Wednesday, May 15, 2013

Quiénes son los fascistas en Venezuela?

¿Quiénes son los fascistas en Venezuela?
Roberto Álvarez Quiñones | Los Ángeles | 15 Mayo 2013 - 10:28 am.

Se ha convertido en recurso socorrido del chavismo acusar de fascista a
cualquier opositor.

Se ha convertido en algo cotidiano y de muy buen gusto en las filas del
chavismo acusar de fascista a cualquier opositor que ose criticar al
gobierno autoritario de Caracas. Se trata de la vieja táctica de
descalificar al adversario político, no importa lo que diga,una práctica
"revolucionaria" que Fidel Castro introdujo en Latinoamérica pero cuya
patente es de Karl Marx, quien la estrenó a mediados del siglo XIX
cuando hizo comentarios racistas e insultó a Ferdinand Lassalle (tenía
sangre judía y negra), porque él y la socialdemocracia alemana fundada
por él (Lassalle) propugnaban la toma del poder político por la vía
democrática de las urnas y no mediante una revolución violenta.

Después, en el congreso socialista de 1875 en Gotha, Marx calificó de
"parlamentaristas idiotas" a los socialdemócratas partidarios del
sufragio universal. Muchos de sus artículos los escribió "contra"
alguien y ridiculizó a fieles amigos. Arremetió contra el "dictador
burgués" Simón Bolívar, a quien calificó de cobarde, desleal e inepto. Y
de haber vivido más (Marx murió en 1883) habría insultado a José Martí
porque el prócer cubano consideraba a la ideología socialista como
"lecturas extranjerizas" que producen el espanto de "echar a los hombre
sobre los hombres".

Lenin calificaba de "renegado" al checo Karl Kautsky (uno de los más
importantes teóricos marxistas) porque era partidario de la vía
electoral para llegar al socialismo. Y Fidel Castro convirtió el insulto
grosero en política de Estado cuando en la Asamblea General de la ONU,
en 1960, calificó de "burro" a Richard Nixon, vicepresidente de Estados
Unidos, y "millonario analfabeto e ignorante" a John F. Kennedy,
candidato demócrata a la presidencia.

También Castro llamaba "gusanos", "vendepatrias" y traidores a quienes
en la Isla no pensaban como él. Y se cansó de llamar fascista al
gobierno de Washington, costumbre que copió su alumno Hugo Chávez.

¿Saben los líderes chavistas qué es el fascismo? No lo parece. Porque a
decir verdad socialismo (léase comunismo) y fascismo son el mismo perro
con diferente collar: de derecha o de izquierda. Se parecen como dos
gotas de agua.

Por algo los académicos soviéticos y de las demás naciones comunistas
nunca realizaron un análisis comparativo para explicar por qué si el
fascismo y el socialismo colocan el colectivismo por encima de lo
individual, el Estado monopoliza todas las actividades de la sociedad,
rechazan por igual la competencia capitalista, la libertad de prensa,
propugnan la formación de un "hombre nuevo" y tienen un régimen de
partido único, deben ser considerados como cosas diferentes.

Tampoco hoy ningún marxista quiere hacer la comparación, y mucho menos
los funcionarios "bolivarianos", desprovistos de acervo teórico para
diferenciar un demócrata de un fascista. Pero ya en los años 20 del
siglo pasado el sociólogo italiano Luigi Sturzo consideró que el
fascismo era "comunismo negro" (por las milicias de camisas negras de
Mussolini) y el comunismo "fascismo rojo". En los años 40, Alfred Hayek,
Hanna Arendt y Zbigniew Brzezinski, demostraron la simetría ideológica,
política e institucional de dichos sistemas.

Desprecio por el individuo

En la teoría fascista y en la marxista no hay sitio para el individuo.
Este es suplantado por la entelequia abstracta de "las masas" y "el
pueblo". El fascismo rechaza la "democracia burguesa", el libre mercado,
solo se permite el partido fascista. Se crean milicias y cuerpos
paramilitares de fanáticos para hostigar o dar palizas a los opositores
políticos, y se exige total obediencia de la población, que es
adoctrinada para forjar el "hombre superior", futuro protagonista de la
sociedad perfecta.

