¿País de oportunistas?
ALEXANDER CAMBERO | EL UNIVERSAL
miércoles 9 de octubre de 2013 12:00 AM
El régimen perverso ha transformado nuestros principios en podredumbre.
Sus enseñanzas no son la resultante del buen ejemplo ciudadano. En estos
años ser bandido recibe el aplauso silencioso de millones, que creen que
violentar las leyes no es algo tan malo después de todo. Vivimos en una
permanente trampa. Ante el mal ejemplo y la espectacular crisis generada
por los revolucionarios, cualquier negocio que redunde en beneficio
particular es bienvenido, no importa si el mismo es un ilícito que
lesiona al país y sus instituciones. Así vemos cómo miles de
venezolanos viajan a países cercanos a vender sus cupos de dólares en
sitios en donde los traficantes hacen su agosto. Muchas veces ni
siquiera toman el avión sino que algún inescrupuloso les compra su cuota
anual simulando un supuesto itinerario que le concede algunos reales al
vendedor y muchas ventajas al comprador. ¿Es responsable el venezolano
de esto? La respuesta es clara: por supuesto que no. El ciudadano común
percibe que teniendo una administración que ampara al deshonesto, ellos
tienen el mismo derecho a buscar algún beneficio así sea de manera no
muy correcta. Asimismo, el Gobierno al tener secuestrado al dólar,
invita a que todo aquel que trabaja con ellos, a valerse de cualquier
artificio para poder obtenerlos. Se ha desarrollado un dólar paralelo
gigantesco que está construyendo un mundo de fechorías y trapisondas de
proporciones incalculables. No existe un freno que pueda limitar tanto
desagüe financiero. Mientras tanto el régimen maneja su política
monetaria a discrecionalidad, le sirve para chantajear y arrinconar
adversarios ideológicos. Ellos obtienen el dólar oficial con suma
facilidad reservándolo para sus amigos revolucionarios, financien
locuras con el desparpajo propio de la prepotencia que les da gozar del
poder omnímodo. Los demás tienen que padecen todo un tortuoso viacrucis
en donde las alcabalas de la miseria humana aguardan para dar el
zarpazo. La administración pervertida se maneja en los dos frentes en
donde obtiene jugosas ganancias. Sabe que colocando al dólar en las
subastas o enviándolo a patinar en el mercado libre podrá alimentar la
telaraña que lo sostiene. Es una jugada maestra de aquel que tiene
envenenada la sangre y busca contaminarlos a todos. Juegan con la
necesidad y abre las compuertas de todo aquel, grande o pequeño, que
ambiciona obtener un beneficio por muy relativo que éste sea.
El futuro no puede descansar en brazos de la inmoralidad. Un país lo
construye la oportunidad sana y no el oportunismo miserable que raya en
la obscenidad. La prosperidad de una republica se encuentra en el
trabajo fecundo. En la acción articulada de un Estado que sirva de
soporte para que todos sus actores de manera mancomunada impulsen al
desarrollo con esfuerzo y gran tenacidad. Cuando ocurre lo contrario
padecemos la degradación moral que sobrellevamos. Estamos enseñando a
las nuevas generaciones a creer que una pequeña trampa no le hace daño a
nadie. No se percatan que con ello estamos sembrado una semilla maligna
en el corazón de nuestro futuro como nación. Venezuela requiere salir de
esta pesadilla, que utiliza a la corrupción como elemento fundamental
para perpetuarse en el poder. La revolución consiguió un elemento que
saben utilizar con la habilidad propia de aquellos que se deleitan con
el dinero podrido. Desgraciadamente con esto no arrastran por un tobogán
directo al infierno de la ruina moral y económica.
alexandercambero@hotmail.com
@alecambero
http://www.eluniversal.com/opinion/131009/pais-de-oportunistas
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