Relaciones cubano venezolanas
Guillermo A. Zurga
Viernes, 6 de julio de 2012
Como venezolano, aprecio y respeto a los cubanos demócratas de bien, con
pensamientos de libertades y de justicia, que apoyan al pueblo
venezolano demócrata. No aprecio ni respeto a aquellos que nos atacan y
nos invaden y/o matan a nuestros soldados en las playas venezolanas,
con la pretensión de aprovecharse de nuestras riquezas, para sus luchas
totalitaristas y esclavistas.
En recientes declaraciones, el presidente de Venezuela Hugo Chávez
afirmó lo siguiente: "el venezolano que no se sienta cubano, no es
venezolano". ¡Vaya tipo de afirmación tan estúpida y absurda, por no
calificarla de otra manera!
Es que pareciera que el presidente Hugo Chávez como que no piensa lo que
dice en público, razón por la que tiene que estar rectificando en cada
momento. La anterior es algo otra frase parecida que profirió días
antes: "Venezolano que no se sienta chavista, no es venezolano".
Ese empeño del presidente Hugo Chávez, en pretender quitarnos,
ejecutivamente o por decreto, el gentilicio originario a los venezolanos
quienes nos oponemos a su desprestigiada revolución bolivariana,
pareciera más bien ser producto de una especie de perturbación mental,
no propias de una persona que esté en su sano juicio.
Como venezolano, aprecio y respeto a los cubanos demócratas de bien, con
pensamientos de libertades y de justicia, que apoyan al pueblo
venezolano demócrata. No aprecio ni respeto a aquellos que nos atacan y
nos invaden y/o matan a nuestros soldados en las playas venezolanas,
con la pretensión de aprovecharse de nuestras riquezas, para sus luchas
totalitaristas y esclavistas.
Para aclararles al presidente y a sus adláteres comunistas, la posición
de un venezolano común y del montón, sobre nuestro verdadero afecto a
los cubanos libres y demócratas, es la razón por la que escribo este
artículo, el cual aspiro a que sea validado por muchos otros
venezolanos, que prefieren la libertad a la esclavitud ideológica.
Los cubanos y venezolanos a pesar de las ligeras diferencias entre las
mayorías de nuestros pueblos, – las cuales en algunos casos son
inmensas – tenemos diferencias y discrepancias ideológicas, etnológicas,
económicas, deportivas, culturales, sociales e intelectuales que nos
separan.
No obstante, por ser ambos pueblos latinoamericanos, por hablar el mismo
idioma y tener experiencias históricas comunes en ocasión del
colonialismo del que hemos sido objeto en el pasado; pudiera decirse que
tenemos muchas cosas en común que nos unen.
Desde 1959, año en el que Fidel Alejandro Castro Ruz y su grupo de
revolucionarios entraron victoriosos a la Habana y el gobierno
dictatorial de Fulgencio Batista tuvo que salir de la Isla, el mundo
entero, incluyendo al pueblo venezolano, festejó tal hazaña con inmenso
regocijo. Fue una proeza épica, maravillosa y extraordinaria, esa la de
los guerrilleros barbudos cubanos que vencieron al gobierno corrupto y
criminal que hasta ese momento oprimía al pueblo cubano.
Fidel Castro vino a Venezuela el 23 de enero de 1959, primer aniversario
de la fecha de la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez en 1958, días
después de su entrada victoriosa a la habana. Fue recibido con honores
como un gran héroe por una gran multitud de venezolanos, y por él
presidente interino de Venezuela contralmirante Wolfang Larrazábal en
compañía de Fabricio Ojeda, presidente de la Junta Patriótica que
organizó la resistencia civil en Venezuela.
En ese entonces, Rómulo Betancourt había sido electo presidente de
Venezuela en libérrimas y limpias elecciones realizadas el 7 de
diciembre de 1958, cargo que asumiría el 13 de febrero de 15959. Fidel
Castro solicitó una reunión con éste, la cual se realizaría en la
residencia de Rómulo Betancourt, por espacio de algo más de 2 horas de
duración. No existe mucha documentación ni literatura sobre lo tratado
en dicha reunión. Se dice que ésta fue un fracaso y que faltó empatía
entre ambos líderes.
Extraoficialmente, se especula, que Fidel Castro vino a Venezuela
conseguir petróleo en condiciones económicas ventajosas para Cuba, ayuda
esta que al parecer le fue negada.
Desde ese entonces hubo un frio distanciamiento entre los gobiernos de
Cuba y de Venezuela, según, debido a un planteamiento que Fidel Castro
le hizo a Rómulo Betancourt, de utilizar las riquezas de Venezuela para
extender la llama de la revolución comunista hacia toda Latinoamérica.
Rómulo Betancourt habría rechazado ese plan por estar comprometido con
la democracia. Finalmente, Venezuela terminó rompiendo relaciones
diplomáticas con Cuba, cuando el gobierno de Cuba se convirtió al
marxismo leninismo en 1961.
Los hechos ocurridos desde la elección de Hugo Chávez como presidente de
Venezuela a la fecha, han corroborado las sospechas de la existencia de
ese plan mencionado anteriormente, el cual ha sido puesto en marcha
finalmente por Cuba, con la colaboración espontanea del gobierno
chavista venezolano tal como fue panificado por Fidel Castro hace 54 años.
Hoy día tenemos en Venezuela, conviviendo con nosotros, a un inmenso
contingente de funcionarios del gobierno comunista cubano, quienes
además de quitarles el puesto de trabajo a miles de venezolanos tienen
una función primordial como lo es la contribuir con el chavismo a
afianzar en nuestra patria al sistema político comunista, que como
sabemos el pueblo venezolano mayoritariamente ha rechazado y rechazará
las veces que sea necesario hacerlo.
Hemos llegado a tal punto, que el cubano comunista que nos invade, ya no
es considerado como colaborador del venezolano del pueblo, sino como su
opresor o invasor. Le pregunto al presidente Hugo Chávez: ¿Es acaso a
ese cubano al que usted pretende que consideremos?
No presidente. Queremos, y somos solidarios del pueblo cubano oprimido
que vive sin libertades en Cuba, sin poder viajar al exterior, el que no
tiene internet, al que le violan sus derechos ciudadanos, al que no
puede expresarse libremente, al que no puede tener otra ideología
política que no sea el marxismo leninismo, al que padece de hambre, al
que no puede ir a una universidad libre, al que no tiene automóvil ni
casa. Queremos y somos solidarios de los cientos de miles de exiliados
políticos que viven en el exterior.
Jamás amaremos ni tendremos buenas relaciones con cubanos del G-2, ni
con aquellos que sirvan a la causa de la opresión y del despotismo, como
los cubanos al servicio de Fidel Castro y de su hermano y cómplice Raúl
Castro, quienes llevan más de 50 años oprimiendo al verdadero pueblo
cubano, quién hoy clama por libertades y progreso.
Creo presidente, expresarle la idiosincrasia y pensamiento de esa gran
multitud que usted desprecia constantemente e intenta ofender sin
lograrlo. Esa misma que está definitivamente decidida, de ser necesario,
a defender la democracia y las libertades aún a costa de sus vidas.
gzurga74@gmail.com
http://www.analitica.com/va/politica/opinion/9284880.asp
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