El futuro incierto de Venezuela
Negociar para darle un respiro al gobierno de Maduro no es suficiente.
Eso sólo traería más violencia para el país.
Guillermo I. Martínez
abril 10, 2014
Hay quienes creen que las elecciones son la marca indeleble de un
gobierno democrático.
Las cosas no son tan sencillas. Es cierto que las elecciones libres es
muy importante para una democracia, pero no son el único prerrequisito.
Tomemos como ejemplo el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela. Maduro,
quien fuera un chofer de ómnibus y discípulo predilecto del fenecido ex
presidente Hugo Chávez, fue electo en comicios muy controversiales en
Abril del 2013. Maduro ganó las elecciones por menos del uno por ciento
de los votos, y eso que su gobierno controlaba todo el proceso.
Muchos dijeron que las elecciones fueron un fraude, pero
internacionalmente el proceso fue reconocido y Maduro se convirtió en un
presidente electo.
Eso fue el año pasado y en los 12 meses que han transcurrido la
situación política y económica en Venezuela se ha deteriorado
enormemente. Maduro no tiene ni la estatura política de Chávez ni su
carisma. Para mantenerse en el poder ha tenido que apelar a la fuerza ya
que ni siquiera los pobres que respaldaban a Chávez hoy lo respaldan a él.
Venezuela es un país rico en petróleo en un momento en el cual el precio
del petróleo cada día es más alto. Pero esto no ayuda al pueblo de
Venezuela. Maduro – al igual que Chávez hiciera – reparte petróleo a
precios reducidos y se lo da a Cuba en intercambio por la ayuda de
médicos cubanos y de entrenadores deportivos.
El resultado es funesto para Venezuela que hoy día tiene la inflación
más alta del hemisferio – más del 57% en febrero de este año. El
gobierno ha tenido que devaluar su moneda y no tiene dólares para pagar
las deudas del gobierno o las privadas.
El Observatorio Venezolano de la violencia dice que 24,763 personas
fueron asesinadas en el país en el 2013 La tasa de homicidios, agrega la
entidad no gubernamental, se ha quintuplicado en los últimos 15 años –
de 19 personas por cada 100,000 habitantes en 1998 a 79 personas por
cada 100,000 habitantes en el 2013.
El pueblo venezolano y en particular los estudiantes están hartos de la
inflación y de la inseguridad en el país. Eso fue lo que los llevó a
salir a protestar en las calles de las ciudades de Venezuela exigiendo
al gobierno que olvide el socialismo del siglo XXI y se apresure a
cumplir con las necesidades del pueblo.
Los estudiantes y decenas de miles de venezolanos salen a las calles a
protestar. Lo están haciendo todas las noches desde el mes de febrero. Y
los que no protestan construyen barricadas para impedir el tránsito de
las tanquetas y de la fuerza pública del gobierno.
La pelea es entre un pueblo desarmado y un gobierno que usa gases
lacrimógenos, escopetas de pedigones y cañones de agua. Ya son más de 38
los muertos y cientos los heridos o detenidos.
Es difícil seguir los acontecimientos en Venezuela. El gobierno controla
todos los medios de radio y televisión e impone censura a los diarios.
Una cadena de televisión que tenía los derechos a transmitir los premios
Oscar no lo hizo por miedo a que los artistas se quejaran de los abusos
gubernamentales en Venezuela.
Pero lo que ocurre se puede seguir por medio de la internet. Todas las
noches los venezolanos ponen fotos de los enfrentamientos callejeros en
las calles del país. Así nos enteramos de que habían detenido al líder
opositor Leopoldo López, destituido a dos alcaldes, y arrebatado la
inmunidad parlamentaria a la asambleísta de la oposición María Corina
Machado. El gobierno se las arregló para que Machado no pudiera hablar
ante la Organización de los Estados Latinoamericanos, aunque no pudo
impedir que ella fuese y hablara ante el congreso en Brasil y en Perú.
Por fin el gobierno y parte de la oposición han acordado reunirse con la
ayuda de representantes del Vaticano y funcionarios de varios países del
hemisferio. Ellos quieren acordar un fin a la violencia. Pero no va a
ser cosa fácil. Mientras el gobierno mantenga presos políticos y siga
gobernando en forma autoritaria en Venezuela no va a haber paz. Tienen
que soltar a López y a los cientos de detenidos. Tienen que llegar a un
acuerdo que le permita a los venezolanos ver un mañana mejor a corto plazo.
El gobierno de Maduro tiene que renunciar o llamar a nuevas elecciones
para que los venezolanos puedan tener la esperanza de vivir en un país
más democrático y con más posibilidades para todo el pueblo.
Negociar para darle un respiro al gobierno de Maduro no es suficiente.
Eso sólo traería más violencia para el país.
Guillermo I. Martínez reside en el sur de la Florida. Su dirección
electrónica es: Guimar123@gmail.com
http://www.martinoticias.com/content/el-futuro-incierto-de-venezuela/33946.html
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