Saturday, March 30, 2013

Cuba nos vence…

Cuba nos vence…
30 Marzo, 2013
Gustavo Tovar Arroyo

Venezuela es un territorio ocupado por Cuba. Duele decirlo, pero Fidel
Castro está a punto de vencernos.

Ya no podemos hablar de intervención cubana, con Nicolás Maduro estamos
ante un régimen cubano instaurado en Venezuela, aceptado por un corrupto
Tribunal Supremo de Justicia y posiblemente legitimado por el perverso
Consejo Nacional Electoral. Si no hacemos algo y nos organizamos seremos
pronto súbditos de Cuba.

Nunca imaginé que en nuestro tiempo fuera posible un apocamiento
nacionalista de este tipo, pero ya es indiscutible y si queremos
sobreponernos a esta calamidad debemos comenzar por asumirla, a pesar
del abatimiento y vergüenza que nos causa.

Son muchos los hechos que corroboran esta catástrofe histórica, nuestra
claudicación y nuestra humillación como sociedad. Enumerarlos sería
inútil, correríamos el riesgo de extraviarnos en discusiones que a estas
alturas ya no tienen importancia. Lo fundamental en este momento son las
causas que producen nuestra rendición. A mi juicio, la más importante de
ellas fue la entrega que hizo Chávez de nuestras fuerzas armadas al
poder cubano. Algo intolerable.

Desde 1830 en Venezuela, situación vergonzosa y terrible, las balas de
los militares venezolanos sólo han sido usadas para asesinar a
venezolanos. Nuestras fuerzas armadas sólo han combatido y abatido
paradójicamente a sus compatriotas. Con sus golpes de estado y
ejecuciones políticas, Chávez siguió esa tradición asesina.

En los últimos 180 años sólo en dos ocasiones nuestras fuerzas militares
se vieron obligadas a combatir contra fuerzas invasoras extranjeras. La
primera: contra Fidel Castro y su invasión a Machurucuto en los
sesentas; la segunda: contra las fuerzas terroristas de las FARC.

En ambos casos, nuestras fuerzas armadas salieron victoriosas,
aplastaron con rigor las pretensiones comunistas por apoderarse de
nuestro territorio, gobierno y riquezas, y erradicaron el flagelo de la
ocupación.

Mucha sangre heroica de venezolanos se derramó para impedir que la
invasión militar cubana triunfara o para soportar las incursiones
terroristas de las FARC (sus secuestros y tráfico de drogas). Años más
tarde, un calamitoso traidor llamado Hugo Chávez Frías, envenenado por
delirios comunistas y fungiendo de sátrapa tropical entregó
-humillándolas- a nuestras fuerzas armadas a estas dos fuerzas
extranjeras y de ese modo entregó al país. Nos lanzó al abismo de la
humillación.

Obviamente, fue la ansiedad por conservar el poder lo que obligó a
Chávez a negociar con nuestros enemigos y entregarnos a ellos. Fidel
Castro, el tirano más longevo y perpetuo del mundo actual, sólo tuvo que
asesorarle para que mantuviera su poder, y, como retribución, Chávez se
rindió a él.

Hemos sido víctimas de la invasión perfecta. Por un lado los cubanos que
rigen el gobierno a la sombra (bueno, ni tan a la sombra); por otro, los
terroristas y narcotraficantes de las FARC que han entrenado a los
colectivos (guerrillas urbanas venezolanas) autoproclamados
"castro-comunistas", para aterrorizar y aplastar a la sociedad civil
venezolana con un estado de inseguridad y criminalidad sin precedentes.

Doble vejación a las fuerzas armadas que lucen confundidas e indefensas.
La verdad, están igual que la oposición política que no tienen idea de
cómo reaccionar. No dudo de la reserva moral de la institución militar,
pero los entiendo: ¿cómo actuar cuando los peores traidores de la patria
son el usurpador "Comandante en Jefe" y su jala bola Ministro de la
Defensa? Es difícil, muy difícil.

Para los cubanos la ocupación está siendo muy sencilla, ni siquiera
tienen la necesidad de gobernar o mantener el orden para regirnos. Eso
se lo dejan a sus peleles venezolanos para que den la cara y sean los
depositarios únicos de todas las críticas. Lo que verdaderamente les
importa a los Castro ya está resuelto: conservar el poder en la isla;
disponer de nuestras riquezas, petróleo, oro y reservas monetarias;
orientar a su antojo nuestra diplomacia y servicio de extranjería;
llevar un registro exacto de cuantos venezolanos somos y cómo pensamos
(para impedir alzamientos); pero especialmente controlar nuestras
fuerzas armadas. Todo esto lo han logrado con increíble facilidad y
probablemente para las elecciones del 14 de abril quedará legitimado.

Inaudito, increíble, sobran los adjetivos para calificar nuestra
indefensión y debacle. Creo que en este punto sólo la fuerza de la
juventud, la movilización social nacional y la resistencia nos podrán
salvar.

Ante la muerte de Chávez, la autocracia cubana explorará nuevas formas
para mantenerse en el poder. Nicolás Maduro, ese experimento
psiquiátrico, quien fue adoctrinado oportunamente incluso antes de la
aparición del sátrapa en el escenario político venezolano, es el
perfecto imbécil para lograrlo. La irresponsabilidad y displicencia con
la que los venezolanos hemos arrostrado este hecho de usurpación y de
vasallaje de Maduro a Cuba puede ser suicida.

No soy pendejo, no soy otro de los ingenuos capaces de pensar que con
unas elecciones viciadas de principio a fin lograremos salir del régimen
de ocupación de los Castro. Sería una burla creer algo semejante. Para
ganar hay que estar dispuesto a movilizar, protestar, dar la vida en la
defensa del voto. No sólo el día de las elecciones, desde ya, no
tolerando la flagrante corrupción del CNE. Se ha hecho de manera muy
tímida ante tanta arbitrariedad y fraude. Sólo los estudiantes han
protestado con furor para reivindicar el voto transparente y efectivo
como principios de la democracia. ¿Es esta tarea exclusiva de los
estudiantes? ¿Los dejaremos solos?

No deseo defraudar las esperanzas de nadie. En Venezuela las elecciones
son un acto de fe y la fe mueve montañas, incluso podría hacer milagros.
Sólo un milagro lograría que la tiranía cubana nos devuelva el gobierno
de nuestro país. Sin embargo, al margen de los milagros, hay que señalar
que el hecho electoral es un evento movilizador que podría dar inicio a
una reivindicación nacional. Sería difícil, pero posible. No estoy
seguro que estemos preparados para lograrlo, pero sí estoy convencido de
que las condiciones están dadas. Al menos, podría ser la llama que
encienda y revitalice la conciencia nacionalista del venezolano, tan
perdida, tan humillada.

Como señaló Pérez Arcay: "muerto Chávez en La Habana", Castro impuso a
Maduro, un imbécil sin carisma que por mantenerse en el poder no sólo
completará la trágica entrega de nuestro país, sino que nos llevará a
una zozobra infeliz donde los colectivos "castro-comunistas" impondrán
su control criminal e instaurarán su narcoestado.

¿Qué hacer? ¿Sólo votar? La verdad pienso que el dilema de la ocupación
cubana es mucho más complejo. A lo mejor estoy equivocado, ojalá lo
esté, no lo creo…

http://www.noticierodigital.com/2013/03/cuba-nos-vence%E2%80%A6/

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