Tuesday, May 28, 2013

Las amistades peligrosas

Las amistades peligrosas
Regina Coyula | La Habana | 28 Mayo 2013 - 10:21 am.

¿Hasta dónde llega la influencia de Cuba en la política venezolana? El
'hojillagate' lo revela.

Más que las series americanas de la televisión, el Hojillagate me tiene
en vilo en espera de nuevas revelaciones. No es que sorprendan a escala
macro, pero conocer algunos detalles revela la profundidad de la
influencia de Cuba en los entresijos de la política venezolana.

El camarada Mario Silva, en su rendición de cuentas, rememora una
conversación suya con Fidel Castro en la que este último no entendía
cómo Chávez no eliminaba las elecciones burguesas. Ya Castro había hecho
similar sugerencia a los sandinistas, y tuvo que tragar en seco cuando
sus pupilos nicas perdieron las elecciones frente a Violeta Chamorro.
Los dioscuros se vengaron de la derrota con una maniobra conocida como
"la piñata"; estuvieron alejados temporalmente del poder, pero de ahí en
adelante, fueron unos revolucionarios muchísimo más ricos.

No sorprende el consejo castrista de hacerse con el poder y acomodar las
instituciones para quedarse en él. Nuestro referente de elecciones no
burguesas nos remite al desaparecido campo socialista; similar modelo,
con sabor caribeño y latinoamericanista, fue el aplicado en Cuba.

Nos queda además el sistema electoral del nuevo modo de producción
asiático en China y Viet Nam y en esa cosa llamada Corea del Norte, que
por lo poco que se sabe de allí, ni siquiera produce. Son elecciones en
las que el ciudadano nunca vota por su presidente, una estructura en la
que el "poder del pueblo" se homeopatiza hasta hacer de los elegidos
seres distantes sin nexos con la masa.

Ese desdén está presente en el camarada Mario Silva, preocupado porque
el pueblo le pueda malograr su revolución. El camarada no es original,
es lugar común en los sistemas totalitarios (o aspirantes a) que los
líderes siempre hablen en nombre del pueblo; mediante dicho
procedimiento logran convencer a un grupo más o menos numeroso de que
hablan así porque interpretan y sienten en lo más profundo el
pensamiento popular.

El director de La Hojilla desestima la oportunidad que esas elecciones
"burguesas" ha dado a la izquierda latinoamericana de llegar al poder, y
que ha permitido en los cónclaves internacionales un bloque numeroso a
la hora de votar en beneficio de los disidentes (Cuba, Venezuela).

Y mientras el camarada Mario Silva contacta con el oficial que lo
atiende, el respetado Instituto Republicano Internacional (IRI) recoge
en una encuesta opiniones dentro de Cuba que revelan que los ciudadanos
nacidos y criados en el sistema electoral del voto indirecto, los mismos
ciudadanos con miedo de expresar sus opiniones, votan mayoritariamente
por el deseo de votar —valga la redundancia— por el cargo de presidente.

Yo pienso diferente al camarada Mario Silva y a Fidel Castro. Mucho de
lo que conocemos como civilización tiene que ver con la sociedad
burguesa y con valores que nos han traído hasta aquí. Lo que signifique
ruptura con esa herencia, está sometido a prueba-error, y en este caso,
la elección no burguesa no solo no ha podido demostrar supremacía sobre
su antecesora, sino que lejos de perfeccionarla (que perfectible es) ha
permitido gobernantes fallidos y antidemocráticos por períodos propios
de una monarquía.

Y como mi pensamiento marcha en otra dirección y estoy convencida de que
el camino tiene que ser con democracia, creo que el ciudadano, el pueblo
trabajador, la masa, la plebe, como quieran llamarla, esa que no sabe y
se equivoca, tiene que ser quien ponga a temblar a cualquier político
con la última palabra en las urnas.

http://www.diariodecuba.com/internacional/1369729302_3463.html

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