La economía no da al traste con la revolución
La oposición debe buscar formas de asociar la incompetencia económica a
problemas puntuales
MIGUEL ÁNGEL SANTOS | EL UNIVERSAL
miércoles 16 de octubre de 2013 12:00 AM
Tal y como lamenta Job: lo que tanto temíamos ha acaecido. Aunque parte
de nuestra propia maldición bíblica aún esté por consumar, ha llegado el
día en el que muchos de nuestros demonios han sido liberados. El lobo,
ese del que tanto ha venido advirtiendo la oposición y del que tanto se
ha reído el gobierno, apareció. La inflación de alimentos en los últimos
doce meses superó el 70%. La tasa de cambio oficial de devaluó en 32%,
pero es un secreto a voces que hay otras devaluaciones en proceso. La
tasa de cambio paralela se ha depreciado más de 300%. El gobierno se
encuentra sin fuentes de financiamiento, por lo que seguirá entrampado
en la incómoda elección entre recortar gasto o seguir imprimiendo
dinero. Ya para estas últimas semanas el crecimiento de la liquidez roza
el 65%. Aunque todos estamos de acuerdo en que el precio del dólar en el
mercado paralelo está por encima de cualquier lógica (supera inclusive a
la relación entre liquidez y reservas), que baje a raíz de las acciones
que el gobierno sigue amenazando con tomar es una posibilidad lejana.
Sobre esto tenemos amplia experiencia durante la segunda parte de la
cuarta, un período de extraordinaria incompetencia económica que de
alguna manera prodigiosa el chavismo ha conseguido superar.
¿Qué se viene de aquí en adelante? El gobierno no tiene otras fuentes de
financiamiento. Algo debe estar viendo la comunidad financiera
internacional en pleno para fijar el riesgo soberano de Venezuela en
1066 puntos básicos. Para hacernos una idea, eso significa que si
queremos emitir deuda en dólares debemos pagar 10,6 puntos porcentuales
más que un título similar del gobierno de Estados Unidos (que tampoco es
muy buen crédito por estos días). Más claro aún: las compañías
petroleras de Nigeria, uno de los países más corruptos del mundo,
consiguen financiamiento al 6%. Nosotros al doble. Con los mercados
financieros internacionales cerrados, la producción petrolera mermando,
y los precios estacionados alrededor de cien, tenemos muy pocas
opciones. Una de ellas es salir en desespero a buscar socios petroleros,
pero aún los chinos, que no tienen un pelo de tontos y han asegurado
condiciones de usura en sus tratos con Venezuela, lucen un tanto cansados.
La economía ha generado ya algunos de los ajustes requeridos; otros
están por venir. Lo más triste de todo es que el ajuste de la tasa de
cambio y el salto de la inflación no son la consecuencia de la
implementación de correctivos; sino por el contrario, de llevar el
populismo hasta sus últimos límites. Eso quiere decir que, más que
consecuencias puntuales de un proceso de ajuste, son tendencias que
están aquí para quedarse. Aún están pendientes los ajuste de consumo y
producción. Para hacernos una idea: durante el primer semestre la
producción por habitante cayó 0,1%, pero el consumo privado por persona
creció 2,6%. ¿Cómo es esto posible? ¿Importaciones? Vayamos a la balanza
de pagos. Durante el primer semestre las exportaciones petroleras
cayeron 10% y las importaciones petroleras cayeron 2%. ¿Cómo es posible
aumentar el consumo, si cae la producción y las importaciones? Por
reducción de inventarios. Según nuestras cuentas nacionales, los
inventarios en volumen cayeron durante el primer semestre más de 14%.
¿Para cuánto tiempo más puede haber existencias, dada la caída en
importaciones no petroleras y la ausencia de producción?
El gobierno se metió en una calle ciega. Como buena calle ciega, durante
un tiempo iba feliz porque rodó sin tráfico. En eso se han pasado la
mayor parte de los últimos seis años. No había nadie allí, porque no
llevaba a ninguna parte. De esta situación han salido muchos países de
América Latina, de eso no cabe duda, pero esa salida exige unos niveles
de conocimiento, eficiencia, ejecución y capacidad de generar confianza
que van más allá de la chapuza chavista.
Contrariamente a lo que muchos creen, la economía no dará al traste con
la revolución. No es tan simple. La oposición debe buscar formas de
asociar esa incompetencia económica a problemas puntuales, de
decodificar las abstracciones conceptuales de las que nosotros hemos
venido hablando y advirtiendo; inflación, producción, empleo, consumo
privado; en un lenguaje que le haga verdadero sentido a la gente.
Debemos trabajar juntos para elevar el costo político de la catástrofe
económica que estamos atravesando. Y en ese proceso, entre el argumento
inútil de la eficiencia económica y el paraíso populista imposible,
articular un mensaje verdaderamente auténtico. Una narrativa que apele a
los valores comunes de los venezolanos. Ese es el reto de estos tiempos.
@miguelsantos12
http://www.eluniversal.com/opinion/131016/la-economia-no-da-al-traste-con-la-revolucion
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