Carlos E Méndez
Domingo, 8 de abril de 2012
Chávez quien padece de un cáncer terminal, le pide a Cristo durante una
homilía publica en semana santa, que le de vida para terminar la obra
que comenzó en diciembre del 98 cuando fue electo presidente de la
republica de Venezuela.
Es decir que, doce años no le han bastado a Chávez para terminar de
hacer lo que cualquier otro presidente esta obligado a cumplir en 4 o 5
años.
Gracias a ese mismo Cristo, el presidente esta concluyendo su tercer y
ultimo mandato, ya que de continuar en el poder, acabaría por completo
con lo poco que queda de Venezuela, que desde hace rato se esta cayendo
a pedazos: La corrupción que navega en un mar de petrodólares, la
inseguridad que campea de brazos con la impunidad, y, la inconcebible y
creciente deuda externa, son apenas tres espinas de esa corona que
Chávez le promete a cristo estar dispuesto llevar a cuesta con tal de
que le de vida.
Se entiende que alguien que como el presidente este atravesando su valle
de sombra y de muerte, es normal que se ponga romántico y hasta corra el
riesgo de perder el juicio. Pero es que, Chávez, insiste y persiste
ingenuamente en el mismo y pernicioso error de querer meter al país por
ese túnel sin salida que llaman socialismo a su medida. Entonces, la
demencia del presidente, no es producto de su enfermedad, sino de su
terquedad. La contumacia de Chávez le ha costado a la familia venezolana
no menos de 150.000 muertes violentas en un corto periodo de doce años.
Es decir, un promedio de 1000 homicidios por mes, 250 por semana, y 33
por día.
Uds. piensan que Cristo puede darle vida a alguien para que continúe
alentando una guerra civil no declarada, la cual enciende con su verbo
insultante cada vez que toma un micrófono en sus manos? Dios le puede
dar a Chávez vida en abundancia, pero para que se arrepienta de sus
errores y reconozca su derrota y se recoja en su casa con su familia a
vivir los últimos años, meses o semanas de vida que le resten en este
mundo, pero no para que siga echándole mas leña al fuego. La paz que
otorga Cristo no es como pretende alcanzarla el presidente, con dinero o
con poder político, sino que es un don gratuito o regalo del cielo.
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