La oposición venezolana muestra su fuerza en la calle a pesar de la
discordia en su liderazgo
Los desencuentros entre los líderes opositores a Nicolás Maduro no
merman nutridas manifestaciones en Caracas y otras ciudades
Maduro apela a los militares para solventar la crisis
EWALD SCHARFENBERG Caracas 16 MAR 2014 - 22:54 CET139
Una multitudinaria marcha de la oposición en Caracas y otras ciudades
del país, mostró este domingo que los sectores contrarios al gobierno de
Nicolás Maduro todavía no se cansan a pesar de tener más de un mes de
protestas en las calles. Casi simultáneamente, sin embargo, expusieron a
través de las medios las desavenencias, cada vez más abiertas, que
separan a sus líderes.
Si el sábado el oficialismo puso a manifestar –contra cualquier rezago
de institucionalidad que quedara de las fuerzas armadas- a los
militares, al día siguiente la oposición venezolana convocó a la calle a
sus seguidores con un motivo que, si bien tiene fundamento en datos
concretos de la realidad, se aproxima con riesgo a la xenofobia: llamaba
a protestar "contra la injerencia cubana".
Desde dos puntos del este caraqueño caminaron decenas de miles de
personas con rumbo al aeropuerto de La Carlota. El destino tenía su
significado. Ese aeropuerto, enclavado en pleno corazón del valle de
Caracas pero a punto de ser convertido en un enorme parque público,
sirve tanto a la aviación civil como a una base de la Fuerza Aérea. La
base ha sido cuartel y retaguardia para los equipos antimotines de la
Guardia Nacional durante cuatro semanas de refriegas y dura represión de
los manifestantes.
A la postre, los mismos soldados de la GN impidieron a la columna de
manifestantes acercarse a La Carlota, a pesar de lo cual no hubo
desórdenes ni incidentes violentos.
En la marcha se vieron innumerables pancartas de confección casera con
lemas que fustigaban la presunta tutela cubana sobre el gobierno
venezolano. "No nos da la gana una dictadura como la cubana", "De Cuba,
sólo la música" y hasta una paráfrasis de las palabras célebres de
Porfirio Díaz: "Pobre Venezuela, tan lejos de Dios y tan cerca de Cuba".
Entre todas, no obstante, destacaba omnipresente la etiqueta de las
redes sociales, ahora impresa en franelas y garabateada sobre cartones,
de la campaña opositora conocida como La salida: "El que se cansa, pierde".
De hecho, la convocatoria, aunque atendida masivamente, pareció provenir
solo de una parte de la oposición, esa que repite la palabra "calle"
como un mantra y que sostiene que no hay tiempo para esperar que se
cumpla el calendario electoral con tal de desalojar al chavismo del
poder. El camión que hacía las veces de tarima y guía de los marchantes,
iba forrado con la fotografía del Leopoldo López, máximo líder del
partido Voluntad popular y dirigente de esa tendencia, ahora prisionero
en una cárcel militar a las afueras de Caracas.
Desde esa plataforma, Lilian Tintori, la esposa de López, habló a
quienes se reunieron para marchar desde Chacao, bastión inexpugnable de
las fuerzas opositores. Recomendó a todos leer con calma la entrevista
publicada este domingo por el diario El Universal de Caracas, en la que
desde su celda López responde a un cuestionario por escrito. "Allí el
mensaje de Leopoldo queda muy claro", dictaba Tintori por el megáfono
una especie de lectura dirigida. "Hay que perseverar, no podemos dejar
las calles".
En la entrevista, el exalcalde de Chacao ratifica su convicción de haber
hecho lo correcto cuando llamó a salir a las calles. Se pregunta,
incluso, si no lo hizo tarde. Y recalca que "quienes pensaban y piensan
que el régimen se cae solo y claudica por la situación económica, se
equivocan. Veámonos en el espejo de Cuba. ¿Cuánto más íbamos a esperar?
¿Cincuenta años? Ya van quince".
El mensaje no era una botella arrojada al mar sino que tenía un destino
muy específico: el excandidato presidencial y gobernador de Miranda,
Henrique Capriles Radonski, quien defendía la tesis dentro de la
oposición de aguardar a que la crisis económica expresara todo su
potencial para, solo entonces, usar ese malestar y reclutar a sectores
populares descontentos y no movilizar al electorado opositor de siempre.
Incluso dentro de las ásperas condiciones de la cárcel militar de Ramo
Verde, donde lleva recluido dos semanas, López se las arregla para
enviar a Capriles un "abrazo de lucha por Venezuela", como indicio de
que la sangre de un posible cisma no llega todavía al río.
Pero mientras López se muestra como un paladín desde su prisión, para
desmayo de sus seguidores, y casi al mismo tiempo que circulaba el
matutino con la entrevista, en un canal de televisión, Henrique Capriles
admitía que mantiene contactos con el presidente Maduro para participar
"en las próximas horas" en un debate público con el heredero de Hugo Chávez.
Maduro ha venido convocando desde hace un par de semanas a una muy
incompleta "Conferencia Nacional de Paz" a la que sistemáticamente los
voceros de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) se han
venido negando a integrar. Las sesiones que ya han tenido lugar se
transmiten en vivo por el sistema de medios del gobierno, pero terminan
pareciendo maratones verbales irresolutos que apenas sirven para
caracterizar frente a las cámaras al gobierno como un bando abierto al
diálogo.
El anuncio de Capriles contraría lo que el ala radical de la oposición
estaría a dispuesta a aceptar respecto a un diálogo con el gobierno que,
sostienen sus líderes, en las actuales circunstancias sólo conseguiría
legitimar a un gobierno tambaleante.
"El diálogo no es un show de televisión, no nos vamos a prestar a una
comparsa", declaró Capriles al respecto, "pero creo que sería un error
no abrir un espacio para decirnos las cosas a la cara; eso creo que
tiene mucho más valor: que el país vea un debate de ideas".
Anticipándose a las críticas que, de seguro, le lloverán desde los
sectores más insurreccionales de la oposición frente a lo que parecería
una concesión al gobierno difícil de explicar, el dos veces candidato
presidencial dijo, sin aludir a nombres concretos, que "hay extremos del
lado de la oposición que se entienden (con el Gobierno) (...), casi que
tienen un pacto, se necesitan, los extremos se alimentan".
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/03/16/actualidad/1395005686_242355.html
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