Lucy Gómez
Martes, 27 de septiembre de 2011
Ojo, no estoy diciendo que no haya gente decente y que a lo mejor pueda
ser mayoría en alguna circunstancia en este país. Solamente, que para
muchos jóvenes, no hay sanción ni social ni legal por robar, por
quedarse con algo que no es de uno
Estaba pensando en estos días sobre la corrupción, un delito común en
Venezuela y como resulta ser una actividad tan natural, aceptada y
mimada aquí, como la más exaltada virtud ciudadana.
Hay varios casos, que recuerdo una y otra vez, y se los voy a contar,
para ver si están de acuerdo conmigo.
Uno es, el de muchachos y muchachas, sentados en el metro, que estaban
hablando de lo que harían si se encontraban un celular blackberry, o
una cartera con mucho dinero. Eran cinco, dos hombres y tres mujeres.
Tenían pinta de oficinistas, no eran malandros, ni mucho menos.
Todos, sin excepción, dijeron que se quedarían con la cartera y con el
celular. A ninguno se le ocurrió devolverlo a su dueño, si esa persona
llamaba. En todo caso, verían de cuanto era el rescate. Una de las
muchachas dijo y, obtuvo la aceptación de todo sus amigos." ¿Para qué
devolver nada si igual se lo va a llevar a su casa la persona del
metro a la que se lo vamos a devolver. Y si es un guardia, de una se lo
mete en el bolsillo". Todos rieron y siguieron hablando de otra cosa.
Todo el mundo lo hace, porqué yo no, podría titularse esa escena.
Ojo, no estoy diciendo que no haya gente decente y que a lo mejor pueda
ser mayoría en alguna circunstancia en este país. Solamente, que para
muchos jóvenes, no hay sanción ni social ni legal por robar, por
quedarse con algo que no es de uno.
Otra escena es en un aeropuerto del interior. Había significativos
retrasos en la línea aérea que nos llevaba de vuelta. Para irse, hubo
que acampar un día en el aeropuerto.
A pesar de que la mayoría de los viajeros había llegado hora y media
antes de la salida del vuelo, se habían agotado los pasajes. Alguien de
la cola de espera, vio como dos de los que lograron irse a última hora
les pasó dinero a los chequeadores de la lista de pasajeros. Yo pensé
que estaban pagando algún tax o un pasaje, pero, no.
Fue un tema de conversación constante , como ruido de fondo a lo largo
de las 12 horas que hubo que pasar en el terminal. La tarifa para que
le consigan montar en el avión es quinientos mil bolívares, aunque hay
quién da más, desesperado por terminar de irse para su casa.
El cuento es que si dejan a cuatro personas en cada vuelo, un
controlador mas el agente de Inac que debe estar presente en cada
cierre y testificar que se están revendiendo los pasajes, porque no se
presentaron los dueños originales, pueden obtener dos millones de bolívares.
Es día desfilaron familias completas, solitarios molestísimos, un
grupo que acababa de salir de un accidente de tránsito, todos vendados y
necesitaban llegar de urgencia a Caracas. Nada, los hicieron dar
vueltas por todo el aeropuerto y pasar horas, sin rumbo aparente,
vagando por ahí.
¿Sólo un par de empleados torcidos? Parece que no, si los sueldos no
son muy buenos, las promesas sí. Les prometen que el sueldo es alto,
pero las posibilidades de hacer extras era grande.
Sencillamente, una corrupción estimulada por algunas empresas aéreas y
consentida por varias autoridades aeroportuarias. Si yo me enteré del
problema con lujo de detalles, ejemplos y personajes en menos de 12
horas, me imagino que los jefes de los terminales, estará más que al
cabo del problema, que hace tan detestables los destinos venezolanos.
Todavía me acuerdo del caso de los ferrys, cuando sobrevendieron
pasajes y vararon en Puerto la Cruz a cientos de personas. Mientras en
otros países es normal que si te dejan en tierra te paguen el boleto y
la noche de hotel en un buen hotel, en Venezuela hay que acordar una
sanción legal, solamente para obligar a dar compensaciones decentes.
Otra conversación reveladora, esta vez de la negociación que alguna
gente espera emprender en los partidos, en la campaña electoral , me la
dieron dos muchachas rojas rojitas que hablaban animadamente sobre el
comienzo de la campaña.
"Ayy, yo estaba pendiente de que por fin empezara la campaña. Porque
imagínate: eso es perfecto. Encada mitin yo me gano un realero llevando
y trayendo patrulleros, luego el contrato de las franelas, los
carteles, la samba y el reggaetón. Tú sabes. Uno siempre se queda con
pedacito del presupuesto, porque todo me sale baratísimo. Pero si se lo
dan a uno, es porque lo quieren ayudar , no? Si tú me ayudas es para las
dos., Y eso es ya. Comenzamos este sábado.
Otro recuerdo , de una clase de idiomas, donde había que hacer una tarea
siguiendo determinados pasos, no importa que uno lo supiera hacer sin
esa fórmula, había que seguir el orden. Uno de los jóvenes, hizo la
tarea y parecía que la había hecho bien. La profesora le preguntó si
había seguido los pasos y él le respondió que sí, aunque no era cierto.
Y cuál fue el comentario del chamo??
"No seguí orden nada .Es igual que cuando acompaño a mi tío para pasar
cosas en los aeropuertos, siempre de Miami o de Panamá para acá. Lo que
hacemos es abrir las bolsas de ropa o juguetes o lo que sea y
repartirlo por toda la maleta, abiertos. Y bueno, se les pasa algo a
los guardias.,
"Yo aprendí que eso de hacerlas cosas correctamente – decía sonriente el
muchachito- no lo ayuda aúno. Ahí está mi tío, es millonario., Y yo voy
a ser como él".
El dinero mal habido, los regalos mal ganados, las consideraciones que
uno no se merece, son las fuentes más terribles de pobreza, de
desigualdad y de malos tratos, de educación defectuosa y mala
formación. Tratar mal al turista o traer bienes de fuera para vender y
no pagar por ellos, empobrece a la industria. Como decía un familiar. No
hables de corrupción. Esos son simplemente ladrones. Si, tenía razón, en
este país se alienta robar, no se sanciona a los que se apropian del
trabajo de los demás y después lo consideran una gracia o un ejemplo de
viveza. ¡Que hacer? Increparlos públicamente? ¿Denunciarlos? ¿Voltear la
cabeza a un cuando te afecte directamente?. Les voy a contar por
experiencia lo que yo he visto. La mayoría voltea la cabeza y cierra los
ojos . A espaldas hablan horrores, pero en general, no se hace nada o
muy poco, lo cual refuerza a los infractores.
Después hablamos mal de los políticos, de los funcionarios, de los
vecinos, de lo corruptos que son los ministros, pero el origen de ese
mal, está cerquita. En nosotros mismos
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