Los regímenes fascistas y comunistas asumen el control total de los
medios de comunicación y crean una colosal gran maquinaria de propaganda
que machaca con la superioridad del fascismo o el socialismo, y exalta
al líder supremo, que concentra todos los poderes del país cual
emperador romano.

A propósito de Roma, al finalizar la Primera Guerra Mundial, aunque
Italia fue uno de los aliados vencedores no recibió mucho crédito por
ello. Benito Mussolini exacerbó ese resentimiento italiano e impulsó un
nacionalismo revanchista que canalizó en 1919 al crear los "Fasci
Italiani di Combattimento", grupos armados que en 1920 pasaron a ser el
Partido Nacional Fascista de Italia. Mussolini soñaba con un
renacimiento del Imperio Romano y se inspiraba en los antiguos césares.
Por eso levantaba su brazo derecho para saludar, como en la Roma
imperial. Hitler luego haría lo mismo.

O sea, fascismo y socialismo poseen características muy similares. Se
afincan en la manipulación ideológica y la represión física y
psicológica. Siembran en la población el odio a un enemigo imaginario
interno y externo para exacerbar el nacionalismo o alentar la "unidad
revolucionaria" contra el imperialismo y reprimir a sus "agentes
internos". Se identifica al líder supremo con la nación (Hitler, Stalin,
Mao, Castro).

El fascismo no suprime la propiedad privada, pero las industrias son
obligadas a producir lo que el Gobierno les ordena y quedan ensambladas
al Estado. Los pequeños y medianos negocios se mantienen independientes,
pero son sometidos a las directrices fascistas.

El Estado nazi intervino en todos los niveles de la actividad económica.
Regulaba precios salarios, dividendos e inversiones y limitaba la
competencia. En 1936 creó la Oficina del Comisario para la Formación de
Precios para garantizar ''precios económicamente justos'', lo que
eliminó el mecanismo regulador del mercado (la "mano invisible" de Smith).

"Papá Estado", fascista o comunista, controla la vida del individuo y lo
libera de su "miedo a la libertad", al decir del filósofo alemán Erich
Fromm.

'Nada contra el Estado'

Mussolini resumía la filosofía fascista con una frase: "Todo en el
Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado".

En junio de 1961, en una reunión con los intelectuales cubanos en la
Biblioteca Nacional, Castro repitió esa misma frase para trazar la
política cultural: "Dentro de la revolución (léase Estado) todo, contra
la revolución, nada, ningún derecho". ¿Casualidad? No, el comandante en
su juventud fue un admirador de Mussolini, según ha contado uno de sus
profesores en el Colegio Belén, el sacerdote jesuita Armando Llorente.

En fin, luego de examinar la similitud del fascismo con el socialismo y
su hijo putativo castrista, paradigma del chavismo, resulta ridículo que
un dirigente del gobierno venezolano llame fascista a Henrique Capriles,
o a cualquier opositor. Nada menos parecido a un fascista que un
demócrata liberal.

En todo caso es la "revolución bolivariana" la que sí se aproxima a la
intolerancia, represión, exclusión y estatismo fascistas. Sus líderes
encajan mejor que los demócratas opositores en la definición de fascista.

No es un secreto que la táctica y la estrategia política del gobierno de
Caracas se traza en La Habana, cuyo régimen "fascista rojo" —según
Sturzo— es venerado por los líderes chavistas. Y dada la incapacidad
intelectual, inexperiencia e ineptitud de Maduro, este será cada vez más
dirigido por los hermanos Castro para construir el "Socialismo del siglo
XXI".

En síntesis, el núcleo duro del chavismo parece dispuesto a instalar en
Venezuela una dictadura de nuevo tipo, con la existencia formal de
instituciones democráticas pero sometidas y maniatadas por el Gobierno,
con la bendición de la OEA y la triste complacencia de los gobernantes
populistas que hoy predominan en la región.

http://www.diariodecuba.com/internacional/1368555367_3252.html

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