La FAN y la democracia
Ideologizar y politizar, como Chávez pretende, una institución 
constitucionalmente definida como "sin militancia política", "al 
servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o 
parcialidad política alguna", tropieza con una FAN que no tiene espíritu 
pretoriano, acostumbrada a subordinar la militancia partidista y la 
adulancia al mérito profesional
TEODORO PETKOFF
Existe todavía una cierta percepción en una parte de los venezolanos 
acerca de la Fuerza Armada Nacional que tiende a verla con los ojos con 
los cuales se miraba a los militares de los tiempos de Gómez, de los del 
post gomecismo y de Pérez Jiménez. Es una percepción equivocada.
Entre los militares de aquellos tiempos y los de hoy existen diferencias 
abismales. Que algo ya venía cambiando en la concepción de los militares 
sobre sí mismos lo demostró el 23 de Enero. Lo que parecía el pilar 
central de la dictadura terminó siendo el instrumento que coronó, con su 
intervención, el alzamiento popular del 21 de Enero.
Desde aquellos tiempos para acá ha corrido mucha agua bajo los puentes. 
En el último medio siglo la Fuerza Armada se ha profesionalizado 
sustancialmente. Las escuelas militares imparten una educación de alto 
nivel, que en los casos de marinos y aviadores posee un componente 
técnico extremadamente sofisticado.
En el caso del Ejército y la Guardia Nacional, aunque las exigencias 
técnicas no son similares, sus oficiales reciben una formación académica 
de nivel universitario.
El oficial militar de hoy no tiene nada que ver, pues, con los oficiales 
llamados "chopo 'e piedra", que caracterizaron al ejército gomecista 
hasta octubre de 1945, cuando, después del golpe militar del 18 de ese 
mismo mes, los "chopo 'e piedra" fueron enviados a las duchas y toda la 
oficialidad estuvo completamente integrada por aquellos que provenían de 
las academias militares.
La dictadura perezjimenista puede ser considerada como interregno entre 
una época y otra. Era muy temprano todavía como para que el espíritu 
institucionalista hubiera cuajado completamente y los resabios políticos 
de medio siglo de protagonismo en el poder habían dejado su huella.
Como la ha dejado, posteriormente, el medio siglo de vida democrática 
que siguió a la caída de Pérez Jiménez, durante el cual se formó un 
oficial hecho para la vida democrática y para el respeto al poder 
constituido democráticamente. De hecho, desde 1958 la FAN ni ha puesto 
ni ha quitado presidentes. Con Chávez no hay que equivocarse.
Él no ha surgido de ninguna intervención de la FAN, la cual, por el 
contrario, derrotó sus dos intentonas golpistas. Pero elegido y 
reelegido conforme a reglas de juego constitucionales, en las cuales la 
FAN no tuvo arte ni parte y que el país aprobó, en referéndum, la FAN ha 
acatado hasta ahora la voluntad popular, guste o no (a civiles y 
militares) el resultado de esa decisión del pueblo.
Se equivocan, pues, quienes fincan en un golpe militar la salida de 
Chávez del poder y se equivoca Chávez si cree que la FAN estaría 
dispuesta a desconocer el resultado electoral del 7 de octubre de 2012, 
si éste fuera –como será– desfavorable a Chávez.
Los oficiales de hoy, en su inmensa mayoría, están formados en 
conceptos, que vienen desde la Constitución de 1961 y fueron recogidos 
por la de 1999.
Ideologizar y politizar, como Chávez pretende, una institución 
constitucionalmente definida como "sin militancia política", "al 
servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o 
parcialidad política alguna", tropieza con una FAN que no tiene espíritu 
pretoriano, acostumbrada a subordinar la militancia partidista y la 
adulancia al mérito profesional.
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