Sin destrucción total no hay revolución
Valentín Arenas Amigó
Viernes, 25 de mayo de 2012
Venezuela tiene ya trece años viviendo esta primera etapa que llamaron
"el proyecto". Se destruyen las universidades, las organizaciones
obreras, se confiscan tierras y empresas, se menosprecia el trabajo de
los profesionales, se destruyen todas las instituciones del Estado
violando con la Constitución el estado de derecho
Entender que es una revolución es lo primero para poder combatirla con
éxito. Una revolución parte de la destrucción del actual sistema para
construir después otro mejor que después resulta peor. Venezuela tiene
ya trece años viviendo esta primera etapa que llamaron "el proyecto". Se
destruyen las universidades, las organizaciones obreras, se confiscan
tierras y empresas, se menosprecia el trabajo de los profesionales, se
destruyen todas las instituciones del Estado violando con la
Constitución el estado de derecho que se sustituye por otro de "fuerza"
y para nada les preocupa el nivel de la inseguridad y la falta de empleo
laboral y profesional, de viviendas y la inflación porque mientras
mayor sea la inseguridad mas serán los venezolanos capacitados que
abandonen el país buscando proteger sus vidas y progresar justo lo que
necesita el régimen para que emigren los mas capaces y se queden los
menos capacitados que son mas fáciles de someter. La destrucción total
de Venezuela es el "portal de entrada" de la revolución. El problema no
es solo la incapacidad sino que esa incapacidad es utilizada para
aplicar la estrategia de `primero destruirlo todo. En Cuba esta etapa se
cumplió en apenas tres o cuatro años y aquí se está haciendo en "cómodas
cuotas" porque Venezuela es otro país y el mundo ya no es bipolar. Y por
qué los pueblos son engañados y se dejan manejar así? Ahora vamos a eso.
El sistema capitalista privado (liberal) olvidó los valores humanos –
dignidad de la persona, justicia, etc.-los desplazó por la riqueza y el
dinero. Tener mas como sea sin reparar en el costo social convirtió en
una droga al dinero. Unos pocos se enriquecieron y tenían todas las
oportunidades en tanto la mayoría se empobreció y no tenía ninguna. Este
desbalance le abrió el camino al comunismo y fue así como aparecieron
dictadores ofreciéndole milagros a los pueblos que, desesperados, los
compró. Esta primera etapa de falsas ilusiones pronto se agota y es
sustituida por otra de una gran frustración colectiva porque los pueblos
no mejoran sino que empeoran su nivel de vida y pierden las libertades.
Esto ocurre porque los nuevos oligarcas concentran poder político mas
poder económico-totalitarismo- y entonces el ciudadano queda aplastado
por una situación de fuerza. Pasa a ser un esclavo y a tener hambre.
Caso cubano. ¿Y por qué ocurre esto? Porque el comunismo no reconoce los
valores superiores de la persona y la considera un objeto más. Es así
como los pueblos pasan de Guatemala, el capitalismo, a Guatepeor, el
comunismo.
Frente a este dúo que ignora por igual la dignidad de la persona y sus
derechos, tanto naturales como legales, no queda otra alternativa que
impartir una educación cristiana sólida que siembre valores a través de
la familia y la escuela, para que podamos salir de la revolución
liberal del capitalismo y la revolución marxista del comunismo, pues la
primera se droga con el dinero y la segunda con el poderío y pasa a ser
una fuerza bruta armada. En Venezuela, que tiene una larga cultura
democrática, se está enfrentando esto únicamente con la unidad del
sector político. Es insuficiente. Dada la naturaleza de este régimen
creemos que se requiere también unir en un solo bloque al sector
social, que no representa al país sino que ES EL PAÌS a través de una
Mesa de la Unidad Social (MUS) que le deje muy claro al C.N.E. que el
único soberano que hay aquí es el pueblo venezolano y que la voluntad
que éste exprese el 7 de Octubre tiene que ser proclamada.
Profesor de Instituciones
Políticas de la U.C.A.B.
alenri@gmail.com
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