Sunday, March 24, 2013

El chavismo según los chavistas

El chavismo según los chavistas

Entre El oráculo del guerrero y los libros de Chomsky hay mucha tela que
cortar. ¿Hacia dónde irá el "Socialismo del siglo XXI"? Dos teóricos de
la izquierda responden esa duda ahora que llegó el Chavismo sin Chávez.
Por Joseph Poliszuk
EL UNIVERSAL
domingo 24 de marzo de 2013 12:00 AM

La primera vez que Hugo Chávez se declaró socialista fue el 25 de
febrero de 2005. Los devaneos con el tema venían desde hacía tiempo,
pero ese día finalmente salió del clóset. "Entonces si no es el
capitalismo ¿qué? Yo no tengo duda, es el socialismo", dijo a una
audiencia que instalaba en el país la IV Cumbre de la Deuda Social.

"Ahora ¿qué socialismo? ¿Cuál de tantos? Pudiéramos pensar incluso que
ninguno de los que han sido", añadió. "Aun cuando hay experiencias, hay
logros y avances en muchos casos de socialismo, tendremos que
inventárnoslo y de allí la importancia de estos debates y de esta
batalla de ideas; hay que inventar el 'Socialismo del Siglo XXI' y habrá
que ver por qué vías".

Ese discurso anunció el camino que el país emprendió al año siguiente.
La nueva etapa comenzó el mismo día de la elección del 3 de diciembre de
2006, cuando -recién relegitimado- advirtió desde el Balcón del Pueblo
del Palacio de Miraflores, que "más de 60% de los venezolanos votó no
por Chávez sino por un proyecto que tiene nombre: el socialismo
bolivariano".

La ruptura con el pasado tardó 8 años, un poco más de lo pautado.
"Tenemos un proyecto de transición de 3 años de plazo", había dicho
Chávez en una entrevista que en 1998 publicó el historiador Agustín
Blanco Muñoz en el libro Habla el comandante. Lo que vino después ya es
bien conocido: el líder de la revolución bolivariana avanzó su proyecto
hasta sus últimos días y, otra vez relegitimado, a partir del pasado 7
de octubre vino firme con el "Estado comunal" y la intervención de las
escuelas por medio de unos "consejos educativos".

"Y eso no debe parar". Es lo que dice el académico español Juan Carlos
Monedero, quien formó parte del equipo que asesoró a Chávez en una
suerte de laboratorio ideológico, que en 2004 salió al ruedo bajo el
nombre de Centro Internacional Miranda.

"Cuando el Presidente dijo en 2005 que la solución para Venezuela es el
socialismo, estaba blindando el futuro", afirma. "Pudo haber hecho una
propuesta en nombre del chavismo, igual que Perón en Argentina, pero
también vinculaba demasiado su persona hacia el futuro".

De Londres al socialismo

El británico Alan Woods, otro de los firmes partidarios del marxismo que
rodearon a Chávez, también llama a cerrar filas con el Proceso. "Creo
que los logros sólo se pueden garantizar si la Revolución da un paso
audaz hacia adelante, para volverse verdaderamente irreversible". Eso
opina desde Londres, donde empaca maletas para viajar a un encuentro de
intelectuales de izquierda, que la próxima semana se reunirán en Caracas
invitados por la llamada Asociación en Defensa de la Humanidad.

El nombre de Woods salió al ruedo cuando en 2010 llamó al Gobierno a
nacionalizar la banca y apretar el alicate en la política de
expropiación de tierras. Había ido y venido varias veces por Caracas,
pero fue después de publicar un documento -que tituló con el nombre de
¿A dónde va la revolución bolivariana?- cuando enardeció el debate, por
advertir públicamente que si Chávez quería imponerse "no podía haber
conciliación con la burguesía".

Ahora que falta el líder, su ex asesor no ha cambiado de ideas. Dice que
se puede tener una economía capitalista de mercado o una economía
socialista pero no ambas al mismo tiempo porque entonces ocurren
distorsiones en la economía. Para resolver los problemas actuales de la
economía, por eso insiste otra vez en nacionalizar los sectores clave y
en terminar de afianzar un nuevo sistema.

