Sunday, September 18, 2011

Transición sí, transición no

Transición sí, transición no
Gustavo Coronel
Domingo, 18 de septiembre de 2011

NO Al hablar de un posible cambio de gobierno en nuestro país Teodoro
Petkoof advierte en editorial de Tal Cual
(http://www.talcualdigital.com/Nota/visor.aspx?id=58593&tipo=AVA) , que
ello :No es, ni puede ser, como algunos se imaginan, un pase de facturas
generalizado. Se necesita paciencia y mucha tolerancia‰. Petkoff añade:
„[igual a ] como han sido las transiciones en otras partes del mundo.
Basta recordar varios casos paradigmáticos. En Chile, Pinochet salió de
la presidencia a la comandancia de las Fuerzas Armadas y a una senaduría
vitalicia".En España la transición fue negociada durante varios años
entre el propio franquismo con los comunistas y los socialistas.

En Nicaragua, el ministro de la Defensa de Daniel Ortega, su hermano
Humberto, pasó a ser el ministro de la Defensa de la presidente Violeta
Chamorro. En los antiguos países comunistas, el tránsito del
totalitarismo a la democracia fue pactado entre los comunistas y sus
adversarios, a través de procesos electorales".No estamos de acuerdo con
Teodoro Petkoff. Algun día tendremos que apegarnos más a los principios
y menos a los acomodos pragmáticos que terminan debilitando nuestros
valores y nos obligan a coexistir pacificamente con los villanos.

Esos acomodos despojan de sentido la vida honesta. Los arreglos le dan
al malandraje la oportunidad de fortalecerse y dejan insatisfecha la
necesidad de retribución que debe existir en una sociedad justa. Los
acomodos tienden a prostituír al buen ciudadano.

Los ejemplos mencionados por Petkoff solo nos dicen que hubo arreglos
pero no que ellos fueran buenos. El arreglo que permitió a Humberto
Ortega Saavedra permanecer en el Ministerio de la Defensa de Nicaragua
fue catalizado por Jimmy Carter, ese insigne celestino de la política
latinoamericana y fue repudiado por ocho de los catorce partidos
políticos de la Unidad Opositora de Nicaragua. Ese infeliz arreglo le
permiió a Ortega, un comunista duro y acusado de socio del
narcotraficante Pablo Escobar, hacer una inmensa fortuna durante el
período de transición llamado La Piñata.

Este no puede ser un buen ejemplo para una Venezuela post-chavista.
Sería como dejar a Rafaél Ramírez en la presidencia de PDVSA, a Jorge
Giordani en el Ministerio de la Planificación o a Luisa Estella Morales
a cargo del tribunal Supremo de Justicia. En el caso de Pinochet, su
permanencia al frente del ejército después de su derrota electoral había
sido expresamente estipulada en la Constitución de 1980.

Sin embargo, ello no impidió que los actos de torturas y muertes de
chilenos durante el período de la dictadura comenzaran a ser
investigados de inmediato por el nuevo gobierno. Hubo enjuiciamientos y
los responsables más notorios fueron enviados a prisión. La permanencia
de Pinochet en el ejército fue rechazada por importantes sectores del
nuevo gobierno y contribuyó a mantener un apreciable grado de
efervescencia política en el país.

Continúa diciendo Petkoff: Una transición producto de un proceso
democrático debe garantizar los derechos de sus opositores.
Afortunadamente, en la Mesa Democrática ninguno de sus integrantes está
pensando en el postchavismo en términos de venganza y retaliación, sino
en la necesidad de satisfacer una vasta aspiración nacional al cese de
la camorra permanente y al retorno de una relación civilizada entre los
factores políticos"Es preciso tener cuidado con esta manera de ver la
transición post-Chávez. No hay dudas de que deberá garantizarse el
derecho a la defensa de cada venezolano, algo que no hizo el chavismo.

Sin embargo esta garantía de derechos para todos los venezolanos debe ir
acompañada de una enérgica acción legal contra quienes asaltaron al país
por trece años, de manera inmisericorde y desconsiderada. No se trata de
venganza ni de retaliaciones.

Se trata de justicia y de retribución. Si no se hace justicia los
venezolanos amantes de la democracia y del estado de derecho pasaríamos
a ser cómplices del gigantesco crimen que se ha cometido contra la
Nación. Por otra parte, concuerdo con Petkoff en que sería imposible
enjuiciar a los miles de venezolanos quienes se montaron en el horrible
autobús de la corrupción y de la boliburguesía. Un pase masivo de
factura probablemente exacerbaría los odios y los resentimientos.

Tampoco podemos castigar a los millones de venezolanos quienes hicieron
largas colas para recibir las limosnas del sátrapa. A esa gente que por
ignorancia o necesidad se resignó a la satrapía hay que educarla, „dejar
de darle un pescado diario y enseñarlos a pescar". Pero si será
necesario actuar en contra de la pandilla, ese conocido y documentado
grupo de unos 200-300 venezolanos podridos hasta el tuétano: ladrones,
narcotraficantes, terroristas, adulantes, traidores, toda una fauna que
abandonó sus deberes con el país para entregarse en manos del sátrapa
por dinero y por cobardía. Quizá se escabulla uno que otro que merecería
ser enjuiciado o se acuse injustamente a quien no lo merecía, pero no es
posible hacer borrón y cuenta nueva.

Transición si. Transacción no. El crimen ha sido demasiado grande para
olvidar. No es posible tenderle una mano a los hampones quienes han
destruído al país. Ello sería admitir que el crimen si paga, una
admisión embrutecedora.

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/9718658.asp

No comments:

Post a Comment