Monday, March 25, 2013

El modelo económico del chavismo hace aguas

Publicado el lunes, 03.25.13

El modelo económico del chavismo hace aguas
Antonio Maria Delgado
adelgado@elnuevoherald.com

El modelo económico del chavismo –una incoherente amalgama de políticas
populistas diseñadas para ejercer control sobre los venezolanos y
promover la confrontación ideológica– parece haber llegado a su punto de
quiebra ante el pronosticado fin del auge petrolero, la destrucción del
aparato productivo y el inmenso peso de sus obligaciones externas.

Analistas consultados dijeron que el Día del Juicio para la economía
venezolana se producirá este año, evento que venía siendo postergado por
la constante alza en los precios del petróleo, que aún estando en
niveles históricamente altos, son insuficientes para alimentar la
voracidad de la revolución bolivariana.

Y es que el chavismo, al desmantelar el aparato productivo con sus
políticas hostiles al sector privado, lisiar a la industria petrolera
con exigencias sociales y mantener a flote las economías de sus aliados
a costa de la venezolana, ha creado las condiciones para una tormenta
perfecta.

Es un escenario de crisis que los analistas dicen que comenzará este
año, pero cuya duración podría ser prolongada ante la larga lista de
desequilibrios acumulados a lo largo de los últimos años.

"Los economistas hemos venido advirtiendo sobre esos desbalances enormes
desde hace mucho tiempo, pero resulta que el precio del petróleo ha
estado subiendo con una tasa superior a la de nuestra inflación y eso
hacía que se escondiesen los desbalances. Estaban allí, estaban
presentes, pero el ciudadano de a pie no los sentía", comentó Angel
García Banch, director de la firma Econométrica.

"Cuando los precios del petróleo dejan de crecer, los desbalances que
continuaban acumulándose desde hacía mucho tiempo comienzan a dejarse
sentir. Es ahí cuando vienen los ajustes de cinturón, de producción, del
consumo, de las importaciones, estancamiento con inflación, con
escasez", agregó García Banch.

Los ajustes del cinturón ya comenzaron aplicarse con las dos
devaluaciones anunciadas por el gobierno del presidente encargado
Nicolás Maduro.

Las dos medidas, aplicadas una con una diferencia de seis semanas,
buscan expandir en bolívares el valor de los dólares adquiridos por el
Estado a través de sus ventas de petróleo, que representan el 96 por
ciento de las exportaciones del país.

Pero la medida luce insuficiente para contener lo que economistas
perciben como uno de los mayores déficits fiscales del planeta, que el
año pasado alcanzó proporciones de la crisis económica de Grecia –al
ubicarse en 15 por ciento del PIB, tasa que sólo fue superada ese mismo
año por Azerbaiyán, con un 20 por ciento.

Las devaluaciones, sin duda, vienen acompañadas de un enorme costo político.

La sistemática destrucción del aparato productivo emprendida por el
chavismo ha vuelto la nación cada vez más dependiente de los productos
importados y una devaluación de la moneda significa precios más altos en
la tiendas, aún cuando el gobierno mantiene algunos de ellos congelados.

"Con la devaluación, ellos te están metiendo la mano directamente en el
bolsillo de los venezolanos", comentó el analista y columnista David Morán.

"Es un impuesto al consumo que están aplicando, y un impuesto que
perjudica incluso a su propia base", añadió.

Curiosamente, el gobierno tenía otras opciones, comentó Morán. Una de
ella podría haber ayudado a reducir considerablemente el déficit sin que
ello se tradujera en algún tipo de impacto a la población.

"Con cobrarle ciertas facturas a Cuba podrías obtener $4,000 o $5,000
millones", dijo Morán.

Pero la manutención del régimen cubano parece ser un punto de honor para
el chavismo, incluso cuando se produce a costa del bienestar del
venezolano, añadió.

El costo para Venezuela de la ayuda que brinda a Cuba y a otros países
aliados a través de Petrocaribe alcanza unos $15,000 millones al año.

