mayores requisitos.

No pretendían los abuelos satanizar el "fiao". Esa relación con el
bodeguero y el "turco" vendedor de telas, todo tipo de chécheres y hasta
muebles, porque el crédito no es un instrumento financiero
intrínsecamente perjudicial. Todo lo contrario, permite aprovechar
oportunidades que redundan en el mejoramiento de la calidad de vida del
beneficiario. Por supuesto, puede tener efecto contrario si es utilizado
con desmesura y para fines distintos al bienestar familiar.

El endeudamiento público también es un arma financiera de primer orden
siempre y cuando se contraiga a los programas coadyuvantes del
desarrollo integral. Si por lo contrario es utilizado para financiar la
burocracia y los brigadistas del PSUV entrenados para sabotear
actividades de la oposición, en el desaguadero de adquisiciones y obras
de mala calidad, el desenfreno armamentista con sobreprecio, más
multimillonarias donaciones a otros países y un sin fin de etcéteras,
hemos topado con un gobernante inescrupuloso cuyo objetivo es
perpetuarse sin medir consecuencias.

Tal ha sido, es y no hay indicios de que pueda dejar de serlo el
delincuencial desempeño político-administrativo del Socialismo del Siglo
XXI, encabezado por el sátrapa que ejerce desde la Habana. Lo comprueban
el escandaloso nivel de endeudamiento total que supera, con creces, el
35% del PIB. Podría se mayor o menor pero como en la Venezuela de hoy la
estadística fiscal es secreto de Estado, no hay quien disponga de dato
cierto. Sin embargo, por esas alturas andan los tiros. Cuando el
endeudamiento trepa por sobre el 15% deben activarse las alarmas, con
más razón en un país donde el componente petrolero, sujeto a variaciones
en la demanda y los precios, representa más del 50% del PIB.

La proximidad con la línea de peligro genera temperaturas tensionantes
palpables en los altos intereses a pagar por las subsiguientes emisiones
y, por supuesto, en la sustancial reducción del presupuesto de inversión
para el desarrollo (educación, salubridad, tecnología, vivienda,
vialidad, pequeña y mediana industria, expansión agropecuaria, seguridad
social y ciudadana, etc.) A poco andar salta el chispazo del desempleo
junto con el derrumbe de los servicios vitales, la pérdida de las
expectativas de una mejor calidad de vida y el surgimiento del comercio
informal, la ruptura del molde ético y moral, el imperio del malandraje.

Por esas infernales trochas nos ha puesto a caminar el sátrapa y su
corte de lambiscones. Pero como faltaban algunos detalles para lanzarnos
de una vez al averno de la miseria el enfermo terminal, desde su
refugiado habanero, ha incluido en su testamento el Fondo de
Prestaciones Sociales administrado por el gobierno, fijando el límite y
uso del dinero. Expropia a los trabajadores el producto final de su
esfuerzo en la creación de riqueza, tal como a su modo de ver el
capitalismo les roba la plusvalía. Claro no podía faltar un toque a la
Ley Orgánica de la Administración Financiera del Sector Público para
autorizar endeudarnientos sin la opinión del Ministerio de Finanzas y
del Banco Central ni la autorización de la Asamblea Nacional. Es decir:
para meter mano en las Finanzas Públicas como si se tratara del baúl que
tiene bajo su cama, sacar cuanto le vengan en gana y disponer de esos
haberes a su antojo.

Ante semejante accionar político-administrativo ¿quién puede dudar que
estamos en presencia del un ladrón del futuro?

gergilrico@yahoo.com

http://www.analitica.com/va/economia/opinion/1598800.asp

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