Monday, May 7, 2012

Elucubraciones

Elucubraciones
Carolina Jaimes Branger
Lunes, 7 de mayo de 2012

Yo me cuento entre quienes pensaron que lo del cáncer era un cuento. No
chino, sino cubano. Porque ¡qué tumores tan oportunos! El primero
apareció cuando Chávez caía y caía en las encuestas. El segundo, después
del triunfo clamoroso de Capriles en las primarias. El primero detuvo la
baja de la popularidad, lo estabilizó e incluso lo hizo subir. El
segundo, volvió a ponerlo en el centro de los temas de interés nacional.

Al gobierno le molesta que los ciudadanos hagamos elucubraciones. Le
causa un profundo disgusto que hagamos ejercicios de imaginación ¿sin
darse cuenta? de que son ellos mismos quienes ponen en marcha nuestra
gimnasia mental. Casi catorce largos años de perfeccionar la técnica de
poner en marcha un rumor para luego, de manera agresiva, burda y
maniquea, acusar a la oposición de fascista, golpista y desestabilizadora.

¿Cómo no especular, por ejemplo, sobre la enfermedad del Presidente?
¿Cómo no hacer conjeturas sobre si tiene o no cáncer, dónde lo tiene y
cuán grave es si el Ministerio de Información no informa, no aparecen
partes médicos por ninguna parte (excepto las declaraciones de Fidel
Castro, el "médico" particular) y aparentemente ni en el círculo cercano
saben con exactitud qué es lo que tiene? La salud del Presidente de la
República nos compete a todos... ¿por qué ponernos a jugar a las
adivinanzas? No es perico de los palotes quien está enfermo: es el
Presidente. Su destino afecta a toda la nación. Y más en el caso de
Chávez, que ha acumulado tanto poder en un país donde nadie del gobierno
se mueve sin pedirle permiso.

Yo me cuento entre quienes pensaron que lo del cáncer era un cuento. No
chino, sino cubano. Porque ¡qué tumores tan oportunos! El primero
apareció cuando Chávez caía y caía en las encuestas. El segundo, después
del triunfo clamoroso de Capriles en las primarias. El primero detuvo la
baja de la popularidad, lo estabilizó e incluso lo hizo subir. El
segundo, volvió a ponerlo en el centro de los temas de interés nacional.

Hay apariciones y desapariciones; durante las segundas se destapan olas
de rumores (sobre las cuáles por qué no elucubrar que vienen de la "sala
situacional" de Miraflores): que si está mal, peor pésimo. Que si está
en coma. Que si está muerto... Que si lo tienen congelado mientras Fidel
decide qué se va a hacer en Venezuela. Todo esto para que al final del
rumor aparezca Chávez como un toro bravo, sin mayores indicios de estar
enfermo, a no ser por la hinchazón característica del tratamiento con
esteroides, que no se usan siempre para tratar el cáncer… hay variedad
de condiciones que responden a esa terapia.

La cadena del lunes pasado también fue una invitación a las
elucubraciones. El cambio de salón, el cambio de podio, el mismo odio,
pero sin la fuerza anterior. Un Chávez disminuido se dirigió a la nación
después de un silencio inusual de varios días. El "carómetro" fue el más
"carómetro" de todos los "carómetros" que hemos visto en TV. El
"homenaje" de presentarse encorbatados quienes usualmente se presentan
inapropiadamente vestidos para las ocasiones más importantes. La
resurrección de José Vicente Rangel, muy significativa por demás: el
"hombre fuerte" que sale de la reserva para ¿ocuparse de la transición
en caso de que pase algo?... ¿quién mejor que alguien que ha sido
candidato a la presidencia de la república tres veces y
vicepresidente?... La dificultad de Chávez al momento de firmar, el que
haya escrito "justicip" en vez de "justicia". Por Twitter aseguraron que
"social" tampoco lo escribió bien, pero eso no lo vi, de manera que no
lo puedo asegurar. El final abrupto de la cadena (entiendo que cuando la
repitieron estaba editada). Cuando yo la vi, que la vi en vivo, Chávez,
después de gritar "¡Viva la vida!" hizo un rictus, no sé si de dolor o
por una emergencia escatológica de ésas que sin pudor nos ha narrado en
cadena nacional y la cámara de inmediato enfocó el cuadro del Libertador
y se terminó la cadena… Hay quienes dicen que se puso a llorar, pero el
cuento de que haya sido un lagrimeo también lo elucubro, porque las
lágrimas le hubieran rendido beneficios. Por primera vez consideré que
lo del cáncer pudiera ser verdad, no porque no le crea a Nelson
Bocaranda y a otros excelentes periodistas, sino porque yo no le creo
nada a Chávez.

Y esto es buscado: rumores que van, rumores que vienen, historias
"pa'lante", historias "pa'trás", después no se quejen de las elucubraciones.

@cjaimesb

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/5057438.asp

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