Brasil evitó al exilio cubano a cambio de beneficios para Petrobras
En un telegrama de 1994, el entonces canciller Amorim desautorizó un 
encuentro del embajador en Washington, Paulo Tarso Flecha de Lima, con 
la comunidad cubana en la Florida, EEUU
Agencias, Sao Paulo | 26/09/2011
La petrolera brasileña Petrobras fue beneficiada en los años 90 por el 
Gobierno de Cuba, que le reservó áreas de explotación privilegiadas, 
mientras Brasil rechazó establecer relaciones con opositores cubanos 
exiliados en Estados Unidos, según documentos oficiales hasta ahora 
secretos que fueron divulgados hoy por la prensa local, informó la 
agencia de noticias ANSA.
Una comunicación reservada de la cancillería brasileña, de 1993, señala 
que un diplomático cubano en visita reciente al Ministerio (de 
Relaciones Exteriores) comunicó la intención de su país de no incluir en 
la licitación pública internacional aquellos bloques petroleros 
ofrecidos anteriormente a Brasil que, según él, serían los más promisorios.
La Cancillería brasileña develó varios documentos hasta ahora secretos, 
que fueron publicados el domingo por el diario Folha de S. Paulo.
En 1993, el presidente de Brasil era Itamar Franco y el canciller, Celso 
Amorim, quien volvería a ese cargo varios años después, durante la 
presidencia de Luiz Lula da Silva, y hoy es ministro de Defensa de la 
presidenta Dilma Rousseff.
Los documentos develados dan cuenta de que las buenas relaciones entre 
Brasil y Cuba se mantuvieron durante los mandatos de los sucesores de 
Franco, el socialdemócrata Fernando Henrique Cardoso (1995-2003) y el 
laborista Lula (2003-11), quienes viajaron varias veces a Cuba en sus 
gobiernos.
Lula firmó en 2008, en La Habana, un protocolo de intención para sondear 
nuevas oportunidades de negocios en Cuba de Petrobras, que por esa época 
abrió una oficina en La Habana.
En otro de los documentos conocidos hoy, también de 1993, la embajada 
brasileña solicita refuerzo presupuestario a Brasilia para instalar una 
cerca de alambres de púa ante el riesgo de ser invadida por disidentes 
del Gobierno cubano.
Los documentos indican que Brasil evitó establecer relaciones con los 
grupos anticastristas. En un telegrama de 1994, el entonces canciller 
Amorim desautorizó un encuentro del embajador en Washington, Paulo Tarso 
Flecha de Lima, con la comunidad cubana del estado norteamericano de 
Florida.
 
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