EEUU, Cuba y la crisis en Venezuela
MARIANO DE ALBA URIBE | EL UNIVERSAL
martes 8 de abril de 2014 12:00 AM
Si en algo coincidimos la gran mayoría de los venezolanos es que no
queremos que un gobierno extranjero dirija el presente o el futuro de
nuestro país. El interés de ese gobierno foráneo nunca será el interés
de Venezuela porque nos guste o no, en el ámbito internacional, cada
gobierno actúa es en beneficio de su interés nacional.
Por un lado, el gobierno de Cuba hace todo lo posible para preservar al
gobierno de Maduro en el poder. Ellos saben que solo así podrán seguir
recibiendo petróleo muy barato (o incluso regalado) que les permita
tener la necesaria solvencia económica para mantener la hegemonía Castro
en la isla. Por su parte, al gobierno de Estados Unidos le conviene que
haya un cambio de gobierno en Venezuela, uno con el que pueda mantener
relaciones diplomáticas duraderas, que promueva la inversión
norteamericana y que a su vez esas buenas relaciones permitan reducir la
influencia de otras potencias como Rusia y China en Latinoamérica.
En consecuencia, si Estados Unidos ha criticado lo que ha venido
sucediendo en nuestro país durante los últimos meses, no es porque tenga
un interés filantrópico en la democracia y los derechos humanos, sino
porque conforme a su interés nacional, verdaderamente le conviene un
cambio de gobierno en Venezuela. Como tal, cualquier esfuerzo que haga
ese gobierno en pro de la oposición y sus intereses, buscará que luego
sea retribuido.
A pesar de esto, algunos seguidores del Gobierno siguen creyendo que la
ayuda que recibimos del gobierno de Cuba se debe a que son muy generosos
y quieren lo mejor para Venezuela. Mientras tanto, algunos opositores
sueñan con la intercesión norteamericana en nuestros problemas, como si
su gobierno tuviese una varita mágica para solucionar la crisis.
La realidad es que las sanciones económicas que eventualmente pudiese
imponer el gobierno norteamericano no serían precisamente un remedio a
la situación actual. Sí, quizás ellas evitarían que altos funcionarios
del Gobierno viajen a Orlando o que no puedan tener cuentas bancarias en
bancos neoyorquinos. Pero hay que estar claros que a estas alturas,
aquellos altos funcionarios que efectivamente tenían cuentas
multimillonarias ya movieron el dinero robado a otros países y si no
pueden viajar a Orlando, todavía quedan muchos destinos apetecibles en
dónde gastar el dinero fruto de la corrupción.
En consecuencia, aunque la imposición de sanciones económicas a altos
funcionarios del gobierno venezolano es una medida lícita que podría
tomar el gobierno de Estados Unidos, considero que lo que podría
efectivamente lograr es reforzar el triste discurso del gobierno de que
la Administración Obama lo que estaría buscando sería derrocar a Nicolás
Maduro y hacerse con la propiedad de nuestro petróleo.
Una buena parte de los ciudadanos del mundo sigue viendo a Estados
Unidos como la súper potencia que se inmiscuye en los asuntos de todos
los países, especialmente para aprovecharse de las naciones más débiles.
No obstante, hechos recientes demuestran que el gobierno norteamericano
no es ni sombra de lo que fue hace diez, veinte o treinta años. Para
ello, basta analizar su comportamiento en el reciente conflicto con
Rusia por la situación en Ucrania, en donde se revela que incluso ante
situaciones muy graves, los estadounidenses prefieren apostarle a la
diplomacia y evitar verse involucrados en operaciones militares que
supongan la intervención en un país extranjero. Efectivamente, estamos
ante un gobierno norteamericano "debilitado".
Esto lo reconocía el secretario de Estado John Kerry hace algunos meses
cuando desde la sede de la OEA, reconocía el fin de la era de la
doctrina Monroe. Ello no es otra cosa que el fin de una política
intervencionista para pasar a un sistema de responsabilidades
compartidas. Por ello, hace algunos días el propio Kerry manifestaba que
su gobierno había hecho contacto con varios países vecinos de Venezuela
aunque "obvio, no nos están escuchando particularmente".
Estados Unidos seguirá manifestando sus inquietudes y conforme al
derecho internacional tiene derecho a hacerlo. Sin embargo, no esperemos
que resuelvan la crisis en Venezuela porque su solvencia no depende de
lo que suceda en nuestro país. Cabe recordar que incluso ante genocidios
en curso como el de Ruanda, el papel que jugó el gobierno norteamericano
fue muy pobre.
La solución a esta situación únicamente debe involucrar a los
venezolanos. Por eso hay que rechazar cualquier intervención
norteamericana en nuestro país con el mismo ímpetu que se rechaza la
cubana. Efectivamente el modelo norteamericano ha demostrado ser más
exitoso que el cubano, aunque no es precisamente el que debe ejecutarse
en Venezuela. Después de todo, Estados Unidos no es precisamente un
ejemplo a seguir en el respeto a los derechos humanos.
@marianodealba
http://www.eluniversal.com/opinion/140408/eeuu-cuba-y-la-crisis-en-venezuela
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