"No creo que se pueda hablar del Socialismo del siglo XXI como algo
nuevo y único, de este llamado socialismo del siglo XXI sólo se puede
decir que nadie tiene la menor idea de lo que es", señala. "Se trata de
una botella vacía, que puede llenarse con el contenido que le guste a
cada uno. El problema es que esta botella vacía ha sido presentada por
la burocracia con todo tipo de ideas reformistas acerca de una economía
mixta y cosas similares".

Entre Guaicaipuro y Marx

Alrededor de Chávez montaron tienda desde los colectivos más extremistas
de las parroquias de Caracas hasta lo que en sus propias filas
bautizaron como la derecha endógena. En el 23 de Enero lo explican con
un graffiti que muestra una versión de la Última cena a la venezolana.
Allí, Jesucristo cabe en la misma mesa con apóstoles que van desde el
mismísimo Chávez, el Che Guevara y los hermanos Fidel y Raúl Castro
hasta otros de la talla de Marx, Lenin, Mao, Bolívar, Andrés Bello,
Simón Rodríguez y el cacique Guaicaipuro.

De 1992 para acá, en el chavismo ha habido cabida para muchas cosas.
Incluso, hasta para el "Capitalismo democrático" y "la Tercera vía" del
ex primer ministro británico Tony Blair. Aunque hoy se trata de una mera
anécdota, el Hugo Chávez de 1998 hablaba de una espada de conciencia y
otros adagios, que venían de El oráculo del guerrero, un libro que llegó
a sus manos por recomendación de quien entonces era su esposa, Marisabel
Rodríguez.

"Vamos a desenvainar la espada de la conciencia, que es el voto para el
día de las elecciones", dijo el 23 de noviembre de 1998 evocando el
libro. "Después la guardaremos y posteriormente la sacaremos para
reconstruir al país y librar otras batallas".

Ahora sin profeta

Como bien lo apuntó el analista político Alberto Garrido, uno de los más
meticulosos a la hora de estudiar el proceso bolivariano, en los
primeros años de Chávez influyeron su hermano, Adán, junto a dirigentes
de la izquierda tradicional como Douglas Bravo.

El llamado Socialismo del Siglo XXI fue un término que el teórico
alemán, Heinz Dieterich, acuñó a finales de los 90 y que años más tarde
llegó importado por la Revolución Bolivariana.

En las últimas columnas que publicó antes de morir en 2007, Alberto
Garrido refiere que Chávez y su socialismo tuvieron una influencia
intelectual de escritores como el norteamericano Noam Chomsky y el
alemán Heinz Dieterich. Y antes de conocerlos, también contó con el
sociólogo argentino Norberto Ceresole, que desde 1994 lo acompañó a
recorrer el país y a refinar las fórmulas de la llamada alianza
cívico-militar.

"El presidente Chávez inicialmente tuvo unas referencias teóricas no
perfectamente definidas", cuenta el profesor de Ciencia Política de la
Universidad Complutense de Madrid, Juan Carlos Monedero: "Tuvo un
compromiso con los pobres y una identidad nacional vinculada a Bolívar.
Todo eso, sin embargo, no constituye un corpus; allí es cuando aparecen
personajes que se presentaron como asesores, pero que pecaron de
absoluta arrogancia pretendiendo arrogarse la construcción del
presidente Chávez".

Para Monedero, fue el día a día y la confrontación con la realidad la
que realmente armó la ideología de Chávez. Recuerda, además, que más
allá de todo el desfile de asesores, la influencia más clara vino de
Fidel Castro quien, entre tantos encuentros, en 2004 ayudó a construir
las misiones y otros de los programas sociales que ayudaron a anclar al
Gobierno.

Ahora le toca al chavismo seguir sin su líder. "Ese es el gran reto que
tiene Nicolás Maduro", afirma Monedero. "Dice la Biblia que los profetas
te llevan a la tierra prometida, pero nunca entran y aquí ha ocurrido
algo similar: Maduro va a tener que manejar con política lo que el
presidente Chávez solventaba con su carisma".

jpoliszuk@eluniversal.com

http://www.eluniversal.com/nacional-y-politica/130324/el-chavismo-segun-los-chavistas

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