Sunday, April 8, 2012

Falsificar la historia

Falsificar la historia
Fernando Ochoa Antich
Domingo, 8 de abril de 2012

Hugo Chávez, en su último mensaje de despedida para regresar a Cuba a
continuar tratándose el agresivo cáncer que mina su salud, planteó por
una vez más esa visión parcializada de nuestra historia. Mantuvo que de
perder las elecciones regresaría a Venezuela un régimen neoliberal como
habían sido todos los gobiernos del período democrático.

Los venezolanos de mentalidad democrática han tenido que enfrentar,
durante trece años, a un régimen de tendencia autoritaria y prácticas
fascistas que ha buscado, por todos los medios, falsificar nuestra
historia. No lo ha logrado. Un importante grupo de intelectuales
venezolanos se ha opuesto con firmeza. Uno de los esfuerzos más
significativos fue la lucha que se dio para evitar la ideologización de
nuestro sistema educativo. El régimen tuvo que ceder. Entendió que los
padres y representantes de todos los sectores sociales saldrían a la
calle a enfrentar cualquier medida que vulnerara la libertad de opinión
en el sistema educativo. De todas maneras, el chavismo ha perseverado en
su esfuerzo al imponer unos textos en el área social que no se ajustan a
la verdad histórica y utilizar su hegemonía comunicacional para
presentar una visión parcializada de nuestro pasado reciente.

Hugo Chávez, en su último mensaje de despedida para regresar a Cuba a
continuar tratándose el agresivo cáncer que mina su salud, planteó por
una vez más esa visión parcializada de nuestra historia. Mantuvo que de
perder las elecciones regresaría a Venezuela un régimen neoliberal como
habían sido todos los gobiernos del período democrático. Ese
señalamiento es absolutamente falso. Los únicos dos gobiernos que
aceptaron, transitoria y relativamente, esa ortodoxia económica fueron
los segundos gobiernos de Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera,
presionados por la inmensa crisis económica que enfrentaron. Los
gobiernos democráticos fueron siempre orientados ideológicamente por un
pensamiento socialdemócrata o socialcristiano. La riqueza petrolera
condujo al surgimiento de un capitalismo de Estado y la tesis Cepalista
a la política de sustitución de importaciones.

Manuel Caballlero en su libro "Las crisis de la Venezuela contemporánea"
resume las causas económicas y políticas que debilitaron nuestra
democracia. "Varios factores señalaban la necesidad de una profunda
reforma: crecimiento de la deuda pública, debilitamiento del bolívar,
permanente inflación, fuga de divisas y presupuestos deficitarios. Ahora
bien, todo eso lo magnifica y hace más complicado el "Welfare State". El
Estado se hacía presente no sólo como empresario, sino que a la vez
seguía con sus viejas funciones de regulador de la economía. Además, era
el agente corrector de los desajustes sociales. Lo cual resolvía,
respaldado por los ingresos petroleros, a través de subsidios y
controles de precio... Únase a esto una agresiva política social
destinada a atacar la pobreza y reducir de esta manera las tensiones
sociales". Una política, sin duda, muy alejada del liberalismo económico.

Otra constante en la prédica chavista ha sido acusar a los gobiernos
democráticos de estar al servicio del imperialismo norteamericano y no
defender los intereses nacionales. Este ataque lo acompañan con duras
críticas a la política petrolera establecida a partir de 1958. La
verdad, la única verdad fue que Acción Democrática, durante el gobierno
de Rómulo Betancourt, estableció la política de no concesiones e impulsó
la creación de la OPEP. Todos los gobiernos democráticos mantuvieron
como orientación el nacionalismo petrolero, e incrementaron
progresivamente el impuesto sobre la renta y las regalías a las
compañías petroleras. Es imposible olvidar que Rafael Caldera
nacionalizó el gas y Carlos Andrés Pérez el petróleo y el hierro. No es
verdad que PDVSA estuviese al servicio de la burguesía. Su eficiente
gerencia garantizó los altos ingresos nacionales que permitieron la gran
transformación nacional de esos años.

Una mentira que se repite mil veces en las filípicas chavistas es el
supuesto entreguismo de nuestra política exterior a los intereses
norteamericanos. Los gobiernos democráticos siempre tomaron sus
decisiones con absoluta independencia y soberanía. Buenos ejemplos son:
el respaldo que el gobierno del presidente Herrera le dio a la República
Argentina durante la crisis de las Malvinas. Venezuela no sólo concedió
apoyo político, sino que le dio un importante respaldo militar. Otro
ejemplo fue la decisión del gobierno del presidente Pérez de reiniciar
las relaciones diplomáticas con Cuba. Hubo fuertes presiones de los
Estados Unidos. Siempre se le respondió con firmeza y dignidad. Dos
buenos ejemplos de defensa de nuestra soberanía territorial fueron: el
Acuerdo de Ginebra, que reivindicaba la injusticia del Laudo de París de
1899 y la movilización militar ante la presencia de la corbeta Caldas en
el golfo de Venezuela.

El régimen chavista no puede presentar las mismas cuentas. Analicemos
brevemente algunas de sus políticas: estoy convencido que cada día son
menos los que creen que el autoritarismo chavista tiene algo de
socialista. Mucho menos de socialismo democrático. El sistema económico
establecido por el chavismo es simplemente un ineficiente capitalismo de
Estado, corrupto y despilfarrador. Un aspecto realmente escandaloso es
su política petrolera. Su nacionalismo de pacotilla queda al descubierto
al analizar lo que ha significado para Venezuela vender a futuro
petróleo a China, el insostenible endeudamiento de PDVSA y el millonario
subsidio a los países latinoamericanos El imperialismo no es ni ha sido
históricamente sólo el norteamericano. Existe el imperialismo chino,
ruso, y por lo que se ve, el cubano. Decir que la política exterior
venezolana, en estos tiempos, es soberana es no querer ver la realidad.

fochoaantich@gmail.com

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/9049240.asp

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