Los Buitres de Maduro
En una especie de pacto entre buitres, la organización cuyos principales
promotores fueron Hugo Chávez, Lula da Silva y Néstor Kirchner, ignoró
la represión gubernamental personificada en la Guardia Nacional y los
paramilitares.
Pedro Corzo
marzo 19, 2014
Las organizaciones que se opusieron a las dictaduras militares
sudamericanas de los años setenta del pasado siglo, acusaron a los
gobiernos del cono sur de haber instrumentado una alianza con el
propósito de destruir a los movimientos subversivos que intentaban
derrocarlos, dicho sea de paso, ninguno los grupos insurgentes logró sus
objetivos porque las dictaduras concluyeron cuando el agotamiento y la
acción cívica de los pueblos las hizo inviables.
Paradójicamente si representantes, aliados o simpatizantes de aquellos
grupos subversivos se encuentran hoy en el poder ha sido por algo que
aquellos sectores repudiaban: el voto universal, libre, secreto y plural.
Aquella alianza fue identificada como Operación Cóndor. Las fuerzas
represivas de los países asociados no tenían que respetar las fronteras
para apresar y hasta matar a cualquier individuo que pudiera ser una
amenaza.
Los dictadores de Argentina, Chile, Uruguay, Bolivia, Brasil y
Paraguay, enfrentaban movimientos violentos, grupos extremistas que
practicaban el terrorismo urbano, los atentados personales, el secuestro
y la lucha guerrillera rural.
Eran gentes dura que creían en la violencia y la practicaban en todas
sus formas, justo recordar que siempre contaron con el apoyo absoluto de
la dictadura cubana.
Los dictadores de los países mencionados que llegaron al poder por la
violencia, no escatimaron esfuerzos por acabar con la oposición y no
dudaron en imponer un terror desde el estado. Asesinaron e hicieron
desaparecer personas, entre ellas gente inocente o al menos individuos
que estaban a favor de soluciones políticas y repudiaban el terrorismo.
Las enseñanzas de aquellos dictadores que se aliaron para sobrevivir, al
parecer germinó entre quienes ocupan en el presente sus posiciones.
Por ejemplo la Unión de Naciones Sudamericanas, UNASUR, emitió una
declaración de total satisfacción para el gobierno de Caracas, porque
apunta "respaldar los esfuerzos del Gobierno de la República Bolivariana
de Venezuela para propiciar un diálogo entre el Gobierno, todas las
fuerzas políticas y actores sociales con el fin de lograr un acuerdo que
contribuya al entendimiento y la paz social y más adelante agregaba, "
Expresar nuestra preocupación ante cualquier amenaza a la independencia
y soberanía de la República Bolivariana de Venezuela".
En una especie de pacto entre buitres, la organización cuyos principales
promotores fueron Hugo Chávez, Lula da Silva y Néstor Kirchner, ignoró
la represión gubernamental personificada en la Guardia Nacional y los
paramilitares, lo que condujo a la diputada María Corina Machado a
expresar "Unasur pretende proteger al régimen y no a los venezolanos".
Cierto que algunos mandatarios de UNASUR han hecho declaraciones, por
cierto ambiguas, como para marcar alguna distancia de lo expresado por
la organización, Michelle Bachelet (Chile), dijo respecto a la violación
de los derechos humanos en Venezuela que solo tenía la información de
los medios de comunicación y que no prejuzgaba con la información de la
prensa, anteriormente había declarado que jamás apoyaría un movimiento
que de manera violenta buscara derrocar un gobierno constitucional,
dando por sentado que la oposición venezolana es la que recurre a la
violencia.
Por su parte el canciller de Uruguay, Luis Almagro, expresó que cuando
se tiene la estrategia política de derrocar un gobierno por medio de las
protestas es muy difícil aceptar un diálogo porque conlleva un cambio de
estrategia.
Pero UNASUR como entidad, palidece ante la Organización de Estados
Americanos.
La mayoría de sus miembros, clientes de Venezuela, acordó guardar un
inexplicable silencio ante la violencia desatada en ese país y cuando se
produjo una votación sobre la crisis le fue favorable al gobierno de
Maduro porque aprobó una resolución de solidaridad con Venezuela en la
que se llamaba al diálogo y rechazaba cualquier tipo de intervención,
como si esa fuese la intención de la oposición venezolana.
La actitud de la OEA es contraria a la que asumió durante la crisis de
Honduras, 2009, cuando derrocaron a Manuel Zelaya aliado de los
compinches de Hugo Chávez, hoy Nicolás Maduro, ese país fue aislado del
hemisferio y sus relaciones con en el resto del mundo fueron afectadas.
Pero esperar otra decisión de la OEA mientras José Miguel Insulza sea su
secretario general es un grave error, porque sus decisiones siempre han
favorecido las autocracias nacidas en la rivera del Socialismo del Siglo
XXI. Recientemente declaró que la crisis política y social que vive
Venezuela no afecta la democracia en el continente, lo que no justifica
invocar la Carta Democrática Interamericana.
Insulza insiste en la legitimidad del mandato de Maduro y ha ignorado
más de un mes de protestas en todo el país, la muerte de muchas
personas, entre ellas estudiantes, los heridos, los presos, los
torturados y la violación a los derechos humanos, por eso siempre se
dirá que el peor ciego es el que no quiere ver.
http://www.martinoticias.com/content/los-buitres-de-maduro/33131.html
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