José Guerra
Miércoles, 28 de septiembre de 2011
Señor presidente, nuevamente valgan estas líneas para exponerle tres
temas económicos adicionales a los que ya he planteado con
anterioridad. Al comprender su preocupación por el estado de su
enfermedad y la necesaria reflexión que hoy debe recorrer su conciencia
por el camino andado y las interrogantes que ahora mismo se ciernen
sobre el proyecto por usted manufacturado con filigrana y mucha
paciencia desde hace décadas y que hoy pareciera hacer aguas víctima de
la ineficiencia, funcionarios ineptos y corrompidos pero principalmente
debido a una falencia fundamental y es que el modelo socialista no
funciona, no ha funcionado y no funcionará, tal como se ha estructurado
en Venezuela, copiando rasgos de los esquemas que estruendosamente
fracasaron. Lo que mantiene el ensayo venezolano semi vivo y pegado a
una especie de bombona de oxígeno son las elevadísimas cotizaciones de
los precios petroleros a costa de averiar seriamente la capacidad de
producción y exportaciones de petróleo y derivados. Y este es el primer
problema a considerar.
Cifras del BCV consignan que al cierre del segundo trimestre de 2011, el
producto interno bruto petrolero, como expresión de la actividad
económica, refleja un esa merma de 14% con relación a la producción de
2001, antes del paro petrolero con todo y el monumental aumento de los
precios petroleros los cuales saltaron desde US$ 19 por barril en 2001
hasta US$ 100 por barril en 2011. De manera que de muy poco ha servido
el alza de las cotizaciones de los hidrocarburos para apuntalar la
producción petrolera. Pero al tiempo que los precios suben y la
producción declina, la nómina de PDVSA se ha triplicado en el lapso
referido lo que expresa una significativa caída de la productividad. La
política petrolera que su gobierno ha seguido ha exacerbado la exclusión
de los venezolanos del negocio petrolero. Antes eran las empresa
transnacionales las favorecidas hoy lo son las empresas petroleras
estatales, originarias de China, Cuba, Brasil y Bielorrusia y de esta
manera se cierra oportunidades de inversión a los venezolanos en tanto
se le abren los extranjeros. El mejor negocio del mundo es para los
capitales foráneos y se margina de él a los venezolanos.
El segundo asunto que quiero referirle, es el tema del tipo de cambio
del bolívar. Lo que ha hecho el ministro Giordani con usted en esa
materia no tiene nombre. Le metió en la cabeza que anclando y fijando el
tipo de cambio se podía abatir la inflación sin informarle del hecho que
cuando un país fija su tipo de cambio con otra moneda en realidad los
que sucede es que renuncia a su soberanía monetaria y por tanto queda
expuesto de manera pronunciada a los vaivenes de la economía mundial,
tal como le sucedió a Venezuela entre 2008 y 2009 cuando la crisis
global se intensificó. Por haber fijado dogmáticamente el tipo de
cambio, fue en Venezuela donde más duró la recesión y donde la economía
resultó más afectada. Con todo y la fijación del tipo de cambio, la tasa
de inflación de Venezuela es cinco veces mayor que la de sus socios
comerciales. Ello debería llamarle la atención. Pero es que además esta
fijación absurda del tipo de cambio está creando las condiciones para
que se produzca una nueva maxidevaluación porque se está acumulado
velozmente la pérdida de capacidad de compra interna del bolívar,
mientras que su poder de compra externo aumenta, todo ello en virtud de
la inflación. Un hombre cultivado como usted debería leer los artículos
de Alberto Adriani, en su libro Labor Venezolanista donde ya desde los
años treinta se trató este tema.
Y esto lleva al tercer tema, al de la inflación y la nueva ley de costos
y precios justos. Si la inflación se pudiese bajar o atemperar con una
ley ya hace tiempo la inflación hubiese desparecido o las Naciones
Unidas emitiría un decreto prohibiendo que los precios a nivel mundial
aumente pero ello es tan absurdo como creer que la inflación se deba a
la especulación. Fue infortunado el debut público de la nombrada
superintendente de costos y precios justos, Karlin Granadillo, toda vez
que pareciera que no hubiese revisado ni menos comprendido la variedad y
cantidad de estudios que sobre la inflación se han elaborado en
Venezuela. También voceó la citada funcionaria que van a buscar asesoría
en Argentina en materia de regulación de precios y de lucha contra la
inflación. En esta materia el gobierno de la Argentina es tramposo al
punto que las cifras del Instituto de Estadísticas y Censos (Indec) no
tienen credibilidad ni por parte de los peronistas ni del resto del país
y se tuvieron que elaborar índices alternativos para medir la inflación
debido a la manipulación de las cifras que el ministro de Comercio
Guillermo Moreno ha venido realizando. Sería totalmente inconveniente
que los vicios estadísticos gauchos se instalen en Venezuela por el
desespero de contener la inflación cuando la macroeconomía ha fracasado
claramente. Si con una ley se pretende estabilizar los precios, ¿cuál
será la misión del BCV? ¿Servir de segundón de la Superintendencia de
Costos y Precios Justos?
Tal vez estos no sean los temas prioritarios para una persona que
ejerciendo la presidencia como usted debe encarar en vista de la
gravedad de su enfermedad. El cáncer no es algo con lo cual pueda
jugarse o descuidarse. Pero si usted desea seguir al frente del país así
sea nominalmente, entonces los economistas nos sentimos entonces con el
derecho de hacer llegar nítidamente nuestra voz crítica ante su gestión
como jefe de la hacienda pública.
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