Sunday, May 26, 2013

Golpe cubano en Caracas

Golpe cubano en Caracas
Bertrand de la Grange | Madrid | 26 Mayo 2013 - 10:20 am.

Por primera vez, los chavistas están a la defensiva. Ahora solo pueden
contar con las triquiñuelas de los hermanos Castro para ganar tiempo.

La filtración, el pasado lunes, de una conversación entre un oficial
cubano de inteligencia y un miembro destacado del régimen bolivariano,
ha desencadenado una verdadera conmoción dentro de las filas
revolucionarias en Venezuela. La grabación destapa con pelos y señales
una feroz lucha por el poder entre los herederos de Hugo Chávez,
fallecido el 5 de marzo. Y se vislumbra la mano de La Habana detrás de
la difusión del audio.

La plática fue grabada en un despacho por Mario Silva, el presentador
más influyente de la televisión estatal. Durante cincuenta minutos,
Silva rinde un informe detallado a un interlocutor que ha sido
identificado como el teniente coronel Aramis Palacios. Podría ser un
nombre falso, como ocurre en esos ambientes, pero nadie duda de su
pertenencia al G2 cubano.

¿De qué hablan? O más bien, ¿qué cuenta el venezolano?, porque el cubano
casi no abre la boca. Con ese tono pendenciero que lo hizo famoso en La
Hojilla, el programa preferido de Chávez, Silva asegura que "hay una
conspiración en proceso" contra el presidente Nicolás Maduro. No acusa a
la oposición ni a Estados Unidos, como suelen hacer los chavistas. De
hecho, responsabiliza sin tapujos al presidente del Parlamento y hombre
fuerte del régimen, Diosdado Cabello, un exmilitar muy vinculado al
Ejército y al sector empresarial que se ha enriquecido con la revolución
bolivariana.

Silva acusa al "grupo de Diosdado y compañía" de dirigir una maquinaria
corrupta que controla varias instituciones financieras del Estado y
algunos cuerpos de seguridad como la policía política. Sospecha, además,
que ese grupo quiere apoderarse de la gigantesca petrolera pública,
principal fuente de divisas del Gobierno venezolano. "Si Diosdado toma
PDVSA nos terminamos de joder", le dice al cubano, cuyos jefes deben de
compartir la misma preocupación, ya que La Habana depende de las
generosas entregas de petróleo venezolano.

La cercanía de Silva con el régimen cubano es obvia, dado que alardea de
sus conversaciones con "mi Comandante Fidel" y recuerda que tuvo, el día
anterior, otra "reunión de inteligencia, con dos camaradas cubanos". Por
eso la advertencia de que Diosdado Cabello representa un peligro para la
continuidad de la "hermandad" entre los dos países, esa Cubazuela o
Venecuba promovida por Chávez y Maduro.

Y por eso también la sospecha de que la filtración haya sido obra de
Cuba, si bien fue la oposición antichavista la que entregó la grabación
a la prensa. Era la vía más adecuada si el objetivo era la
neutralización política del presidente del Parlamento. La primera
víctima, es cierto, parece haber sido el propio Mario Silva, que anunció
la suspensión de su programa de televisión por "un problema de salud" y
se despidió con un "Patria socialista o muerte. Venceremos", no sin
decir antes que todo había sido un montaje del Mossad israelí junto con
la CIA estadounidense.

Tampoco sale bien parado el presidente Maduro, que aparece como un
hombre indeciso y supersticioso. El heredero de Chávez, designado a
petición de La Habana, ha fracasado en su intento de legitimarse por la
vía electoral. Su victoria por la mínima —con un 1,5% de ventaja— ha
sido impugnada por la oposición, que ha presentado una larga lista de
irregularidades. Cuestionado dentro de su propio partido y enfrentado a
una situación económica crítica, Maduro depende más que nunca del
aparato de inteligencia cubano para gobernar.

La izquierda venezolana está desconcertada ante esos acontecimientos,
como le refleja el intenso debate en Aporrea, el sitio web del
"socialismo del siglo XXI". A los militantes les cuesta aceptar que la
grabación es genuina (según los expertos, lo es). Algunos están
convencidos de que se trata de "una operación psicológica muy bien
montada y diseñada por los asesores extranjeros de la derecha, en el
marco del proceso desestabilizador contra Venezuela".

Otros, muy pocos, sugieren hacer frente a la realidad. Es el caso de
Roland Denis, un exviceministro de Planificación y Desarrollo, que no
tiene pelos en la lengua: "Las declaraciones de Mario Silva son un
acontecimiento límite dentro de esta historia porque retratan, sea cual
sea el grado de verdad que contengan, una imagen a la perfección de un
acumulado de hechos que son la razón suficiente para destrozar este
proceso".

Por primera vez, los chavistas están a la defensiva. Con la muerte del
caudillo, han perdido al gran comunicador que ganaba todas las batallas
mediáticas. A partir de ahora, solo pueden contar con las triquiñuelas
de los hermanos Castro para ganar tiempo.

http://www.diariodecuba.com/internacional/1369510858_3433.html

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