Sunday, September 25, 2011

Miseria y prosperidad

Miseria y prosperidad
Los marxistas se quedaron enquistados en la visión pesimista del destino
humano
DOMINGO FONTIVEROS | EL UNIVERSAL
domingo 25 de septiembre de 2011 12:00 AM

Con frecuencia se olvida que la pobreza era la condición normal del ser
humano, de la que era inconcebible pretender zafarse. Que el género
quiera y pueda hoy aspirar a estatus de vida superior a la mera
subsistencia es un logro extraordinario de la evolución social de los
últimos 200 años. Hasta entonces, las mayorías sufrían esa condena,
condicionadas por la escasez y las falsas creencias.

Por fortuna, la ciencia comenzó a cambiar el panorama sombrío que se
tenía sobre el futuro terrenal. También a reemplazar al pensamiento
tradicional sobre el origen de la autoridad, que contribuyó a la
adopción de formas democráticas. Fue el componente "sine qua non" de la
revolución en la productividad del esfuerzo humano, con la que comenzó a
declinar la escasez crónica.

Las iniciativas de los pioneros en estos terrenos no se limitaron a la
ciencia y la política. En lo económico, desarrollaron lo que usualmente
se llama capitalismo. En forma muy resumida, puede afirmarse que
ciencia, democracia y capitalismo han sido los dinamos que movieron al
mundo hacia cambios sin precedentes en relativo corto tiempo.

Y es que el esfuerzo individual, la inversión, la educación no pueden
tener efectos generales sobre el nivel de vida de los pueblos, si no se
realizan a nivel masivo, en un ambiente que multiplique y agregue valor
al trabajo, y distribuya ese valor en forma compatible con un
sentimiento mayoritario de justicia. Sin capitalismo, quedaríamos
atrapados en una simple reproducción de subsistencia como decían los
economistas clásicos. Sin democracia, las ganancias por encima de la
subsistencia servirían para enriquecer a pocos con beneficios para otros
cuantos y poco para el resto.

Los marxistas se quedaron enquistados en la visión pesimista del destino
humano que heredó Marx de Smith y Ricardo, para quienes no había otro
final que el estado estacionario con salarios de subsistencia. Pero la
teoría no se agotó en los clásicos. Siguió un curso ascendente con
Stuart Mill, la revolucionaria aplicación del cálculo diferencial, de
Menger, Jevons y Walras, la nueva síntesis de Marshall, la primera
versión moderna del crecimiento con Schumpeter, la revolución
keynesiana, la actualización de la teoría monetaria, del comercio
internacional, y muchos campos más. Solow, Mead, Balasa, Hicks,
Prebisch, Friedman, Hayek, Romer, North, son apenas unos nombres
adicionales, incluyendo a Veblen, Galbraith, Tinbergen, Hirschman, Sen,
entre otros. El marxismo, por el contrario, se quedó girando sobre un
mismo tema.

En el socialismo real, los planificadores quisieron reemplazar al
mercado con burócratas adiestrados para procesar información y ejecutar
líneas políticas. Los cortocircuitos entre técnicos y políticos se
multiplicaron hasta llevar a la implosión. En China, el camino fue
rectificado hace 30 años, y ahora es mucho menos socialista y bastante
más capitalista, y más dispuesta a rectificar las fallas sin tener que
acumularlas hasta la ruina, como hicieron los comunistas.

En China, para decirlo en forma casual, aprendieron economía. No
siguiendo al marxismo, sino al pensamiento occidental. No debe ser
exagerado especular que en ese país llegaron a la conclusión central de
que la pobreza no tiene causas. Lo que tiene causas es la prosperidad.

dfontiveros@cantv.net

http://www.eluniversal.com/2011/09/25/miseria-y-prosperidad.shtml

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