Tuesday, May 8, 2012

Desalambrado las misiones de Capriles

Desalambrado las misiones de Capriles
Alexander Cambero
Martes, 8 de mayo de 2012

Las misiones "venezolanas" fueron creadas para reproducir la dependencia
política y económica del hombre de a pie del fisco a través del
mecanismos de servidumbre. Por lo que la propuesta Capriles de una ley
de misiones puede ser una oportunidad para crear una puerta en ambas
direcciones a cientos de miles de venezolanos que requieren asistencia
estatal para enderezar sus cargas, mientras se incorporan al mercado
laboral "normalmente".

La campaña presidencial de Capriles ha tenido algunas curiosas
propuestas en materia económica, particularmente en las de inmediato
impacto social por el uso de un verbo parecido en la forma, al lenguaje
del Gobierno. En la opinión pública opositora se percibe cierta
confusión; sin embargo, es pertinente aprender que el resultado
electoral en primarias arrojó una verdad inobjetable: el discurso de
Capriles resultó del gusto del electorado opositor. Si este discurso va
en busca del votante neutro o simpatizante de la revolución, la
mayéutica dice que su posibilidad de éxito es aun mayor.

El juego político contra el neo-comunismo es una lucha por las
libertades, el libre albedrío, la propiedad y la familia; la lucha
política reclama en la coyuntura una oposición eficiente en la captura
de voluntades para volcar a los venezolanos a construir un sistema de
libertades y ello pasa por la derrota de Chávez. Capturar la voluntad
del venezolano y sacarlo de sus ranchos y casas y eliminar la
dependencia del fisco, pasa por sostenerles sus esperanzas, muchas
sembradas por el Gobierno con una habilidosa retórica y el uso de la
servidumbre como mecanismo de coerción social. Un grupo de ellas son las
misiones, un emulo de mecanismos redistributivos cubanos ineficientes
que buscan la dependencia política, económica de las bondades del
"dictador benevolente".

La redistribución del ingreso en una sociedad moderna fluye normalmente
a través del gasto público y de la caridad privada, en educación, salud,
seguridad personal y hasta viviendas, para nombrar los básicos. La idea
es transferir ingresos de quienes obtienen mayores ingresos a quienes
los necesitan, la eficiencia de estos esquemas redistributivas aun se
discute en medios académicos y en la opinión pública en general. Es la
lógica del Estado de Bienestar; en Inglaterra, Francia, Italia,
Alemania, tomó diversos caminos, el alemán, el más exitoso, allí el
bienestar se basó en una combinación de redistribución y libertades
económicas. Las matemáticas redistributivas son precisas, de los que
tienen más, que son mayoría a quienes tienen menos, la minoría. Las
cosas se complican cuando los que tienen menos son mayoría, el milagro
del pan en el desierto no es así una solución. Ese el caso venezolano.

El Estado en Venezuela es "rico", dueño de las riquezas de sus
ciudadanos, o los despojó, o le caen del cielo, como el petróleo, y pese
a ello las matemáticas siguen siendo las mismas, la historia dice
décadas redistribuyendo petróleo aguas abajo no muestra éxitos, al
contrario, la renta del petróleo no acaba ni acabará con la pobreza, ni
sembrando el petróleo, una proclama popular, ingenua y falsa. Aunque los
números parezcan grandes, no es mucho lo que hay para redistribuir, la
renta fiscal petrolera a 100 dólares/barril es 12 % del PIB, aunque
ayuda en algo, una semilla, no es solución.

Las misiones "venezolanas" fueron creadas para reproducir la dependencia
política y económica del hombre de a pie del fisco a través del
mecanismos de servidumbre. Por lo que la propuesta Capriles de una ley
de misiones puede ser una oportunidad para crear una puerta en ambas
direcciones a cientos de miles de venezolanos que requieren asistencia
estatal para enderezar sus cargas, mientras se incorporan al mercado
laboral "normalmente". Permitiría acabar con las atrocidades
sociopolíticas y económicas de esos esquemas y transformarlos en
mecanismos transicionales que estimulen al individuo al trabajo creador.
Las misiones se financian dinero fiscal de modo difuso y opaco dirigido
a financiar estructuras político-sociales de naturaleza cuasi-fascista y
al margen de los esquemas redistributivos normales.

Así la idea de Capriles de crear una ley para ordenarlas y darle marco
jurídico así como control es a todo evento bienvenida, y entra en la
discusión política de modo oportuno. Una ley permite pasar por el cedazo
legislativo y la opinión pública para reorganizar esas actividades
redistributivas. Sería una ley cuyo financiamiento se empotraría en el
presupuesto como un mecanismo, de "auxilio social" que operaría sobre
parámetros de estímulos a la incorporación del individuo al mercado
laboral de manera normal.

En cuanto a su organización industrial, se adscribirían a aquellas
instituciones del Estado y distribución político territorial, ajustado
al principio de subsidiaridad; habilitar la descentralización en estados
y municipios para administrar esos mecanismos redistributivos, así, el
principio de subsidiariedadsería esencial dado que las diferencias
sociales de municipio a municipio son distintas.

Así, retomando la descentralización y el principio de subsidiariedad, se
eliminan las perversiones de una caja común ad-hoc para financiar los
programas a ser administrados en la ley de misiones. Esta redistribución
descentralizada, traería economías en lo político, institucional y
económico, dado que los venezolanos que contribuyen a los fondos de la
ley de misiones, a través del ingreso fiscal petrolero y no petrolero,
conectarían la representatividad al voto, como un mecanismo que
obligaría eficiencia y pulcritud en la administración del gasto social
embutido en la ley de misiones; un mecanismo redistributivo con sentido
transitorio en la medida que los beneficiados puedan económicamente
transferirse al régimen natural de un mercado laboral de una economía
que crezca sostenidamente.

alex102@movistar.net.ve

http://www.analitica.com/va/economia/opinion/5218566.asp

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