Nicolás Maduro procónsul cubano
ALEXANDER CAMBERO | EL UNIVERSAL
miércoles 27 de marzo de 2013 12:00 AM
El régimen antillano tiene su representante en la cúspide de Miraflores.
No es solo su himno nacional que se escucha primero que el nuestro en
cadena nacional, demostrando que están dispuestos a quitarse la careta
para mostrar su verdadero rostro antillano. El gobierno de la isla
delira al saber que sus intereses están protegidos por los designios de
su procónsul tropical. Nicolás Maduro responde a las órdenes que
imparten sus amos desde La Habana. Ellos conocen las debilidades que
tiene el usurpador en el ejercicio del poder. Debido a sus carencias de
todo tipo es que para la elite enclavada en el Caribe manejarlo no es
una misión tan complicada como aquella de aprovechar los delirios
megalomaniacos de Hugo Chávez para encauzarlos en su beneficio.
En las interioridades del chavismo manifiestan su disconformidad con
alguien tan mediocre que no entusiasma a nadie con sus discursos
soporíferos. Son muchas las historias que se conocen de este dirigente.
Desde su flojera monumental, hasta los regaños que recibía de parte de
Hugo Chávez al no cumplir eficientemente con el trabajo asignado,
acompañarlo en una cruzada por lograr la presidencia de la república es
sin duda una tarea insoportable. Si no observen el rostro cariacontecido
de Aristóbulo Istúriz en el acto de Anzoátegui. Su semblante lo marcaba
un fastidio profundo ante la retahíla de babosadas que exponía el difuso
tribuno.
Utilizando un emblema de la Roma antigua diremos que Nicolás Maduro es
para Cuba una especie de procónsul del gobierno antillano. Un
funcionario de confianza es colocado para que responda exclusivamente a
los intereses bastardos de un elite ansiosa de ponerle la mano a los
recursos con lo que cuenta otra nación. En el caso nuestro el usurpador
es una pieza clave en el ajedrez del comunismo internacional. El régimen
habanero sabe que contando con esta pieza en Miraflores, tiene gran
posibilidad de llegarle a nuestros recursos de manera directa. Maduro es
más timorato que Chávez y al no plantearse un liderazgo mundial dejará
que Ramiro Valdez y Raúl Castro piensen por él. Estos saben que el
sucesor es una persona absolutamente maleable como se ha demostrado a lo
largo de los últimos catorce años. Nunca tuvo Cuba una oportunidad tan
grande de alimentar sus arcas como ahora. Los rusos le exigían
acatamiento y obediencia absoluta para poder ocuparse de su manutención.
En aquella crisis de los misiles de hace cincuenta años los soviéticos
negociaron directamente con Estados Unidos. Dejando a Cuba como un
simple mirón que no tenía derecho a exponer sus argumentos. Los jerarcas
comunistas enfrentaron toda una aureola de invencibilidad que mostraba
un carismático John Fitzgerald Kennedy como paladín de Washington. Nada
que ver Nicolás Maduro con estos personajes históricos que supieron
darle su puesto en la cocina a Cuba. Los rusos sostenían que si ellos
querían ser mantenidos tenían que lavar los platos sin chistar. En
cambio el presidente encargado se arrastra ante los dinosaurios
habaneros siendo un títere que manejan a su antojo.
alexandercambero@hotmail.com
Twitter @alecambero
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