Wednesday, March 20, 2013

¿Por qué puede perder Maduro?

¿Por qué puede perder Maduro?
Roberto Giusti
Miércoles, 20 de marzo de 2013

Capriles ha logrado empalmar las dos campañas electorales en logro de
ascenso y continuidad.

El lugar común se ha convertido casi en inamovible matriz de opinión:
montado sobre la ola del mito Chávez, Nicolás Maduro saldrá triunfante
en las elecciones del 14 de abril. Los argumentos abundan: sería muy
estrecho el margen de acción del cual dispondría Henrique Capriles para
liberarse de esa especie de ley de hierro, asentada sobre el concepto,
acuñado por Luis Vicente León, del "velorio como campaña". Las cosas
están definidas de manera que todas las ventajas están a favor de
Maduro, cuyo origen de clase media baja y su leyenda de chofer de
Metrobús, trocado en estadista por obra y gracia del designio
presidencial pre mortem, lo convierten en la inescapable encarnación del
líder eterno.

Se añade, además, razones como el obvio ventajismo oficialista, cuyo
pilar central son los poderes de Maduro, devenido, como su maestro y
progenitor político, en presidente y candidato a la vez. Otro factor
citado son los tiempos: por muy inepto que pueda ser Maduro en el
ejercicio de gobierno y por muy flagrante que se muestre la brecha
abierta entre su liderazgo balbuceante y el de Chávez, el brevísimo
lapso concedido por la ley al desarrollo de la campaña electoral será
insuficiente para poner de bulto sus inconsistencias y limitaciones.

También se da como un hecho la transferencia automática de votos y se
considera que Maduro es el dueño absoluto de la voluntad de los 8
millones de venezolanos que sufragaron por Chávez el 7-O y eso implica
considerar, a más de la mitad de los votantes, como un masa ciega y
carente de todo sentido crítico lo cual, evidentemente, no es así.

Pero las cosas se definen en el terreno y ya se comienza a vislumbrar
como Capriles ha logrado empalmar el espíritu dinámico y envolvente de
los últimos días de la campaña del 2012 con esta brevísima y atípica del
2013. Así, parece estar intacto un hilo de continuidad que se ha
mantenido durante estos cinco meses, de manera que Capriles aparece como
trabajando para una suerte de segunda vuelta, no ya en la conquista del
voto obtenido, sino en procura de aquel que se le hizo esquivo para el
primer episodio.

Frente a un candidato presidente que teóricamente parte de cero,
Capriles lo hace desde una base de 6 millones y medio de votos. Pero,
además de eso, el sorprendente inicio de su actividad, con actos de
masas imprevistos, que superan con mucho las expectativas de los
organizadores, contrastan con los de un candidato presidente
desmovilizado, concentrado en actividades burocráticas y montado sobre
una campaña virtual que depende de las cadenas, actos oficiales y el
ritornelo, ya rancio, de la herencia y el legado. Así están las cosas y
el período de un mes escaso, hasta el día de las elecciones, promete ser
intenso, cambiante, duro y rudo.

@rgiustia

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/7028838.asp

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