El miedo a la derrota y el abuso de poder
Fernando Ochoa Antich
Lunes, 9 de julio de 2012
La mejor demostración de esta verdad han sido los últimos actos
militares. Allí, sin importarle comprometer el honor de la Fuerza Armada
e irrespetar flagrantemente la Constitución Nacional, se ha dedicado a
arengar a sus miembros para demostrarles a los venezolanos que la
Institución Armada es chavista.
El miedo siempre ha sido muy mal consejero. No le permite a quien lo
sufre reflexionar con serenidad para poder darle solución al problema
que enfrenta con suficiente criterio y claridad. Hugo Chávez está
asustado. No logra explicarse lo que ocurre. Su narcisismo y paranoia
limita aún más su capacidad para poder entender el fenómeno histórico
que se desarrolla, de una manera indetenible, en Venezuela. No quiere
aceptar que tiene que enfrentar un nuevo tipo de liderazgo: Henrique
Capriles, con simpatía y sencillez, ha empezado a captar las grandes
mayorías nacionales. Al contrario, la imagen de Hugo Chávez está cansada
y representa el pasado. Se imagina equivocadamente que el abuso del
poder puede detener esa tendencia. No es así. Los números, aunque le
maquillan las cifras de las encuestas, no le dan seguridad de su victoria.
La mejor demostración de esta verdad han sido los últimos actos
militares. Allí, sin importarle comprometer el honor de la Fuerza Armada
e irrespetar flagrantemente la Constitución Nacional, se ha dedicado a
arengar a sus miembros para demostrarles a los venezolanos que la
Institución Armada es chavista. Analicemos el fondo de sus palabras para
dejar en claro lo que busca y las razones por las cuales es imposible
que ese mensaje agrade a la mayoría de los cuadros militares. Lo primero
que se necesita saber es que la Fuerza Armada venezolana es una
organización profesional, que tiene más de cien de años de creada y que
ha vivido un largo proceso de tecnificación que le ha permitido
evolucionar desde el Ejército pretoriano de Juan Vicente Gómez, a las
Fuerzas Armadas profesionales e institucionales de los últimos cincuenta
años.
Los cuadros militares de cualquier Fuerza Armada profesional no
consideran que sus ascensos y cargos son consecuencia de su lealtad a un
régimen político determinado, sino que se logran por sus méritos
profesionales. Es verdad, que la lealtad es una virtud que debe
caracterizar a un militar, pero esa lealtad no es con una persona en
particular sino con la nación, la Constitución y las leyes de la
República. La primera equivocación de Hugo Chávez es creer que los
cuadros militares pueden ver con agrado que se ofenda al adversario
político. Llamar, con todo el desparpajo que lo caracteriza, "majunche"
a los sectores de la oposición política debe crear un sentimiento de
rechazo y comentarios muy poco favorables a su persona.
No se conformó con este abuso de poder, sino que además tuvo el descaro
de afirmar que "la burguesía venezolana odiaba y despreciaba a los
militares". Esa tesis es tan absurda que traería por consecuencia que la
gran mayoría de nuestro pueblo, que actualmente respalda a la oposición,
odiara a los militares. La verdad, la única verdad es que la Fuerza
Armada, en el pasado reciente, era siempre, al lado de la Iglesia
católica, las dos instituciones más prestigiosas de nuestro país. Ese
prestigio surgía justamente de su apoliticismo y de evitar comprometerse
con los éxitos o fracasos de un gobierno determinado. Para colmo, con
sus palabras buscó sembrar en los cuadros militares el convencimiento de
que los únicos patriotas son aquellos que pertenecen a la Fuerza Armada.
Ese absurdo es inaceptable. Patriotas somos todos los venezolanos.
Este mensaje, junto a la ratificación y nombramiento de oficiales
comprometidos ideológicamente con el chavismo como Henry Rangel Silva,
Carlos y Cliver Alcalá Cordones, tiene un sólo objetivo: reprimir la
protesta nacional que ocurrirá el día de las elecciones si los
resultados no concuerdan con el sentimiento nacional. El plan no
contempla utilizar a la Fuerza Armada para controlar la inmensa
manifestación que surgirá espontáneamente ese día, sino mantener a sus
efectivos inactivos en los cuarteles mientras los grupos paramilitares
del oficialismo atacan a los sectores de oposición que salgan a
protestar pacíficamente. Esta forma de actuar la aplicó recientemente el
régimen al enviar a grupos armados a agredir la marcha universitaria
ante los ojos cómplices de un coronel de la Guardia Nacional. El
chavismo sufrirá un inmenso fracaso el 7 de octubre.
Estoy plenamente seguro de que la gran mayoría de los miembros de la
Institución Armada no permanecerán indiferentes ante una grave crisis
nacional como la que surgirá en Venezuela si el régimen trata de
desconocer la voluntad popular. El sentido institucional de la Fuerza
Armada permanece como uno de sus valores existenciales. Esa es la razón
de la desconfianza que tiene Hugo Chávez en los cuadros militares. La
mejor demostración del respeto de los miembros de la Institución Armada
a los valores constitucionales la dio el mayor general Wilmer Barrientos
Fernández, comandante Estratégico Operacional, al pronunciar un discurso
alejado totalmente de cualquier proselitismo político y orientado a
fortalecer los valores profesionales de sus subalternos. Le rindo un
sincero tributo de admiración y respeto.
http://www.analitica.com/va/politica/opinion/1792178.asp
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