Sunday, March 10, 2013

Lucha, agonía y secretos: los últimos días de Hugo Chávez

09 de marzo de 2013•23:37

Lucha, agonía y secretos: los últimos días de Hugo Chávez

Hugo Chávez subió con paso firme las escalerillas del avión
presidencial. Al llegar a lo alto, giró, levantó el puño y gritó "¡Viva
la patria!" antes de desaparecer en el interior de la aeronave. Los
venezolanos nunca más volvieron a escucharlo.

Esa madrugada del 10 de diciembre, el mandatario se afanó en repartir
besos y abrazos a los numerosos colaboradores y amigos que fueron a
despedirlo a la pista del aeropuerto Simón Bolívar en las afueras de
Caracas en la antesala de su viaje a Cuba para jugar una última apuesta
por ganarle la partida al cáncer.

Entre apretones de manos y palmadas en la espalda, Chávez intentó
infundir confianza a sus más cercanos compañeros horas antes de
someterse a su cuarta cirugía en apenas 18 meses para frenar una
dolencia que finalmente acabó con su vida.

"Claro que volveré", le aseguró decidido al canciller Elías Jaua, con
los brazos sobre sus hombros y esbozando media sonrisa, relató días
después el funcionario.

Y regresó tras 70 días de un inconcebible silencio que se prolongaría
hasta su muerte el martes 5 de marzo a las 16.25 horas en el Hospital
Militar de Caracas.

Los detalles de su agonía siguen siendo un misterio.

El hombre que comandó Venezuela por casi 15 años entró en coma el día
anterior y murió por una falla respiratoria después de que el cáncer
hiciera metástasis en los pulmones, dijeron a Reuters fuentes cercanas
al Gobierno y a su equipo médico.

Las dos últimas semanas del líder socialista de vida fueron extenuantes.

Aquejado por fuertes dolores que lo obligaban a permanecer sedado
durante horas y que le impedían incorporarse de la cama, Chávez tenía
que respirar a través de una cánula traqueal debido a una infección
pulmonar aguda que le atacó tras su última cirugía en el hospital Cimeq
de La Habana.

Los altos funcionarios que los visitaron durante su hospitalización en
La Habana y Caracas "utilizaban iPads y otros recursos para hacerle
"presentaciones de los proyectos", dijo una de las fuentes, al explicar
cómo el presidente hizo lo todo posible para comunicarse con su equipo y
seguir, pese a las enormes limitaciones, al frente de las decisiones de
Gobierno.

Cuando le pidieron nombrar un nuevo canciller para ocupar el cargo que
dejó vacante su vicepresidente y heredero político, Nicolás Maduro, le
mostraron los nombres de los candidatos y él señaló el de Jaua y firmó
el documento, dijo la fuente.

El mandatario había quedado extremadamente débil tras la operación de
más de seis horas, que se complicó con una hemorragia interna y los
médicos tuvieron que reanimar al paciente varias veces y descubrieron
que las células cancerígenas habían llegado hasta los pulmones.

El equipo cubano que lo atendió en el postoperatorio tuvo que
desarrollar un antibiótico personalizado con el que logró estabilizar la
infección respiratoria y mejorar su condición. En medio de la aparente
mejoría, Chávez pidió volver a su país.

El Gobierno, con el respaldo de la familia, se hizo cargo de todas las
gestiones para garantizar un traslado sin riesgos en un vuelo de tres
horas. Después, informó el retorno se produjo en la madrugada del 18 de
febrero. No hubo imágenes ni fotos.

"¡Volvió, volvió, volvió!", gritaban sus seguidores delirantes en las
calles para festejar el "milagroso" regreso del Comandante a la patria.

HASTA EL FINAL

Días antes, las autoridades habían difundido las últimas fotos públicas
del mandatario para contrarrestar los rumores que hablaban de un Chávez
terminal, azuzados después de que no acudiera el 10 de enero a su propia
toma de posesión para jurar el cargo que ganó en octubre con una
contundente mayoría.

Las instantáneas, en las que se le puede ver hinchado pero sonriente
tendido en la cama con una chaqueta deportiva, acompañado de sus dos
hijas mayores mirando el diario oficial cubano Granma, lejos de aplacar
las especulaciones las avivaron. En las hiperactivas redes sociales
venezolanas denunciaron que se trataba de un montaje con una foto antigua.

Sus colaboradores se esforzaban por asegurar que el jefe bolivariano
seguía dirigiendo el país pese al escepticismo de la oposición, que
exigía sin éxito saber el estado detallado de la condición presidencial
y su pronóstico.