Esa ayuda, no obstante, es indispensable para el respaldo internacional
con que cuenta la revolución bolivariana y hasta el momento el gobierno
no ha dado señales de que pretenda disminuirla, aun cuando la población
termina pagando ese costo en términos de la inflación y la escasez de
productos de precios controlados.

Hasta el momento, el gobierno venezolano ha estado financiando los
déficits imprimiendo bolívares inorgánicamente, pero el crecimiento de
la liquidez monetaria alcanzó niveles insostenibles, lo que obligó al
gobierno de Maduro a devaluar.

"La liquidez en bolívares ha crecido enormemente. El gobierno continúa
imprimiendo dinero con un déficit fiscal enorme, monetizando ese
déficit. Y es un dinero que el venezolano no desea tener. El bolívar no
es ninguna reserva de valor. Tenemos la inflación más alta de America
Latina y se busca más bien la preservación de ese valor", dijo Ricardo
Villasmil, profesor de Economía del Instituto de Estudios Superiores de
Administración y de la Universidad Andrés Bello.

Todo este ambiente ha contribuido a un tema de escasez aguda, con una
enorme variación en los precios de los productos y en consecuencia la
aparición de los mercados negros, donde los venezolanos pueden comprar
dólares pero también pueden comprar productos básicos, cuando estos
escasean, como el aceite y la harina.

"Con la tragedia de que quienes más terminan pagando las consecuencias
de esto son los sectores más vulnerables. Porque los sectores que tienen
acceso a los comercios formales con relativa facilidad –como
supermercados y abastos– esos son establecimientos que están obligados a
respetar el control de precios, y son fiscalizados. Pero los sectores
populares no están muy penetrados por este tipo de establecimiento
formales, sino que dependen de comerciantes informales de difícil
supervisón, y por tanto es en los barrios populares donde se paga más
caro por los productos", agregó.

Hasta el año pasado, la política de aumentar la liquidez le había
permitido al gobierno paliar la mala situación económica, pero este año
luce diferente, ya que los desequilibrios han llegado hasta niveles
insostenibles.

Para este año, los economistas pronostican que Venezuela entrará en un
proceso de estanflación, es decir alta inflación con contracción económica.

Y la solución del atolladero económico en la que está inmerso al país
requeriría que el país retornara a una sensata conducción económica.

Eventualmente el país tendrá que aplicar un programa de
reestructuración, dado que el actual modelo ya se agotó, dijeron los
economistas.

"Este modelo requiere que no solo que los precios del petróleo estén
altos, sino que suban a una velocidad mayor que nuestra tasa de
inflación, para evitar que la economía haga aguas. Pero eso terminó
ocurriendo en el 2012", comentó García Banch.

La crisis parecía venir en el 2008 y 2009, cuando la crisis financiera
internacional tumbó los precios del crudo, pero luego la crisis sufrida
por Japón con el tsunami y la crisis con la producción de crudos en
Libia, tras la primavera árabe, ayudaron a impulsar los precios a
niveles cercanos a los cien dólares el barril.

Pero ya ese nivel es claramente insuficiente para contener a la economía
venezolana. Las devaluaciones ayudarán a contener temporalmente las
presiones fiscales del gobierno, pero estos son solo paliativos que no
tratan los problemas de fondo, dijo el economista.

E incluso si los precios del petróleo, contra todo pronóstico, volvieran
a subir este año por algún evento imprevisible, es solo cuestión de
tiempo antes que el escenario de crisis volviera a surgir.

"Los desbalances siguen allí, y las razones que están detrás de ese
déficit siguen allí, de modo a que solo seria cuestión de tiempo",
sostuvo García Banch, al describir que la estabilidad de la economía
presenta la sostenibilidad de una burbuja especulativa, al depender de
que los precios de un comodity se mantenga permanentemente al alza.

Siga a Antonio María Delgado en Twitter: @DelgadoAntonioM

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