Tuesday, May 8, 2012

Guerra avisada…puede matar

Guerra avisada…puede matar
Luis Betancourt Oteyza
Martes, 8 de mayo de 2012

Venezuela hoy es a los hermanos Castro y sus secuaces comunistas lo que
la India fue para el Imperio victoriano inglés: La Joya de la Corona. El
segundo sector es el constituido por todos aquellos comunistas y
similares que ven, por fin, en este proceso "revolucionario" la razón de
ser de sus vidas y prefieren seguirlo sin reparar en el costo social,
económico ni humano que él representa para los venezolanos.

"…aunque la guerra es el compendio de todos los males,

la tiranía es el compendio de todas las guerras."

Simón Bolívar, 17 de diciembre de 1814

Hugo Chávez está mortalmente enfermo; no se recuperará de su mal y más
pronto de lo previsto saldrá de la escena. Esto no puede seguirse
ocultando ni descuidando. Después de 13 años de gobierno unipersonal,
degenerado en una Tiranía, barridas todas las instituciones públicas y
mermadas las otras, el país pronto se encontrará a la deriva y sumido en
una crisis puntual de dimensiones muy peligrosas para su soberanía y
hasta subsistencia como nación. Venezuela puede dejar de ser la que se
constituyó en 1830, luego de la desmembración de la Gran Colombia, y que
hemos conocido hasta este principio del siglo XXI; puede que no mantenga
su estructura territorial ni su conformación de estado único,
independiente y con la vocación de futuro de ayer. No voy a abundar en
el alerta pero sí quisiera recubrir de la mayor seriedad y alarma el
llamado de atención que me propongo transmitir en estos momentos.

Ante esta grave encrucijada se están desarrollando dos comportamientos
políticos para conjurar el futuro inmediato. Por un lado, el Chavismo,
entendido como toda la gama de causahabientes de este proceso iniciado
en 1999, está preparando una transición a toda carrera, manido de su
conocimiento del estado real de la enfermedad de su líder con un solo
objetivo: no abandonar el control del poder y, por el contrario,
profundizarlo y extenderlo a toda la sociedad, totalitariamente, para
evitar una cercana reacción que la libere. En este propósito coinciden
tres sectores interesados: El primero, el Castrismo Cubano, que recibe
en los recursos materiales venezolanos el oxígeno indispensable para
mantener su tiranía sobre el pueblo de Cuba y no puede prescindir de
este dominio. Es de vida y muerte. Venezuela hoy es a los hermanos
Castro y sus secuaces comunistas lo que la India fue para el Imperio
victoriano inglés: La Joya de la Corona. El segundo sector es el
constituido por todos aquellos comunistas y similares que ven, por fin,
en este proceso "revolucionario" la razón de ser de sus vidas y
prefieren seguirlo sin reparar en el costo social, económico ni humano
que él representa para los venezolanos. Creen que se debe mantener a
toda costa y costo; ya nos advirtieron el 4 de febrero pasado que "La
patria o es socialista o no será patria". Es el apetecido camino a su
Shangri-La. Y el tercer sector es el conformado por todos aquellos,
civiles y militares, que encuentran en el "proceso" la fuente de su
enriquecimiento y redención social y económica, que saben cesará cuando
pierdan el poder y que no podrán disfrutarlo allende las fronteras de su
presa. Algo de esto ya quedó al descubierto con la confesión pública del
ex magistrado y Coronel Aponte Aponte. Aquí no me refiero a los
rapiñosos de siempre que como rémoras recogen sus bocados de lo que
descuidan los tiburones; esos siempre existirán y tratan siempre de
acomodarse a nuevos actores, cuando los hay. No, me refiero a los que ya
no pueden salirse de la Mafia sino como lo hizo el magistrado correlón:
entregando todo al precio de una vida, vida al fin, en relativa
libertad. Son los que no quieren ni pueden dejar de cabalgar el tigre.
Estos tres sectores están dispuestos a todo, hasta ejercer la violencia,
para mantener su poder, y tienen con qué. La reunión de 24 "Colectivos
Oficialistas" en el Parque Central de Caracas, con la asistencia de
Henry Rangel Silva, reseñada en El Nacional de hoy domingo 6 de mayo, es
un botón de la mejor muestra; sólo hay que repasar tres cosas en esa
reseña: Las palabras del guerrillero Julio Escalona, la lista de las
pandillas presentes y la intervención del General Henry Rangel Silva,
con uniforme verde oliva, Ministro de la Defensa. Parece la reseña de un
aquelarre medieval pero ocurrió aquí y ahora, y se va a repetir. Pues
bien, este Chavismo está implementando varios planes para conseguir su
fin. Tiene un plan electoral a cargo del CNE; tiene un plan
institucional a cargo del desempolvado Consejo de Estado; tiene su
respaldo judicial a cargo del TSJ; y tiene su plan militar a cargo del
Ministerio de la Defensa y las fuerzas de ocupación bajo el control
cubano, y estos planes los están desarrollando ya, todos en paralelo. Es
la estrategia del perdigonazo: algún plomo alcanzará el objetivo.

Por el otro lado están las fuerzas de la llamada "Oposición", con su
candidato electo en impecables elecciones primarias; con su
comportamiento apegado a las reglas convencionales de la política
tradicional y sin ánimo de confrontar el esquema legal que pautan las
normas, que sólo ellos siguen en la actualidad; mientras Chávez y sus
acólitos han violado la constitución y toda la pirámide legal del estado
varias veces, la oposición se mantiene ejemplarmente dentro de un juego
democrático, que juega sola y, me atrevería a decir, cada día ante menos
espectadores. No está alertando con la anticipación debida el
desarrollo de la transición inevitable, y parece segura y confiada en
que la historia excusará su inacción. Nadie de entre sus filas advierte
que Chávez está dejando de existir, que debe abandonar formalmente su
cargo, y hasta algunos insisten en pedirle inexplicablemente que se
reincorpore. Nadie exige un CNE transparente y confiable que guíe el
proceso electoral, de darse. Nadie advierte que Jaua no puede asumir la
sustitución constitucional de Chávez por carecer de condiciones y del
respaldo nacional necesario en la coyuntura. Nadie pide la renuncia, no
del presidente agónico, sino del gobierno entero y la conformación de
uno de transición, que evite el baño de sangre con que nos amenaza Fidel
Castro. Estamos a las puertas de una guerra civil, asimétrica por ahora;
será una guerra anunciada que matará a muchos.

betaluis@gmail.com

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/8680880.asp

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