Tres días antes de morir, Chávez sostuvo una última reunión con buena
parte de su gabinete, donde durante varias horas pasó revista a los
temas más importantes, le consultaron varias decisiones y pidió
información sobre la marcha del país.

Cuando salieron del encuentro, los ministros fueron conscientes de que
su condición era muy delicada, pero quedaron convencidos de que el
presidente todavía podría recuperarse pese a que desde la operación
recibía una gran cantidad de fármacos para garantizar sus signos vitales.

En las horas siguientes, su condición empeoró progresivamente hasta que
el lunes cayó en un coma del que no pudo despertar. El martes, rodeado
de familiares y su círculo más íntimo de colaboradores, sus constantes
vitales se apagaron.

Un sombrío Maduro, enfundado en una camisa blanca, anunció poco después
la fatídica noticia y rindió homenaje a su líder.

"Los que mueren por la vida, no pueden llamarse muertos. Y a partir de
este momento está prohibido llorarlos", entonó, recitando los versos del
cantautor venezolano Alí Primera, el favorito del presidente. "Honor y
gloria a Hugo Chávez", concluyó con el puño en alto y la voz quebrada.

ESPERANDO EL MILAGRO

Por unas horas, Venezuela entró en estado de pánico. Tanto a sus
seguidores como a sus enemigos les costaba creer que el hombre que
durante casi tres lustros fue protagonista absoluto de la potencia
petrolera había dejado de existir.

El propio Chávez había advertido lo complicado de la "urgente e
impostergable" operación a la que se iba a someter y tomó sus
previsiones, designando a Maduro como su sucesor y pidiendo el voto para
él si definitivamente la enfermedad lo apartaba del mando en el país
sudamericano.

A Chávez le diagnosticaron en junio de 2011 la enfermedad en un avanzado
estadio de evolución, luego de someterse a una primera operación en Cuba
por unos enormes dolores que los médicos achacaban a una diverticulitis.

Según una fuente médica, el principal diagnóstico del mandatario era un
rabdomiosarcoma en el psoas, un músculo que va desde la parte baja de la
columna vertebral hasta la cadera.

Poco después fue operado de nuevo para extirparle un tumor del tamaño de
una pelota de béisbol de la pelvis en una operación muy compleja debido
a que el paciente presentó septicemia, lo que obligó a los médicos a
limpiar el tracto digestivo, un procedimiento arriesgado en pacientes
oncológicos.

Entre julio y septiembre recibió quimioterapia entre Caracas y La Habana
y en octubre se declaró completamente curado apenas cuatro meses después
de comenzar el tratamiento. Pero el cáncer reapareció y en febrero
anunció que debía ser operado de nuevo por un tumor en la misma zona.

Tras la tercera operación, Chávez recibió radioterapia hasta pocos días
antes de lanzarse a su última y dramática campaña electoral, asegurando
nuevamente a los venezolanos que el cáncer había desaparecido y que
estaba listo para gobernar hasta 2019.

Durante tres meses, el que fuera aclamado por sus seguidores como "el
huracán bolivariano" hizo una campaña atípica, con discursos cortos y
poco hilvanados que desafiaban su proverbial locuacidad y actos de
campaña cuidadosamente preparados, casi siempre montado en un camión o
subido a una tarima.

Algunos ni los pudo terminar vencido por el intenso dolor, incluyendo el
acto final de su cierre de campaña bajo un feroz aguacero en la capital.

"En alguna ocasión yo le dije a Nicolás en el camión ese bendito.
¡Nicolás sácame de aquí!", confesó días después de lograr su cuarta
reelección recordando un mitin en la barriada caraqueña de Catia donde
el presidente apretaba los dientes en una mueca de dolor contenido en
medio de la algarabía general.

Sus detractores creen que el empeño en acudir a las urnas pese a los
embates del tratamiento revela a un hombre obsesionado por mantener el
poder y que irresponsablemente evitó hasta el último minuto entregar el
testigo para iniciar una transición ordenada.

Para sus aliados fue una muestra de coraje y defensa de la revolución
hasta sus últimas consecuencias, incluso entregando su propia vida.

"Uno siempre ha vivido de milagro en milagro", dijo el 8 de diciembre en
una de sus últimas alocuciones, recordando su agitada biografía que daba
cuenta de su habilidad y grandes dosis de buena suerte para salir airoso
de situaciones límite.

"Yo sigo aferrado a ese milagro", aseguró Chávez un discurso que ya
sonaba a despedida.

(Editado por Damián Wroclavsky)

http://noticias.terra.es/mundo/latinoamerica/lucha-agonia-y-secretos-los-ultimos-dias-de-hugo-chavez,02015e7272e4d310VgnCLD2000000dc6eb0aRCRD.html

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