ELIZABETH FUENTES
Cuba sí, yanquis también
22 DE MARZO 2014 - 00:01
Hay dos daticos diseminados por ahí, de lo más buenos y que resultan de
lo más convenientes a la hora de tratar de medio entender en que
berenjenal nos metieron Hugo Chávez y su combo: 1) Que ser rico y
militar en Cuba –y en Venezuela-no es nada malo. 2) Y que la única
manera de continuar siendo militar, rico y poderoso, en Cuba y en
Venezuela, es metiendo presos a los disidentes y pisar la chola de la
represión, con todo y sus grupos paramilitares incluidos.
Lo medio nuevo del asunto es que ahora podemos analizar la dependencia
del gobierno de Venezuela a la isla de los Castro de una manera menos
banal. Nada de que "le regalamos el petróleo a Cuba a cambio de nada o
por razones ideológicas o por la enfermedad infantil del izquierdismo".
Quevao. Es algo muchísimo más complejo y jugoso lo que está en juego con
esa alianza diabólica: que un grupete de militares, aquí y allá, se
están haciendo de la mayor fortuna posible para conformar un holding
económico lo suficientemente fuerte que les permita quedarse en el poder
(y sus negocios) más allá del más nunca.
Atemos cabos: según revela una nota escueta del portal oficial de las
Fuerzas Armadas Cubanas (FAR), el yerno de Raúl Castro, Luis Alberto
Rodríguez López-Calleja (así firma, con ese bojote de apellidos), fue
ascendido a general de brigada en diciembre, pero solo ahora se hizo
público. Y ocurre que este general, quien siempre que viene a Venezuela
a acompañar a su suegro no se le despega del flanco derecho, es quien
dirige Gaesa, el grupo empresarial que maneja todos los negocios de las
fuerzas armadas cubanas, incluyendo restaurantes, hoteles, fábricas y
aerolíneas. De hecho, las FAR cubanas controlan más de 80% de los
negocios en toda la isla. Tan poderoso es el tipo, que hace nada fue
saludado desde la tarima y con el mayor de los aprecios y el respeto por
parte de la presidenta de Brasil, Dilma Rouseff, cuando ella anunciaba
el inicio de la construcción del megamillonario proyecto del Puerto de
Mariel, construcción que dirige el yerno de Raúl y que se llevará a cabo
con capital brasileño.
Ahora, su ascenso a general no hace sino reconfirmar que, a pesar de los
problemas familiares (es más o menos pública la pésima relación que
lleva con su esposa, Debora Castro Espin, quien llegó a acusarlo hasta
de maltrato físico), el general Rodríguez López-Calleja goza de la mayor
confianza de Raúl Castro y le ha dado máas poder que a ninguno de sus
hijos porque el hombre sabe hacer dinero pero en cantidad, caballero. Se
dice que tiene yates y casas en la costa francesa, que luce sus Rolex
solo en el exterior y que su amor por la buena vida se extiende a la
buena bebida, igualito que Raúl.
El otro datico, hay que escudriñarlo también: las más recientes cifras
muestran que la represión contra los opositores en Cuba asciende a mil
detenciones por mes. Un informe, divulgado por la Comisión Cubana de
Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, contabilizó además 221
agresiones físicas, 14 actos vandálicos por parte de la policía política
y –vaya casualidad-, hostigamientos y agresiones por parte de
"estructuras parapoliciales", que es como decir los colectivos de la
muerte venezolanos. El informe incluye allanamientos a casas de
opositores y agresión brutal contra el conocido disidente Guillermo
Fariñas, al extremo que le impidió asistir a un encuentro sobre Derechos
Humanos en Madrid.
En fin, que dos más dos son cuatro: calcar el ejemplo cubano era
imprescindible para Hugo Chávez. Centralizar el dinero en las manos de
sus más allegados, inventarles negocios y, según cuenta la leyenda,
permitir que los menos cercanos se hicieran de millones de dólares
también para luego chantajearlos. Por eso las bancas militares, las
emisoras militares, los ascensos, los aumentos, los carros. Una nueva
casta que, como en Cuba, sea intocable y todopoderosa. Una nueva casta
que necesita reprimir para poder sobrevivir. Ahora habría que dudar si
el país está en la quiebra por la ineficiencia y la ignorancia, o todo
eso forma parte de una estrategia milimétricamente calculada para
convertirnos, como Cuba, en un país miserable y desmoralizado.
Claro: Hugo no contó con que todos somos mortales. Pero de ser cierta
esta hipótesis, solo así se explicaría por qué dejó como heredero a ese
bueno para nada, quien no ha hecho otra cosa que destruir al país
mientras se rodea de militares jugando al buen burgués.
http://www.el-nacional.com/opinion/Cuba-yanquis_0_376762571.html
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