Guillermo A. Zurga
Jueves, 29 de septiembre de 2011
El régimen chavista acaba de confiscar la empresa privada de transporte
marítimo Conferry, que comunica a la Isla de Margarita con la parte
continental de Venezuela
Esta es la empresa 402 que expropia arbitrariamente el gobierno este
año 2011, en su equivocado intento de poner orden y disciplina en el
manejo administrativo de estas empresas, cuando las mismas presentan
algún tipo de fallas.
Al ritmo que vamos, no habrá suficiente recursos económicos para
administrar y mantener a las empresas confiscadas (con el respectivo
incremento de la nomina publica), por más alto que se cotice el petróleo
en los mercados internacionales. Es una política suicida esa de poner
orden confiscando, lo que a criterio del gobierno, no funcione bien.
Existen mecanismos dentro de la ley y de la constitución, que permiten
corregir estas supuestas anomalías detectadas por el gobierno en
empresas privadas de servicios públicos, diferentes a las
confiscaciones. Una de ellas sería la de eliminar el pérfido control de
divisas.
Conminando a sus dueños a mejorar el servicio, so pena de multarlos o en
último caso, confiscarlos, pudiera ser otra de ellas. Otra forma pudiera
ser la de propiciar la formación de empresas que presten el mismo
servicio, para establecer una competencia efectiva sana.
Es increíble, que el régimen no se de cuenta de la inconveniencia de
seguirle endosando al Estado, tantas empresas de muy diferentes
características y naturalezas, que al final resultan ineficientes y en
muchos casos quebradas, por la impericia del régimen en como
adminístralas correctamente.
Mientras gobiernos inteligentes intentan desesperadamente de reducir la
carga fiscal en sus países, el régimen chavista como que desfrutara
confiscando empresas para destruirlas y luego venderlas como chatarra.
Esa política de confiscaciones alegres e irresponsables, es además,
enfermiza y deplorable que así suceda, sobre todo, de parte de un
gobierno, que enarboló en un tiempo la bandera de combate contra la
pobreza crítica, compromiso este que está muy lejos de honrar.
Mientras gobiernos responsables intentan atraer capitales privados, para
la creación de nuevas empresas que generan riquezas, y así aminorar la
extremadamente alta dependencia del petróleo que tenemos, este engendro
de gobierno, insiste esquizofrénica y tozudamente, en expropiar a las
pocas empresas privadas que van quedando en Venezuela.
Lo más triste, es que el régimen está consciente que existen severas
limitaciones económicas en el país, como consecuencia de los múltiples
errores cometidos por la administración pública de los recursos del
estado. Nadie en su sano juicio entiende ni mucho menos avala esta
política de destrucción de la economía del país, por la vía de las
confiscaciones.
De persistir estos desastres económicos, no es difícil predecir la
quiebra del estado, lo cual estaría por ocurrir más pronto de lo que nos
imaginamos, contribuyendo así con el incremento de la pobreza, al
contrario de lo prometido por el régimen a los venezolanos en 1997.
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