"Soberanía" acomodaticia
Eddie A. Ramírez S
Miércoles, 23 de mayo de 2012
Si aceptamos ese absurdo concepto de soberanía, ningún gobierno, ni
ciudadano que no fuese de Sur Africa hubiese podido repudiar el odioso
apartheid establecido por el gobierno de Pretoria, ni las violaciones a
los derechos humanos cometidos por muchos dictadores. Por principio,
tenemos que ser tolerantes ante las críticas externas.
En el Siglo XXI no tiene cabida la premisa de que un extranjero que
opine sobre determinado país está "violando su soberanía". Generalmente
los gobiernos autocráticos son los que utilizan esta excusa para evitar
críticas adversas, pero les complacen cuando son favorables. Además,
quizá por tener la piel muy sensible, algunos demócratas también parecen
molestarse con declaraciones foráneas.
Si aceptamos ese absurdo concepto de soberanía, ningún gobierno, ni
ciudadano que no fuese de Sur África hubiese podido repudiar el odioso
apartheid establecido por el gobierno de Pretoria, ni las violaciones a
los derechos humanos cometidos por muchos dictadores. Por principio,
tenemos que ser tolerantes ante las críticas externas.
Para los internacionalistas y corresponsables extranjeros opinar sobre
un país que no es el suyo es su razón de ser y sería absurdo exigirles
silencio. Aunque algunos gobiernos se molestan con sus análisis, por lo
general no reaccionan contundentemente. Sin embargo, cuando quien hace
la crítica es una notoriedad internacional o políticos que ocupan o han
ocupado cargos importantes, muchos se rasgan las vestiduras.
En contra de la dictadura Siglo XXI del teniente coronel venezolano,
destacados intelectuales se han sentido con la obligación moral de
opinar. Así, el recientemente fallecido mexicano Carlos Fuentes, lo
llamó payaso y acusó de ser un Mussolini tropical. Vargas Llosa,
Enrique Krauze, Carlos Montaner y otros intelectuales han sido críticos
acerbos del régimen militarista venezolano, provocando la ira del de
Sabaneta. Otras veces son intelectuales de poca talla como Ignacio
Ramonet, quienes alaban a Chávez, despertando rechazo entre los
opositores. Por lo general estas críticas levantan ronchas y sacan a
relucir lo acomodaticia que resulta la palabra soberanía.
Lo que sin duda molesta más a muchos es cuando un político de otros
lares se pronuncia sobre nuestra situación. Lula, Correa, Ortega, Dilma
Rousseff y desde luego los hermanos Castro frecuentemente se refieren al
buen gobierno venezolano. Bush, Hillary Clinton, Martinelli y Uribe,
entre otros, han señalado su naturaleza autocrática. Al respecto debemos
aceptar que no hay injerencia, ni violación de soberanía, sino que en un
mundo globalizado es muy difícil que un político se limite a sus
fronteras patrias. Desde luego que las declaraciones amenazantes son
inaceptables, pero en general las opiniones deben ser toleradas y
refutadas, sin recurrir a conceptos acomodaticios de soberanía.
Como en botica: Injerencia es enviar dólares de Pdvsa a la Argentina
para apoyar a la Kirchner y proporcionar armas a la FARC. También las
amenazas de Fidel ante el triunfo de la alternativa democrática. Werner
Corrales y su equipo presentaron el documento "Los siete consensos de la
Venezuela que queremos", elaborado en talleres con participación de
partidarios del gobierno y de la alternativa democrática ¡Bravo!. ¡No
más prisioneros políticos, ni exiliados!
eddiearamirez@hotmail.com
http://www.analitica.com/va/politica/opinion/7761031.asp
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