Lo que tiene que morir
[25-03-2013]
Lcdo. Sergio Ramos
(www.miscelaneasdecuba.net).- Ha muerto Hugo Chávez. Un militar que
gobernó a Venezuela a base de irregularidades y arbitrariedades, al
margen de los preceptos legales del país petrolero más importante de
América del Sur; su objetivo de servir a su principal aliado y mentor,
Cuba, mancillando la soberanía venezolana y construir un sistema similar
al totalitarismo que impera en la isla mayor de las Antillas.
Para garantizar la implantación de su proyecto, cambió de modo
caprichoso las leyes; creó su propia constitución, hecha a la medida de
sus intenciones, para luego violar sus articulados a su antojo, cuando
estos no se acomodaban a sus deseos y planes; persiguió a sus opositores
y los encarceló; cerró estaciones de radio y televisión opositoras;
controló el poder judicial haciéndolo su marioneta e hizo lo mismo con
la Asamblea Legislativa, concentrando en su persona todos los poderes
del estado, y para que nadie rebatiese su poder, hizo de la Consejo
Nacional Electoral un apéndice de sus intereses políticos, eliminando la
imparcialidad y transparencia de ese organismo; propinó a los altos
mandos de las fuerzas armadas y vejó la soberanía venezolana al permitir
que tropas extranjeras (cubanas) pisaran armados, a modo de guardia
pretoriana, a su país y dejó que los funcionarios cubanos dictaran
pautas e instrucciones a los empleados públicos venezolanos, al igual
que los generales y altos oficiales cubanos impartieran órdenes a los
generales y demás mandos y tropas de las Fuerzas Armadas de Venezuela.
Permitió que la bandera cubana se izara en las astas donde debía esta la
bandera venezolana.
Su gestión estuvo marcada por la corrupción; creando un sistema donde
sus partidarios y allegados se enriquecían, acumulando grandes riquezas
ilícitas, mientras empobrecía a sus contrarios expropiándoles sus
propiedades y mermando sus fuentes de ingresos, incluso hasta con la
devaluación su moneda. Al tiempo que compraba la población con
demagógicas dádivas para quienes le aplaudieran sus caprichos y sus
largos discursos emitidos a través de la monopolización de los espacios
mediáticos; corrompiendo a la población con la compra del voto a cambio
de prebendas y concesiones, mientras empujaba al país hacia el
improductivo sistema de centralización y control desmedido de los medios
de producción por el estado.
En el ámbito internacional, se alió con países propiciadores del
terrorismo y violadores de los derechos humanos de sus ciudadanos, como
lo fue en los casos de Irán y Cuba. Sobornó la voluntad internacional de
otros gobiernos, despilfarrando los ingresos del país, al punto de que
tuvo que endeudarlo por cifras astronómicas con China, Rusia e Irán.
Despilfarró la riqueza nacional al regalarles el petróleo a Cuba y demás
países del ALBA, y pagarle con dineros del estado venezolano, las deudas
externas de terceros países, además de financiar las campañas
electorales de los candidatos afines a sus ideas.
Y para colmo, distorsionó las ideas de Simón Bolívar, acomodándolas a
sus perversos propósitos políticos, a tal punto, que llegó a profanar
burda y descaradamente, la tumba del Libertador, para hacerse publicidad
personal para sus fines políticos, llegando a publicar un rostro de
Bolívar, dizque que digitalizado, distinto y diferente al del prócer de
América Latina.
Su gestión estuvo marcada por la más absoluta autocracia, que lo
distancian abismalmente de lo que constituye un gobernante democrático,
con lo cual nos lleva a concluir que el comandante Hugo Chávez, no fue
más que un vulgar dictador, que escondía su dictadura bajo un disfraz de
legitimidad y democracia.
Un dictador, que absorbió para sí tal poder, que como los reyes
absolutos, designó en vida a su sucesor, por encima de la ley. La misma
trayectoria sucesoria de los entronizados tiranos como los Castro, los
Duvalier, los Kim Il Sung, los Somoza, los Trujillo, etc.
Como todo dictador populista, optó por el uso y abuso de los medios de
comunicación y prensa, con el fin de distorsionar y acomodar la verdad a
sus propósitos e infundir una aberrante hipnosis política en la
población, obnubilando la razón de los ciudadanos, y la cual acompañó de
la infusión del miedo entre los que se resistieron a serle serviles
seguidores. Fidel Castro, Mao Tse Tung, y Adolfo Hitler son ejemplos de
tiranos populistas, al cual ahora se suma a la lista Hugo Chávez.
Lejos de ser un héroe, con lo que la masiva campaña mediática de sus
herederos pretende hacer ver, Chávez fue déspota. Un dictador populista,
cuyo el balance final de su nociva obra, le ha hecho mas daño que bien a
Venezuela.
Ahora su designado sucesor y heredero, Nicolás Maduro, explota el
sentimiento de lástima para lograr el voto popular en unas elecciones
precipitadas e improvisadas, bajo inadecuada festinación, antes de que
al pueblo se le pase la hipnosis mediática de la propaganda chavista;
porque el propósito del nuevo regente, es la continuación de ese sistema
de privilegios, corrupción, y despotismo, dentro de un sistema económico
estatizante, ineficiente y empobrecedor.
La actual contienda electoral, pone claramente al candidato opositor,
Henrique Capriles Randoski en franca desventaja, tosa vez que el nuevo
déspota que usurpa la presidencia de Venezuela hace uso desmedido de la
maquinaria del estado para promocionar su candidatura e infundir miedo,
al grito de perseguir a los contrarios, con la confianza de que tiene en
su mano el control del Consejo Nacional Electoral para alterar cualquier
resultado adverso, sin la mas mínima fiscalización de los opositores.
El dictador ha muerto, pero no necesariamente su sistema, por el cual
sus sucesores tratan de salvar y a la vez que salvar ellos junto a sus
jugosas prebendas.
La experiencia nos dicta que si bien la muerte de un dictador puede
crear debilitamiento del sistema, no necesariamente implica el fin del
mismo. Así por ejemplo, en Nicaragua, murió Anastasio Somoza García y
siguió el somocismo con su hijo Luís Anastasio Somoza Debayle (Tachito),
en Haití, murió Francois Duvalier (" Papa" Doc) y siguió la dictadura
con Jean Claude Duvalier, en Corea del Norte, murió Kim il Sung, le
siguió Kim Jong-Il y ahora su nieto Kim Jong-Un, en la URSS murió Stalin
y siguió la misma nomenclatura de la alta cúpula del comunismo rigiendo
desde el Kremlin, y en Cuba, se "retira" Fidel Castro Ruz y sigue la
misma tiranía con su hermano Raúl Castro Ruz. Ahora en Venezuela, muere
Hugo Chávez y sigue el mismo régimen con Nicolás Maduro.
Así pues, más allá de la muerte de un tirano lo que tiene que morir es
el Comunismo, el Kim Jungsismo, el Castrismo, el Chavismo, demás 'ismos'
nocivos y opresivos a los pueblos del mundo.
Moraleja, la muerte del dictador puede ayudar a cambiar, pero para
lograr el cambio real, lo que tiene que morir es el sistema opresivo.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=38891
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