Wednesday, May 23, 2012

Tiene razón el negro Chávez

Tiene razón el negro Chávez
Asdrúbal Aguiar
Miércoles, 23 de mayo de 2012

Si el negro Chávez deja de discriminarme llamándome catire -a pesar de
que a mi bisabuela la confundo con el hollín- y sobre todo, si se deja
de esas cosas que nos hacen tanto daño como país y que denuncia el negro
Aponte; y si cambia al narcoestado mafioso que a diario cobra vidas café
con leche en La Planta.

Lo llamo negro pues antes de su llegada a Miraflores los venezolanos
usamos la expresión en tono de auténtico afecto hacia los amigos
entrañables, hermanos, o alguno de los hijos a quien Dios nos manda
pasado de horno. Y es que felizmente, nuestro mestizaje cósmico -así lo
llama Vasconcelos- hace que en cada familia tengamos a un indio o chino,
un desteñido o catire, y otro, golpeado por el sol y acariciado por la
luna, nuestro negrito consentido. Hasta el café que tomamos y del que no
podemos prescindir lo reclamamos a diario diciendo ¡dame un negrito!

El cuento viene al caso puesto que hoy, después de 13 años de
confrontarlo, le doy la razón al negro Chávez. Dice que la confrontación
planteada para octubre no es entre dos candidatos, sino entre dos
proyectos. Y de entrada le pido que no se ofenda con lo del negro, pues
para iniciar este "diálogo nacional" al que tanto apuestan algunos de
los opositores de la vieja guardia -las manipulaciones de color son de
mal gusto, extrañas a lo genuinamente venezolano.

Si hablamos de proyectos basta pues con esto de negros e indios contra
la oligarquía; pues si a ver vamos nada más monárquico y oligárquico que
nuestro pueblo zambo y de cuarterones hacia 1810 y 1811; cuando los
mantuanos de Caracas -con los Bolívar a la cabeza- los engañan y les
dicen que la Junta instalada es conservadora de los derechos del Rey
Fernando.

¡Y no venga a decirme el negro Chávez, como intenta decirlo pero no se
atreve mi otro negro querido, el presidente Obama, que existe una lucha
de clases -lo repite en coro el más que flemático consejero de Estado,
Roy Chaderton- prorrogada hasta el presente. Lo veraz -eso lo sabe el
negro Chávez como nadie- es que la característica que nos domina es la
traición, que es daltónica. No la discriminación. De ser así el negro
nunca pudo llegar a donde llega con el voto de las mayorías y el aplauso
furibundo de los lavaditos del Country. Simón José Antonio de la
Santísima Trinidad traiciona a Miranda ante los realistas y Gómez
traiciona a Castro ante los gringos; tanto como el negro Chávez nos
traiciona ante nuestros invasores cubanos y los guyaneses.

¿En qué quedamos, entonces?

Dejo para otra ocasión los detalles sobre el "otro" proyecto. Por lo
pronto me ocupa el del negro Chávez y el problema es que su proyecto
-que es ajeno y comprado afuera- se lo diseñan y manejan los gallegos
Fidel y Raúl, desde La Habana. Nuestros negritos de Barlovento, en
territorio que gobierna el adversario Capriles, para nada cuentan. El
negro Chávez no quiere a los negros suyos. Las morocotas de su real
tesoro las administra y dilapida con furia de capitalista el carapálida
de Ramírez, y su par, la muy ibérica Dilma Rousseff, nacida en la tierra
del negro Pelé, es quien mejor nos explota a nombre del socialismo del
siglo XXI.

De modo que, para votar por el negro Chávez -a cuya raza le canta
primero y con afecto genuino el poeta adeco Andrés Eloy, debe
rescatarnos de la Galicia cubana y usar como escoltas a nuestros negros
de Chuao en defecto de sus importados desde Pinar del Río o Camagüey.
Votaría por él si su proyecto viaja en Conviasa y no en Cubana de
Aviación, y cuando vuelva a montarse en el camastrón, devolviéndole a la
capitalista Air Bus su aeronave saudita y de origen ario. Sobre todo
votaría por nuestro negro cuando ponga a la cabeza del Parlamento al
negro Aristóbulo, el segundón de su proyecto, y sustituya al "ojitos
azules" cuyo nombre mascullan los brockers suizos.

Y no es burla lo que digo. Si el negro Chávez deja de discriminarme
llamándome catire -a pesar de que a mi bisabuela la confundo con el
hollín- y sobre todo, si se deja de esas cosas que nos hacen tanto daño
como país y que denuncia el negro Aponte; y si cambia al narcoestado
mafioso que a diario cobra vidas café con leche en La Planta y en la
calle, y nos da un país más normal y decente, a lo mejor puede contar
con mi voto.

De lo contrario voto por el candidato "puerta a puerta", quien le ve los
ojos a nuestro mestizaje preterido y despreciado mientras la Corte de
Barinas se dedica a celebrar la Fórmula 1 y visitar el casino de los
príncipes devaluados de Mónaco. Si Capriles no lo logra, sea porque
algunos opositores combinados con los gallegos de La Habana y los
mantuanos del Consejo de Estado negocian lo innegociable, me busco a
otro negro.

El negro Miguel, no se olvide, hacia 1554 monta un Imperio de verdad y
no de utilería, aquí mismo, en Venezuela, cercano a Nirgua. Y designa
reina y príncipe, y hasta nombra obispo a otro negrito de nuestra
querencia nacional. Cuando menos nos respetarían las coronas europeas
sin ser un dolor de cabeza para la DEA.

correoaustral@gmail.com

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/5650894.asp

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