Mentir no es decir la verdad
ECCIO LEÓN R. | EL UNIVERSAL
lunes 25 de marzo de 2013 12:00 AM
Hitler y su ministro de propaganda, Goebbels, lanzaron durante su
gobierno una fuerte propaganda antisemita para hacerle entender al
pueblo alemán que los judíos eran el enemigo. De esta forma se logró
convencer al pueblo alemán de que los judíos eran los culpables de todos
los males de Alemania, difundiendo mentiras como que en la Edad Media
habían utilizado sangre de niños cristianos para hacer el pan sin
levadura que se come durante la Pascua judía. No en vano es de las
frases más conocidas de Joseph Goebbels que "Una mentira repetida mil
veces se convierte en una realidad".
Todos los seres humanos buscamos naturalmente la verdad, tanto en acción
como de palabra, por lo que es la actitud denominada, franqueza,
sinceridad, veracidad. Pero además de buscar la verdad, también
encontramos la mentira, que es el atentado directo contra la verdad, es
la intención de engañar a otro, de simular y ser hipócrita, ella induce
al error al que tiene derecho de saber la verdad, destruye los vínculos
esenciales del hombre; por lo que todo hombre debe a los demás la
manifestación de la verdad.
La gravedad de la mentira depende de la verdad deformada, de la
intención del que miente, y de los daños producidos. Está atenta contra
la capacidad de conocer, de tener juicio y decisión libre y rompe las
relaciones sociales. Un ejemplo más son los políticos que al momento de
campaña prometen y juran y no cumplen. Hay faltas que se deben evitar,
obligadas por el respeto a la reputación de las personas; el juicio
temerario, la maledicencia y la calumnia que destruyen el honor y el
buen nombre.
El derecho a conocer la verdad está sujeto a condiciones, al bien común
a la seguridad individual y al respeto a la privacidad. Por esas razones
se puede estimar el revelar o no la verdad a quien lo pide, por lo que
no hay obligación de revelar a quien no tiene derecho desconocerla.
Mentir no es solo faltar a la verdad. No es, solo, decir una cosa por
otra. Mentir también es no decir la verdad completa, existiendo el deber
de hacerlo o exigiéndolo así las circunstancias. Sobre todo cuando por
una verdad a medias, se induce a otro a decir o hacer algo que, con la
verdad plena, no habría dicho o hecho, o habría dicho o hecho de otra
manera. Desde luego hay mentira por omisión, con similares efectos.
Omitir parte de la verdad a quienes no tienen derecho a ella es cosa
distinta. El derecho a la información, que no es igual al derecho de
información, tiene límites. Tengo derecho a saber, pero no a saber todo.
Hay tipos, grados y/o niveles de información a los que no puedo ni debo
acceder, pues no me corresponden. No son, por extensión, míos; ni objeto
de mi propiedad. Un mínimo de verdad es indispensable para justificar
una información, que honestamente no puede claudicar de ella amparándose
en teorías filosóficas escépticas radicales en materia de conocimiento.
Decir la verdad es a menudo muy difícil, mentir por omisión, una de
cuyas maneras es callar, puede hacernos culpables de ocultar la verdad.
Sin tener en cuenta de la intención, los resultados son los mismos: los
pacientes esperan que se les diga la verdad y cuando no, sentimos que el
diálogo se convierte en un fraude. Hay áreas específicas en el
tratamiento profesional en que la lucha entre el callar y el señalar
ciertas características de alguna manera involucra sacrificar el pacto
de honestidad que se supone tenemos con el prójimo.
La manipulación, manipular es presentar lo falso como verdadero,
negativo como positivo, lo degradante como beneficioso. En cualquier
sociedad se da una general apetencia hacia dos objetos, el poder
económico y el poder político. Ambas formas de poder, cuando se
absolutizan, utilizan la manipulación para convertir a las personas en
súbditos o en consumidores, en posibles votantes o compradores. Algunas
estrategias políticas y comerciales no son ajenas a esta manipulación.
Se preocupan de suministrar a la sociedad la dosis de sensualidad
suficiente para mantener despierta la sensibilidad animal de los
ciudadanos. La forma más clara de manipulación es la mentira. La ética
es la especialización filosófica acerca de la cual más se ha escrito y
se escribe en estos años. Esta ciencia abarca una gran cantidad de temas
cruciales.
En fin la fundamentación de nuestras acciones, los replanteos acerca del
significado de la libertad y de la justicia en el contexto del mundo
como mercado, los temas derivados de los avances de las ciencias y de la
tecnología, los debates entre aquellos que intentan dar una
fundamentación universal de las normas y los que las relativizan en
función de las diferencias de cada comunidad, los problemas de la
manipulación, la corrupción, el desafío ético que nos plantea la verdad.
ecciol@yahoo.com
http://www.eluniversal.com/opinion/130325/mentir-no-es-decir-la-verdad
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