Henrique Capriles Radonski
Jueves, 29 de septiembre de 2011
Cada venezolano debería saber que hay un futuro mejor, un futuro que
debemos forjar aprovechando y mejorando las cosas buenas del presente,
pero dejando atrás las divisiones absurdas y la conflictividad estéril
Un principio rector de nuestro trabajo en la gestión pública, ha sido
siempre el no pararle demasiado a los ataques sin argumentos ni tampoco
a las acciones de saboteo que nunca faltan. ¿Para qué gastar en tales
zamuros la pólvora, es decir el tiempo y la energía, que tanta falta
hace para enfrentar los problemas de la comunidad?
Lo mejor, sencillamente, es dejar hablar a los ciudadanos que por las
más diversas vías han hecho contacto con su gobierno mirandino en busca
de apoyo, y nunca han encontrado a un funcionario de esos que les hace
sentir que cualquier beneficio debe ser pagado con la incondicionalidad
al líder o al proyecto.
Podrían ir y preguntarle, para ser más específicos, a Daniel Ramírez,
un joven de Santa Teresa del Tuy que a sus treinta años ya no quería ser
mesonero y se convirtió en un innovador empresario, ya con diez
empleados, gracias al empujón que le pudimos dar desde el Gobierno de
Miranda. Él nos cuenta que en su ánimo siempre estaban las palabras que
le repetían sus padres: "No te conformes, no te limites". ¡Toda una
lección para estos tiempos que corren, en los que cada venezolano
debería saber que hay un futuro mejor, un futuro que debemos forjar
aprovechando y mejorando las cosas buenas del presente, pero dejando
atrás las divisiones absurdas y la conflictividad estéril!
Sería estupendo que hablasen y se contagiasen con el entusiasmo de
Ulises Espinoza, el director de la escuela de Marare, para que vean como
la inversión en una infraestructura moderna y funcional, junto a un
nuevo enfoque educativo y de atención integral al alumno, no sólo puede
mejorar la calidad de la enseñanza y combatir la deserción escolar, sino
tener también un impacto muy positivo en la convivencia ciudadana de
toda una comunidad. O con su colega María Fernández, de la Escuela
Jabillito, en Charallave, donde maestros y niños, con el respaldo de
Ambiente Miranda, presentaron un proyecto ecológico que recibió el apoyo
financiero del PNUD tras ganar un concurso al que acudieron otras 298
iniciativas.
Podrían incluso contactar a cualquiera de las 2.600 personas que han
recibido capacitación en nuestros talleres de artes y oficios; o a las
más de 2.800 que han recibido ayudas médicas, a menudo para afrontar
problemas de salud que no encontraron atención en ninguna otra instancia
oficial.
Son sólo ejemplos de lo que hemos logrado a través de una gestión de
gobierno que siempre ha querido ser para todos, una gestión que hoy es
la mejor demostración de lo que juntos podremos hacer por el progreso de
Venezuela.
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